CATALEJO

Efectos de la doble renuncia

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SUMAN MILES LAS PETIciones, o exigencias, de la renuncia del presidente Otto Pérez Molina y de la vicepresidenta Roxana Baldetti. Sería absurdo negar la magnitud de la crisis actual del gobierno, porque es unánime la actitud de quienes se han manifestado en las calles, por medio de las redes sociales y de las columnas de opinión. El tema ha llegado al campo internacional, y un ejemplo es la severidad de las preguntas hechas el lunes anterior por el periodista Fernando del Rincón, de CNN, al ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla. Nunca en la historia de Guatemala había sido tan clara la reacción popular de rechazo a los robos del dinero del Estado, en manifestaciones populares de alrededor de 20 mil personas en la Plaza de la Constitución, ajenas a acarreos y otras burdas acciones politiqueras preelectorales.

SEGÚN PERSONAS cercanas a los mencionados funcionarios, por razones de personalidad, de criterios castrenses y de una negación evidente de la realidad, el presidente Pérez Molina se niega a dimitir o a convencer a la vicepresidenta de hacerlo. Esto, aunque haya manifestaciones cívicas, clamor nacional o presiones internacionales indirectas o directas, entre las que se incluyen las de grupos indígenas como los cantones de Totonicapán, a lo que se suma que se esté desgranando la mazorca de diputados patriotistas. No hay intención alguna de comprender la dimensión de los llamamientos, capaces de romper la tradicional dejadez y desinterés, además de cierta cobardía de los guatemaltecos para expresar de manera abierta su lucha en contra de la ahora impune corrupción.

SIENDO UNA CRISIS POlítica, su solución también debe serlo. Debe existir, por decirlo así, capacidad de ver las hojas, las ramas, los árboles y el bosque, no solo uno de estos. Cuando se busca en la historia, ya hubo un caso de abandono de la presidencia y de renuncia a la vicepresidencia, con Serrano y Espina, pero también tomó esa misma decisión Francisco Villagrán Kramer. En todos los casos, el Congreso eligió a los sustitutos. Y ese es el problema hoy en día: convertir al Congreso, verdadero ejemplo de chanchullos de toda calaña, de contubernios vergonzosos, etcétera, en el lugar de elección de nuevos presidente y vicepresidente, sería un absoluto desatino y un error histórico inmenso. Es imposible confiar en ese organismo del Estado.

RESULTA CONTUNDENTE la evidencia de la necesidad política de separar a la vicepresidenta Baldetti, cuyos errores y acciones ilegales, incorrectas y corruptas se cuentan por docenas. No es la solución del conflicto actual pero sí una condición indispensable, porque esas mismas razones políticas obligan a mantener al hoy tambaleante presidente para permitirle llegar al 14 de enero, cuando deba entregar el cargo. De esa manera el Congreso elegiría a alguien cuyo trabajo sea, precisamente, ayudar a mantener el naufragante barco, cuyo hundimiento podría abrir la caja de Pandora. Se necesita realizar un análisis de serena frialdad, aunque para una, algunas o muchas personas pueda significar un dolor personal muy profundo.

UN FACTOR COMPLICANte lo constituye la etapa electoral. El partido oficial se partió en pedazos, los contendientes ya están complicando todo aún más, mientras las manifestaciones populares pueden convertirse en un alud todavía mayor, a causa del poder de las redes sociales y de la inmediatez de la comunicación mundial. Debido a esto, creo, de seguro ya murió el plan del Triángulo Norte y desaparecieron los argumentos de Guatemala. Mientras, la Historia no se detiene. Su juicio, al cual no hay apelación, aún no se ha terminado. Y en las batallas, si el comandante está en peligro se le debe salvar, aunque ello signifique sacrificar a su segundo. Esta durísima realidad se debe encarar porque simplemente ya no hay alternativa.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.