Maravillas de la minería

Magalí Rey Rosa

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Debería haber causado una verdadera moratoria (no las farsas que hemos visto) y hasta una consulta popular.

Recordemos que la Ley de Minería vigente se aprobó en 1997 —inmediatamente después de la firma de los acuerdos de paz— durante el gobierno de Álvaro Arzú. Diseñada por abogados de las compañías mineras —según dijo ante la tele uno de sus autores, el Lic. Asensio Aguirre—, la nueva ley rebajó las regalías del 6% al 1% para Guatemala.

¡Primera maravilla! Pero tiene más: 2. La ley no diferencia la minería metálica de la no metálica (quien entiende un poco de minería química sabe que eso es incorrecto). 3. No protege a los trabajadores, la salud  ni el ambiente, a pesar de lo peligrosa, destructiva y contaminante que es la hidrometalurgia —química— a cielo abierto. 4. Otorga ¡completamente gratis! toda el agua necesaria (solo la mina Marlin puede usar hasta 250 mil litros de agua por hora, 24 horas diarias, los 365 días del año). 5. No obliga a la compañía explotadora a contratar una fianza de cumplimiento. 6. Las regalías se determinan en base a ¡declaración jurada de un empleado de la compañía! (Art. 62).

Podría citar más “consideraciones legales”, pero estas son suficientes para probar que la ley es perfecta para las compañías mineras, pero terrible para Guatemala.

Se debe tomar en cuenta también la debilidad institucional prevaleciente. Juan Mario Dary dio a conocer su intranquilidad en el 2004, cuando —siendo ministro de Ambiente de Arzú— declaró al Diario de Centro América: “No hay capacidad de verificar que se cumpla con lo establecido en el documento (Estudio de Impacto Ambiental). Estamos preocupados porque no tenemos la capacidad para darle seguimiento. Carecemos de recursos, personal y equipo para ello”. (Solano 2005, pg. 114). Hoy sorprende la honestidad de Dary; en su época todavía creíamos que existía un ministerio para cuidar el ambiente. Hoy solo podemos tratar de imaginar lo que sucede en ese baluarte de la minería.

Pienso seguir con fantásticos datos mineros. Compartiré también las conclusiones —no mías, para que no se dude de la imparcialidad, sino de varios estudios independientes— que ponderan y evalúan los resultados de la minería metálica en Guatemala.

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