CON NOMBRE PROPIO
La independencia que se soñó
Mañana es 15, hay más preocupaciones por el puente del asueto que por pensar, un par de minutos, ¿qué significado existe? Después del 15 de septiembre de 1821, al poquito tiempo Centroamérica se anexó a México, con la oposición salvadoreña. Luego, en 1823, arrepentidos, es que se desarrolló la verdadera gesta libertadora.
Solo basta leer el preámbulo de la Constitución Federal de 1824 para percatarse de que se deseaba decretar un texto supremo para promover “la felicidad, sostenerla en el mayor goce posible de sus facultades; afianzar los derechos del hombre y del ciudadano sobre principios inalterables de libertad, igualdad, seguridad y propiedad; establecer el orden público y formar una perfecta federación”. En esta Constitución, sus primeros 12 artículos se refieren a la nación, el territorio, el gobierno y la religión (oficial), pero el artículo 13 es quizás uno de los preceptos jurídicos y políticos más bellos que se hayan escrito en nuestra historia: “Todo hombre es libre en la República. No puede ser esclavo el que se acoja a sus leyes, ni ciudadano el que trafique en esclavos”. Centroamérica, 40 años antes de que los Estados Unidos, abolía la esclavitud en su primera constitución.
El desconocimiento, doloso o culposo, de nuestra historia nos hace, por inercia, huérfanos. No sabemos a qué aferrarnos, sabemos mucho —porque el tuiter nos lo dice o porque la amiga del Facebook lo publicó— de problemas de coyuntura, el chisme —incluso llevado hasta por medios serios de información— ocupa nuestro tiempo y mente. Por supuesto que es importante conocer lo que sucede, pero es a la vez imprescindible saber qué era lo que hace tantos años un montón de verdaderos patriotas forjaron y diseñaron nosotros casi 200 años después.
La Federación Centroamericana no pudo sobrevivir a los intereses de pocos y a la arrogancia de los capitalinos que —hasta la fecha— se suponen como el centro del universo, olvidándose de que la patria es más amplia y más ancha. El síndrome de la Capitanía General no ha podido ser superado y poco se habla de ese sentimiento en el siglo 21, a pesar de que de generación en generación se ha heredado como maldición diabólica.
Una Centroamérica unida no fue posible, aunque existieron plausibles intentos por conquistarla. En estos momentos debemos rescatar la intención de los próceres para que este istmo fuera de gente libre. Los Estados Centroamericanos se adelantaron a su tiempo y pudieron plasmar en su Carta Magna lo que allá en los Estados Unidos significó una guerra larga y cruenta que incluso tuvo amplios efectos hasta la segunda posguerra del siglo pasado.
La libertad fue el motor de la fundación de la República Federal de Centroamérica, y así nos debe dar vergüenza que la esclavitud moderna llamada “trata” esté vigente y acá en Centroamérica, desde Guatemala a Costa Rica, con matices particulares se reproduce como peste. “La industria del sexo y los sectores de fabricación, limpieza, construcción, restauración, trabajo doméstico y producción textil han ampliado la utilización de la mano de obra laboral gratuita del ser humano a través de la explotación forzada”, señaló nuestro PDH en 2014.
Es bueno y lindo pensar en una patria libre, y así como las antorchas salen del Obelisco y con esfuerzo, sudor y alegría llegarán a cada pueblo y ciudad de este país, pensemos un minuto que antes que nada debemos crear seres humanos libres y la esclavitud no se combate solo con normas, sino, sobre todo, con prácticas, porque cerca de nosotros puede existir un caso de “trata” o “esclavitud moderna” y no hacemos nada para cambiarlo.
@Alex_balsells