EDITORIAL

Multiplicar inteligencias

El desarrollo de las habilidades matemáticas sigue siendo una de las llantas pinchadas de la educación pública y privada en Guatemala, y se utiliza esa imagen porque buena parte de este atraso está enraizado en un círculo vicioso de incapacidades, mitos y miedos hacia la comprensión y la enseñanza de esta materia. Es urgente abordar dichas distorsiones, sobre todo en los docentes y los estudiantes de Magisterio, para dejar de restarle futuro a la niñez. Tan sintomático es el descuido que a estas fechas todavía el Ministerio de Educación no revela los resultados de la evaluación de habilidades matemáticas y lectoras de los estudiantes de diversificado.

Varios estudios acerca de los “temores” hacia las ciencias numéricas revelan creencias erradas que desincentivan los intentos. La más difundida y dañina es que “solo personas con cierta aptitud innata pueden dominar la matemática”. También pesan mucho ideas de que es una materia difícil que exige memorizar todo o que solo existe una vía para resolver una operación.

Como primer punto, debe quedar claro que las matemáticas no son una ciencia extraña o apta solo para unos privilegiados. Son un conjunto de habilidades que se utilizan en la vida cotidiana: desde calcular en dónde sale más favorable comprar los víveres del hogar hasta desarrollar la ruta más segura y energéticamente eficiente de construir una vivienda.

En una época digital, con múltiples dispositivos alrededor también puede crearse la impresión de que la matemática no es útil. Nada más erróneo: muchos desafíos cotidianos tienen que ver con cálculos y operaciones mentales, pero también hay posibilidades concretas de generar mejores ingresos económicos. Las aplicaciones específicas de esa materia van desde la robótica y la programación hasta la producción de alimentos, procesamiento de materias y manufacturas en las cuales se hace necesario conocer sobre medidas de capacidad, peso, longitud, potencia, resistencia de materiales, conductividad eléctrica y más. Tales conocimientos implican la posibilidad de lograr espacios de liderazgo laboral y, por ende, mayor remuneración.

Hoy se habla de inteligencias artificiales en desarrollo, pero aún sigue y seguirá sin existir recurso más valioso que el cultivo del intelecto humano, con todo y su reflexión del sentido trascendental, la misión personal de vida, sueños y objetivos, tanto personales como colectivos. Es cierto que no solo de matemática viven las personas, pues también hay necesidad de potenciar en los planteles educativos la comprensión lectora, desarrollar inteligencias espaciales, motrices, artísticas y sociales.

Matemáticas para todos es el lema de la Jornada Mundial de las Matemáticas que se conmemora cada 14 de marzo y que debería ser ocasión para erradicar mitos y renovar metodologías. Maestro que no domine y no pueda enseñar matemáticas debería ser sujeto de capacitación condicionada para seguir en el ejercicio del cargo, pues tal carencia se convierte en lastre para otras vidas y para el país. Así también existen maestros virtuosos y matemáticos eminentes que bien podrían ser convocados para fortalecer la metodología, sumar nuevas actitudes, restar temores y multiplicar al cubo el talento de niños y jóvenes.

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