La dura batalla contra el crimen

Esas son acciones que sin duda contribuyen a combatir los embates del crimen, ya que resulta relevante no solo el número de los capturados, sino que delata el perfil de algunos de sus integrantes, como es el caso del salvadoreño Henry Josué Socoy Pop, quien presenta un registro criminal alarmante, que incluso trasciende nuestras fronteras, como es el hecho de que sobre él exista una orden de captura internacional por la muerte de un agente de la Policía Nacional Civil de El Salvador y de dos policías federales de México.

La criminalidad sigue siendo una de las mayores preocupaciones de los guatemaltecos, que encima encaran con mayor frecuencia el acoso de bandas integradas por delincuentes de diversas nacionalidades, como puede verse entre los capturados, ya que además del salvadoreño fueron detenidos varios nicaragüenses, algo que tampoco es una novedad, pues delincuentes de esos países han sido capturados en otras ocasiones, lo que constituye algún tipo de indicador para que la inteligencia de las fuerzas de seguridad tome nota.

Los esfuerzos sin duda han sido arduos, pero este ha sido el año en el que las fuerzas de seguridad más han golpeado a los grupos delincuenciales, como lo evidencia el hecho de que con las más recientes capturas suman 86 las bandas que han sido desarticuladas durante el 2012, pues hasta mediados de ese mes las fuerzas de tarea del Ministerio de Gobernación habían desarticulado 85 de esas agrupaciones, entre el 16 de enero y el 16 diciembre del presente año, con lo que se logra todo un récord en combatir a esas asociaciones delictivas.

Lo cierto es que esas son acciones necesarias y que deben continuar entre las prioridades de la cartera de seguridad, porque esos grupos se caracterizan porque sus hechos criminales están cargados de sañuda violencia, como puede constatarse en el caso de la banda Solo Raperos —que está catalogada como una de las más violentas, ya que se le atribuyen 18 asesinatos—, cuyo centro de operaciones ha sido la zona 18 y parte del departamento de Suchitepéquez. Una dramática variante ejercían los integrantes de la banda Los 23, cuya macabra especialidad era matar a mujeres.

Los retos son grandes para combatir la ola de criminalidad, y a veces también pueden ser trágicos, como se acaba de comprobar con el brutal ataque contra una fiscal en Huehuetenango, donde junto a ella murieron otras seis personas y se sospecha de la infiltración de los aparatos de seguridad del Estado para que se haya podido cometer tan repudiable crimen con tanta precisión y desalmada violencia, todo un mensaje para quienes encabezan la tarea de garantizar la seguridad en el país y que también deben ver hacia adentro.

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