CATALEJO
La parentela de los políticos
ANTES DE INICIAR EL TEMA de este artículo, obviamente referente al caso del hijo y del hermano del presidente de la República, creo necesario sugerir al gobernante solicitarle a su vocero, por favor, ya no salir lanza en ristre a defenderlo. Es menos problemático abstenerse a contestar preguntas, a hacerlo como producto de una mezcla de modestos conocimientos de temas muy sencillos, por ejemplo la imposibilidad de hablar de la vida privada de un mandatario cuando hay de por medio investigaciones legales. Hace unos días calificó de “meditación” al pestañazo presidencial en un acto público. Y ahora, otra humorada negra: calificar al caso de los dos parientes presidenciales como un hecho perteneciente a esa vida privada. Y decirlo en serio.
EL PRESIDENTE HIZO lo correcto. Este caso ejemplifica el riesgo corrido por los mandatarios a causa de las acciones de la parentela. Todo lo relacionado con el presidente es una acción política, porque se trata de una figura política, pública. Esto incluye la asistencia a cualquier tipo de reuniones —de grupos sociales, económicos y también religiosos, e igualmente a las invocaciones a la divinidad en búsqueda y petición de milagros. Puede ser motivo de discusión si eRA necesaria la presencia de su esposa cuando el mandatario dejó a su hijo y a su hermano en calidad de ciudadanos comunes y corrientes, sujetos como todos los demás a la aplicación de la ley en sus derechos, pero sobre todo en sus obligaciones. Pero es un detalle, a mi juicio, adecuado.
LA PARENTELA PRESIDENCIAL ha sido desde hace muchos años motivo de problemas. Sobrinos, hijos —sobre todo— hermanos, cuñados, yernos, nueras, etcétera parecen en muchos casos haberse considerado recipiendarios de un “puesto público” definido precisamente como familiar del mandatario. Eso se ha extendido a la vicepresidencia y el actual gobierno es un ejemplo. No digamos el caso de la vicepresidenta de facto del gobierno de la UNE. Son también notorios los casos de negocios fraudulentos de los retoños presidenciales, de lo cual el régimen arzuista aún es recordado por quienes tienen memoria histórica. El humor chapín se ha encargado de castigar esos abusos, aunque no existieran los actuales memes de las redes sociales.
NO DEBO ESPECULAR SOBRE la conciencia del presidente respecto de las consecuencias a corto y mediano plazo. Su hijo y su hermano pueden ser encontrados culpables y castigados, o declarados inocentes. Pero la puerta ha quedado abierta para la repetición del caso porque son demasiados los ejemplos parecidos ahora impunes. Y la lógica más simple permite prever una actitud presidencial parecida para aplicar a quienes se encuentran cerca de él y no tengan una relación familiar, pero al mismo tiempo permite la aplicación de la ley a parentelas presidenciales de otros gobiernos. Las decisiones simples muchas veces tienen efectos contundentes, prolongados e inevitables. A mi juicio, este caso llena muy bien esas características.
EN EL ASPECTO HUMANO, SE trata de un trago amargo, pero solamente los malintencionados o de criterios obtusos podrán criticar al presidente, quien debe mantenerse en esta posición. El dolor de los padres por los yerros de sus hijos es imposible de evitar y debe ser respetado. Las publicaciones posteriores acerca de este tema pueden conllevar más amarguras, y lo importante es buscar la aplicación de la ley sin dobleces de ninguna naturaleza. Las luces del escenario político y social se dirigirán a partir de ahora a los parientes de los funcionarios públicos, y esto no solo es inevitable, sino positivo, a la larga. Conforme pasen los años, la decisión del mandatario irá afianzando su importancia como forma práctica de combatir la corrupción.