HAGAMOS LA DIFERENCIA

¿Fallaron las encuestas?

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Hillary Clinton sería la futura presidenta de los EE. UU. Las encuestas serias y tradicionales así lo pronosticaron hasta la entrada de la noche del 8 de septiembre. Al siguiente día se da la mayor sorpresa política en los últimos años. Las encuestas presentadas al público fallaron. Hecho que también había ocurrido con la consulta para los acuerdos de Paz en Colombia, en la que se dio un rechazo. Además, con el referéndum del Brexit (permanencia del Reino Unido en la Unión Europea), que la población rechazó la permanencia.

Los primeros análisis indican que existió un “votante vergonzoso” que no se atrevió a dar a conocer, cara a cara, su preferencia, no fueron sinceros, lo que quedó de manifiesto al observar cómo las encuestas que se realizaron online tuvieron un margen menor de error. Mientras la ventaja era superior al 5%, al realizarse por vía telefónica, en forma online, se reducía a 3%.

Lo que es cierto, es que hubo una campaña muy agresiva, en donde se manifestó gran polarización, que llevó a la participación de grupos no tradicionales que salieron masivamente a votar. Los blancos de áreas rurales, que suelen no participar en el proceso político estadounidense, salieron a votar, ellos acostumbran no expresar sus opiniones ante encuestadores y son parte del grupo considerado como “indeciso” a la hora de votar. Se manejó mucho el criterio de que la gente con formación cívica votaría por Clinton y ello limitó la expresión.

Es necesario comprender que los resultados de una muestra deben presentarse como un intervalo de confianza y no en forma puntual, como se acostumbra publicar. A la hora de diseñar el tamaño de la muestra se considera un margen de error que generalmente se estima entre 2.5% y 3%. Por lo que el límite superior de uno de los candidatos y el inferior del otro puede distanciarse entre 5% y 6%. Esto permite explicar cómo, estadísticamente, los resultados de estas elecciones cayeron dentro de ese intervalo de confianza.

Otro hecho importante a señalar es que la velocidad de la comunicación de la información ha cambiado. Donald Trump en su Twitter personal presentaba constantemente los resultados de las encuestas donde aparecía como ganador. La lección que nos queda de esto es que los métodos para recolectar los datos de la encuesta deben cambiar. Se necesita hacer un análisis profundo de la población que está encuestándose para determinar cuál es el medio preferente y las personas expresen su preferencia. Se pueden utilizar técnicas de respuestas aleatorias para que el encuestado no se eche la culpa ante una pregunta “vergonzosa” o “delicada” y ante todo debe recordarse que en toda inferencia estadística siempre existe error, que cuando las diferencias son tan pequeñas puede pesar.

La pregunta es ¿Cómo los expertos, los gurús, las empresas que viven de analizar los sucesos sociales y sus tendencias pudieron fallar tanto? La respuesta es que en el afán de causar sensacionalismo, se olvidaron que la Estadística no es una ciencia exacta y que se trabaja con márgenes de error. Además, cuando existe un grupo que no manifiesta su preferencia, se necesita otro tipo de técnicas para obtener la información. Lo seguro es que cuando la población está harta del sistema, escoge la opción contraria con la esperanza de un cambio, pero tiene vergüenza o miedo de expresar sus verdaderos sentimientos. Buena lección queda para mejorar las técnicas y métodos de inferencia estadística.

samreygo@yahoo.com

ESCRITO POR:

Samuel Reyes Gómez

Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.

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