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Guatemala, te peleamos o te perdemos

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Sin importar el sol, la lluvia, el frío o el cansancio… ¡La Plaza volvió a la vida otra vez! El verdadero pueblo de Guatemala decidió abandonar una vez más su indiferencia política, para unirse multitudinariamente y manifestar el repudio al régimen corrupto integrado por los diputados del Congreso de la República y el presidente Jimmy Morales.

La exigencia es clara: “Ya no más corrupción e impunidad”; para lo cual la ciudadanía exige la renuncia de los 107 diputados que votaron a favor de leyes procorrupción y la del presidente Jimmy Morales. Además de los cambios a las leyes electorales y de partidos políticos.

La participación ciudadana tuvo niveles impensables. Esta vez el pueblo está dispuesto a hacerse escuchar para reclamar la depuración de nuestro sistema político. En esta ocasión no solo bastará la renuncia y encarcelamiento de estos corruptos, ineptos e ignorantes, sino que tendrán que haber cambios. ¡Ya no más chapuces y remiendos al sistema!

Jimmy Morales está cegado, siguió con su necio discurso en la ONU y lo más probable es que menosprecie la voluntad del pueblo a través de las protestas ciudadanas, aduciendo que son unos pocos. Pero según reportes de la PDH, fueron más de 205 mil personas. Además, el movimiento tuvo un alcance nacional e internacional y la población departamental repudió a sus propios diputados y obviamente a Morales.

La protesta fue una manifestación popular de altura y con mucha clase, expresada de forma pacífica, como un pueblo respetuoso de las leyes; muy diferente al actuar de unos diputados delincuentes y un presidente que no es más que un títere de poderes oscuros, ¡Siempre escondido! Y negándose a dar la cara a su pueblo. Pero, eso sí, para ir a gastar nuestro dinero a la ONU, pero para hacer circos baratos sí está muy dispuesto.

Además de la renuncia de estas escorias políticas que tenemos en el Gobierno, se necesitan con urgencia cambios estructurales en ciertas leyes, ya que con las reglas del juego que tenemos ahora, no solo se obtendrán los mismos resultados, sino que el país sigue sumido en la violencia, corrupción, pobreza e ignorancia, entre otros.

Nuestro sistema da un gran poder al Congreso de la República, por lo que no solo es necesario quitarles ciertas competencias —por ejemplo, ¿por qué ellos tienen que autorizar presupuestos?— y además elegir cuidadosamente a sus elementos, para lo cual es necesario reducir el número de diputados al Congreso. Dos representantes por cada departamento sería más que suficiente, y el Estado se ahorraría millones de quetzales en pago de sueldos a inútiles. Lo que daría un total de 44 diputados máximo. ¿Para qué queremos más?

La forma de elegirlos debe ser nominal. Honorabilidad intachable. El cargo debería ser ad honorem, como fue alguna vez, o máximo pagarles el sueldo mínimo. Ser diputado sería un honor y no un vehículo para volverse millonario. No más de dos períodos en el puesto. No más asesores, comidas, restaurantes, guaruras, gasolina y vehículos pagados por el Estado. En cuanto a la asistencia al hemiciclo debe ser de lunes a viernes, en un horario de 8 a 16 horas. Si no llegan se les descuenta el día. Escolaridad mínima, “licenciatura”, para no tener una bola de ignorantes o exmujeres de narcos metidos allí. De ser descubierto en delitos de corrupción o tráfico de influencias, que su destitución sea un trámite fácil y rápido. Trabajo social en su comunidad… ¡Indispensable!

Hay un clamor por una nueva Ley Electoral y de Partidos Políticos, pero debe adaptarse a nuestra realidad y necesidades, para que realmente funcione. Que la propia ley no sea un grillete para arreglar las cosas adecuadamente y resolver el problemón que tenemos encima.

ESCRITO POR:

Brenda Sanchinelli

MSc. en Relaciones Internacionales e Imagen Pública. Periodista, experta en Etiqueta. Dama de la Estrella de Italia. Foodie, apasionada por la buena mesa, compartiendo mis experiencias en las redes.