EDITORIAL

Los salvadoreños giran a la derecha

Los votantes salvadoreños, aunque en minoría, como también ocurrió en las elecciones anteriores, decidieron mostrar su rechazo al gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), y el domingo, durante las elecciones para alcaldes y diputados, concedieron un contundente triunfo a la Alianza Republicana Nacionalista, de derecha, con la mayoría de las alcaldías y un claro dominio en el Congreso.

Entre las razones de peso que afloran como principales causas de la total debacle izquierdista sobresalen la corrupción y la cruda violencia encarnada en las maras, que a raíz de un absurdo y fracasado acuerdo de políticos de ambos partidos y los máximos dirigentes de la Mara Salvatrucha y el Barrio 18 tuvo un recrudecimiento, en especial contra numerosos agentes de la Policía Nacional Civil.

También en estos comicios ediles y legislativos hubo un poderoso factor externo que tuvo una influencia decisiva en los votantes. Se trata de la postura del presidente Donald Trump sobre ese país, al cual, junto con Haití y otras naciones africanas, llamó “agujeros de mierda”, para referirse a sus deplorables condiciones de vida y como naciones emisoras de migrantes.

El golpe mortal al FMLN se lo dio el pasado mes de enero cuando ratificó que El Salvador, Haití y Nicaragua —a este país unos días antes— perdían el derecho a disfrutar del beneficio del Estatuto de Protección Temporal y daba 18 meses para que los salvadoreños hicieran los arreglos necesarios para abandonar EE. UU.

Esto sin duda inclinó la balanza para que los votantes decidieran dar la espalda a un modelo de gobierno que ya cumple nueve años, pero también para castigar la corrupción galopante que caracteriza a los países del Istmo, principalmente a los integrantes del Triángulo Norte.

Aunque será muy difícil que el giro de los votantes pueda incidir en algún cambio sobre las medidas tomadas por Washington, sí envía un poderoso mensaje a los políticos de la anquilosada izquierda, que mostró indolencia cuando Trump inició sus ataques contra varios países, entre ellos sus despectivas declaraciones contra Guatemala, Nicaragua y México, acusándolos de ser incapaces de frenar el narcotráfico pese a recibir miles de millones de dólares en ayuda estadounidense.

El FMLN no solo encara la peor debacle electoral de su historia, sino que podría incluso facilitar una importante victoria de Arena en las elecciones presidenciales del próximo año, pues perdió la mayoría del poder local y el control del Congreso, donde a partir de mayo dos partidos de derecha determinarán la agenda y hasta podrían convertir en un calvario el año que le queda de gobierno al presidente Salvador Sánchez Cerén, de quien se rumora una posible renuncia, supuestamente por razones de salud.

Es necesario entender que el retorno de Arena no significa necesariamente que se puedan resolver en corto tiempo los grandes problemas de los salvadoreños, porque los grandes enemigos por vencer son la corrupción y la violencia, que junto a la masiva migración requerirán décadas para encontrar una salida, y de ello son responsables los dos partidos que han gobernado de la misma manera que en Guatemala, con la diferencia de la multiplicidad de estos.

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