SI ME PERMITE

El sentimiento de estreno debe conservar valor

|

“Trázate tal norma de vida que puedas seguirla lo mismo cuando estás solo que en compañía”.  Epícteto de Frigia

Cuando los niños están estrenando algo es imposible que en la expresión de su rostro no se haga evidente que están gozando. Nosotros los adultos también, de alguna manera, lo sabemos expresar, pero claro está que se hace con una medida más reservada.

Es determinante que cuando tenemos algo para estrenar ello tenga coherencia con las normas de vida que proyectamos y los valores que tenemos en nuestra vida. Es importante que los que nos rodean perciban qué valores tenemos en nuestra vida para que la continuidad de la vida también refleje madurez y mucho más que la simple emoción. Esto debe ser asunto de principios asimilados en nuestra vida.

Es frecuente en nosotros los adultos que cuando alguna vez usamos algo que nos ha sido regalado claro está que lo estamos estrenando también, pero eso es suficiente para nosotros y nunca más lo volvemos a lucir o usar. Lo único que esto puede comunicar es que muchas veces, por no querer disgustar u ofender a la persona que nos ha regalado algo, lo usamos, al menos una vez, pero por no ser algo que armoniza con nosotros no se vuelve a usar.

Por otra parte, algunos sentimos la necesidad y el empuje de autogratificarnos y por ello alimentamos el sentimiento del estreno para que de ese modo podamos sentirnos a gusto. Esto no tiene ningún inconveniente si contamos con los medios y la posibilidad de poderlo adquirir. Pero no es extraño que en más de una ocasión nos endeudemos para tener algo que estrenar, y por esa lamentable realidad es que estamos esclavizados y la innegable realidad de nuestros gustos nos pasa la factura que tenemos que enfrentar.

Prioritariamente debemos ser muy claros en nuestras adquisiciones cuando estas suplen una necesidad que tenemos y cuando es simplemente un gusto que no suple una necesidad prioritaria de nuestra vida. Por lo mismo, no es sinónimo el expresar que “nos gusta” a que “lo necesitamos”. Por lo mismo, cuando hacemos la lista de las cosas que debemos adquirir es bueno anotar las cosas que nos hacen falta, para poder cumplir nuestras obligaciones y también adquirir recursos con los cuales podemos mejorar el trabajo que estamos haciendo.

Empezando el año podemos observar de manera generalizada que estamos estrenando algo por ser el principio del año. Claro está que no es lo mismo que el niño esté estrenando un par de zapatos que le servirán para ir a la escuela a que simplemente un par de zapatos porque su mejor amigo también lo tiene. La funcionalidad por sí misma debe ser un modo de vida que es de productividad y no solamente de gustos. Si tenemos sed, debemos tomar lo que más fácilmente nos sacia la sed, y no estar insistiendo en la bebida de nuestra preferencia y gusto. Claro, si nos dan la oportunidad de escoger, podemos hacerlo, pero de lo contrario aceptamos lo que esté más a nuestro alcance para cubrir la necesidad.

Si en este año que estamos iniciando, con todos los desafíos que nos presenta, podemos entender la diferencia tan básica como el saber suplir nuestras necesidades, seguramente cuando finalice el año y podamos evaluar lo vivido podremos probar que hemos logrado las metas con madurez de carácter y hemos vivido con un perfil de más productividad también.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.

ARCHIVADO EN: