DE MIS NOTAS

Financiando la pobreza

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Llevo tantas columnas abordando el tema de la pobreza y sus comprobadas fórmulas para provocarla o eliminarla, que escribo con desgano. Como en el país de Gulliver, pasan los días y la mata anti-hidroeléctricas y minería crece. Se trepa encima de vallas legales y amparos frívolos; se enreda en furibundos discursos y tarimasos de amplificados megáfonos y luces disque pro derechos indígenas. Se enquista en algunos sacerdotes de la iglesia católica guatemalteca, y hasta se fertiliza con abonos oenegeros nórdicos.

Es una cuasi religión. Un constructo que no se detiene, por el contrario, se alienta, se promueve, se cultiva para que su enredo llegue al cielo y desde allí nos deje caer sus horrendos y gigantescos frutos hediondos a populismo y ambición de conflicto para integrarlos como leyendas a lo Lloronas y Chupacabras en una su Jerusalén libre de minas e hidros, donde comen con cucharas de madera, en ollas de barro, se transportan en burros y se alumbran con costosas velitas; mientras explotan “esta” otra mina: la del financiamiento de conflictos.

El mundo entero explota sus recursos. No hay continente que no explote sus recursos mineros e hídricos. Según el Instituto Fraser, Finlandia ocupa el lugar número 1 como “el mejor para hacer negocios de minería y compañías de exploración”. Todos los países de Europa sin excepción, y más de 125 países en todos los continentes explotan la minería. El hierro convertido en el picop que transporta a los antimineros proviene de minas; el machete que blandean en las manifestaciones; la hebilla del cincho, las ollas en las que cocinan. La lamina que los resguarda de lluvia, viento y frío. Y hasta la cal y el cemento de las paredes de sus viviendas, proviene de la minería.

Pero no hay poder de convencimiento alguno. El demonio minero e hídrico existe. Es una plaga de la tierra que contamina aguas y estrangula y viola a la Pachamama. Los argumentos de si se es posible explotar adecuada y responsablemente los recursos naturales y minerales, se rechaza in limine. Y mientras que la Unión Europea esta amarrada a un acuerdo para que el 20 por ciento de la energía que consuma en el 2020 sea renovable, nosotros vamos en la dirección opuesta, hacia una ruta de colisión anti generación limpia. Como si fuese un dogma metafísico, no le se puede penetrar porque manipula cifras, números, data, información, estadísticas, mapas, testigos, estudios e investigaciones. Y miente descaradamente hasta que la mentira ya no es verdad, sino simple estrategia oenegera de manipuleo político rentable. Están a la vista los que le prenden velas a ese dogma y se gozan con las prebendas financieras que les dejan. He ahí el epicentro de la manipulación de las consultas.

Las consultas no son vinculantes. Ya hay jurisprudencia desde el 2007, cuando la “Corte de Constitucionalidad en su fallo determinó que la consulta promovida por la Municipalidad de Santa Rosa de Lima, Santa Rosa, no es vinculante y solo es de carácter indicativo, es decir para que las autoridades locales transmitan su parecer a los órganos estatales competentes.” Prensa Libre 29/12/12.

Guatemala no puede dejar de explotar sus recursos. Lo de las regalías, la socialización de los proyectos, la responsabilidad ambiental, el beneficio de las comunidades vía la generación empleos para el mantenimiento y el manejo forestal de las cuencas, entre otras; todo eso es legítimo y se debe implementar, lo que no se puede aceptar son los incentivos perversos de la politización de nuestros recursos naturales y minerales con enfoques de paralizar los proyectos en marcha e impedir la expansión y desarrollo de nuevos.

Indígenas, ladinos, empresarios, ciudadanos todos, necesitamos certeza jurídica para no detener ni ahuyentar la inversión. Ya estamos enviando pésimos mensajes.

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.