EDITORIAL

Instrumentalizados por sus financistas

La película se va integrando poco a poco y así como hace casi cuatro años se criticaba abiertamente el vergonzoso tráfico de influencias para elegir magistrados del Organismo Judicial, tal y como ocurre ahora, también existió una campaña paralela para desprestigiar a esas voces críticas, aunque a la luz de los nuevos acontecimientos es oportuno constatar que confirmar esas denuncias solo era cuestión de tiempo.

Ayer, el Ministerio Público y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala allanaron de nuevo la casa de Roberto López Villatoro, más conocido como el Rey del Tenis, y la del también aprehendido magistrado Eddy Orellana, para recabar más evidencias, a la vez que anunciaban la solicitud de retirarles el antejuicio a otros dos magistrados que habrían sido parte de esa red de ilegales influencias.

En esencia este caso es muy ilustrativo sobre el crucial papel que jugó el Rey de Tenis en la elección de magistrados a la Corte Suprema de Justicia en 2014, y a eso se debe que ahora sean tres los señalados de haber recibido algún tipo de prebenda para elegir a un grupo previamente consensuado.

Desde la caída de Richard Nixon se ha insistido en seguirle la pista al dinero, y en este caso esas poderosas huellas delatan el dispendioso estilo con que el Rey del Tenis atendía a potenciales electores y también a quienes luego pasarían a ocupar altos cargos dentro del Organismo Judicial, limitándoles cualquier posibilidad de independencia.

Eso ha ocurrido a lo largo de la historia en diferentes escenarios donde se deciden cargos de mucha relevancia, tal y como ocurre incluso con los binomios presidenciales, que resultan siendo piezas útiles para inmorales financistas que no dudan en llenarlos de prebendas y hasta de casas de lujo con tal de corromperlos, hasta inutilizar su independencia y criterio para tomar cualquier tipo de decisiones, sobre todo trascendentales.

La modalidad puesta al desnudo por los entes de persecución criminal es apenas la evidencia de un proceder que durante años ha estado en la política guatemalteca y de ahí su deterioro, porque prácticamente todos los cargos tienen precio. Esto ha ocurrido con la compra de lugares para optar a diputaciones u otros cargos de elección popular y también aquellos que dependían de comisiones supuestamente especializadas en depurar a los malos prospectos.

Lo mismo que hizo el Rey del Tenis en la integración del Organismo Judicial han hecho otros financistas, promoviendo proyectos políticos, como también ocurrió con el actual mandatario, quien parece no haber tomado conciencia de la instrumentalización que hicieron de él un grupo de militares y algunos politiqueros que en su momento necesitaban una cara desconocida para materializar sus reales intenciones.

Una de las más lamentables paradojas es que las cárceles se encuentran repletas de los más altos representantes de los tres poderes del Estado y eso no ha logrado aplacar el espíritu gansteril en la política guatemalteca, pues muchos se resisten a hacer la interpretación correcta de lo que está ocurriendo en Guatemala, situación que, en cambio, resulta ser mucho más clara para la comunidad internacional.

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