SI ME PERMITE

Las amistades trascienden las circunstancias

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“Un verdadero amigo es aquel que llega cuando todos se han ido”. Albert Camus

Las circunstancias que la vida nos trae a cada uno de nosotros no pueden ser escogidas, simplemente debemos enfrentarlas, saber vivir a través de ellas. Claro está que estas pueden crear sorpresas y muchas veces dejan cierta secuela que nos acompaña por mucho tiempo. Las amistades, en cambio, las escogemos y pueden determinar muchas veces por qué pasamos por cambios para el resto de la vida.

Claro está que muchas veces se nos pregunta cómo es que hemos llegado a ser amigos con las personas, y debemos admitir que no necesitan estas una explicación, claro está que por respeto al que pregunta se le contesta, pero nunca la razón de fondo. Las relaciones de nuestras amistades mantienen una mística que le da un valor agregado.

Cuando tenemos una mirada retrospectiva en nuestra vida, podemos concluir que los criterios de vida que hemos aceptado y con los cuales vivimos determinan qué clase de relaciones cultivamos cada uno de nosotros, por las particularidades de nuestra personalidad, y estas, por lo mismo, permiten tener amistades que no solo son gratificantes para nuestra vida, sino que también nos llevan al extremo de depender de las amistades que hemos cultivado.

Debemos admitir con toda certeza que nuestras relaciones de amistad en muchas ocasiones pasan por pruebas inesperadas y las mismas permiten que podamos ser más selectivos y mucho más determinantes, aunque eso implique pagar un precio para poder conservar las amistades que hemos logrado.

Por lo mismo, cuando pertenecemos a un círculo de amistades nos hacen muy cuidadosos en los intereses que tenemos, porque no quisiéramos, por un interés pasajero, dañar alguna de nuestras amistades.

Pero esto no se considera como un sacrificio, sino por el contrario, es un modo de valorar las amistades y no querer hacerles daño a ellas.

Un elemento más que determinante en la conservación de nuestras amistades es saber ser flexibles cada vez que hay que tomar una decisión, porque cuando un grupo de amigos ha logrado integrarse, se quiere avanzar en conjunto y compartir logros y alcances como grupo.

La belleza de las relaciones de amistad es que se pueden compartir los momentos de mayor alegría como también cuando hay que pasar por un momento de dolor. Los que son amigos de uno no solo lo acompañan, sino que lo comprenden en el momento que se vive.

En nuestros días hay que ser más que prudentes para poder conservar amistades, porque no es simplemente por el hoy que nos rodeamos de amigos, sino que hay que aceptar las amistades que tenemos y que por ello estamos en un peregrinaje cotidiano que nos puede ayudar a lograr los sueños más anhelados por la simple realidad de lo que las amistades significan.

Claro está que muchos hablan de sus amigos, pero la verdadera relación de amistad no es algo de lo que se habla y se comenta, sino simplemente de vida, y los que nos rodean son los que hacen los comentarios y aclaraciones porque lo que se vive no se puede ocultar.

Por algo está dicho que el que quiere ser amigo debe mostrarse amigo, para que tenga valor y también para que tenga provecho. Valoremos a nuestros amigos en esta vida, para que podamos dejar un legado con un valor agregado para los que nos siguen en la próxima generación.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.