EDITORIAL
Las comisiones investigadoras
El Gobierno ha reaccionado con celeridad para la captura de tres sospechosos de los crímenes, y ahora todo se encuentra a las puertas del sistema de justicia. Las dificultades reales de aplicarlo ya comenzaron a surgir, con las amenazas anónimas en contra de funcionarios, familiares de los periodistas asesinados e incluso de otras personas.
Como ha sucedido en otros casos, una de las soluciones propuestas es la creación de comisiones investigadoras. No se recuerda un caso en que tales grupos hayan tenido éxito, en buena parte porque están integrados por representantes de instituciones oficiales, lo que de hecho elimina la posibilidad de que se realicen pesquisas independientes. En otras palabras, crear un ente de esta naturaleza supone que sea integrado por personas que de hecho o derecho carezcan de idoneidad, a causa de estar relacionadas con quienes son los acusados de cualquier tipo de errores o de malos manejos.
Estas comisiones necesitan ser integradas por ciudadanos notables, cuya independencia esté a toda prueba. Algo similar a la Comisión de Paz creada cuando comenzaron las negociaciones para terminar el largo conflicto armado interno. En esa ocasión, mucho se habló de la imposibilidad de hallar personas que pudieran llenar las condiciones, pero fueron encontradas y trabajaron. Lo mismo puede ocurrir en este caso en que es necesario analizar las acciones tomadas por las autoridades para cumplir con su tarea de evitar que la vida ciudadana esté en las sucias manos de algún sicario.
Es momento también de instar a las personas que sean llamadas a integrar alguna comisión a que acepten realizar la tarea. Mientras continúe el desinterés por participar en la vida ciudadana, resulta imposible o al menos muy difícil que las instituciones puedan funcionar. Este tipo de agrupaciones ciudadanas no deben tener representantes mayoritarios de sectores no necesariamente relacionados con los temas en discusión, para que se pueda pensar desde la perspectiva del espíritu de las leyes y también de las decisiones que deben ser convincentes y alejadas de sectarismos.
Otro factor importante es que las diversas agrupaciones sociales —en este caso, de periodistas— decidan conjuntamente quiénes tendrán la representación ante las autoridades, e igualmente es necesario que las autoridades hagan lo mismo. Para que una comisión funcione y tenga efecto, son fundamentales el orden, la disciplina y la responsabilidad de trabajar con una meta fija, común y pensada, para lograr resultados permanentes que puedan trascender las posiciones individuales.