CATALEJO

Esas propuestas aún tienen validez

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CASUALMENTE, EN MAYO DEL 2015, el entonces presidente Otto Pérez Molina, ya con claras muestras de su naufragio, solicitó sugerencias para cambios en las leyes. Era muy tarde. En el caso de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, era imposible porque el proceso ya había comenzado y no se detuvo a pesar de su renuncia y la llegada al poder de Alejandro Maldonado Aguirre. Pasaron los meses y un nuevo congreso realizó los cambios a la ley mencionada, con los ya fuertemente criticados cambios, pero ahora me parece útil insistir en algunas ideas a fin de reiniciar el interés ciudadano, porque el resultado de las elecciones anteriores provocó mucha preocupación porque el efecto futuro no se ve claro ni positivo.

A CAUSA DE LA POSIBILIDAD de cambiar a los cambios, se debe recordar la tarea de los sectores sociales en lo electoral. Los partidos rechazaron sugerencias beneficiosas, como aumentar el número mínimo de afiliados, por ejemplo 25,000, y el porcentaje de departamentos donde deben tener presencia, digamos el 75%. Igualmente, dijeron no a la obligación de revelar sus fuentes de financiamiento, tener escuelas de formación para sus integrantes, no poder mantener el nepotismo y el compadrazgo, así como la validez de elecciones en caso de votos nulos mayoritarios. No son utopías, sino constituyen la aceptación del fracaso de la idea de facilitar en demasía la creación de esas tribus politiqueras autodenominadas partidos.

OBVIAMENTE, EN EL CONGRESO la necesidad de cambios es urgente y notoria, en temas fundamentales como la reducción de diputados a 80, cifra señalada en los acuerdos de paz, de los cuales ya nadie se acuerda ni le da importancia. Pero también castigar el transfuguismo, el ausentismo de las sesiones, el empleo exagerado y malintencionado de maniobras como la interpelación a ministros, y en especial la elección por planillas, porque esto es la causa del ingreso de gente desconocida situada a la cola de quienes encabezan listados. Otro tema se refiere a las sanciones a los partidos desobedientes a las órdenes de las autoridades electorales, pero no de tipo pecuniario, sino de prohibiciones para las candidaturas o incluso la posibilidad del cierre del partido.

ME PARECE NECESARIO RECALCAR en el tema de la propaganda partidista. Esta ha abarcado una amplia variedad, y su inicio resulta nebuloso porque desde antes de la convocatoria, paredes, árboles y piedras de todo el país comienzan a ser pintarrajeados y los postes se embadurnan con las fotos, muchas veces ejemplo de retoques casi increíbles, de quienes aspiran a ocupar puestos públicos. Las pasadas elecciones fueron un lamentable ejemplo de esto. Baste recordar el caso del jeque político liderista, así como de los aspirantes ucenistas. La propaganda en los medios de comunicación audiovisuales, es copiosa especialmente en aquellos empeñados en mantener sus prebendas, no así en los ajenos a esas grotescas manipulaciones.

ESTAS LÍNEAS TIENEN COMO META recordar a los lectores por qué todavía vale la pena luchar porque los cambios a la Ley Electoral en realidad respondan a los legítimos intereses nacionales. Lo decidido hace algunos días por el Congreso es claro ejemplo de qué no debe hacerse si se tiene una pizca de responsabilidad con los ciudadanos y sobre todo con la Historia. La única solución es unificar las propuestas de los diversos sectores y presionar por todos los medios para la aprobación sin manoseos. La democracia no puede subsistir si se pueden cometer los abusos actuales. Los políticos de 1984 no previeron los efectos devastadores de permitir el libertinaje y propiciar la burla a las normas. Ahora, los ciudadanos deben actuar.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.

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