IMAGEN ES PERCEPCIÓN
Nuestra imagen país ante el mundo
Las acciones del presidente Morales han acaparado las portadas de los medios globales, si bien tenía el “derecho” —mas no la legitimidad— de tomar la decisión de no renovar el mandato de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, la manera de hacer el anuncio reveló ante el mundo que somos un país altamente vulnerable, retrasado y gobernado por funcionarios que no solo son corruptos, sino salvajes, a los cuales les importa poco la gobernabilidad.
El presidente debería representar la figura de la unidad nacional, de la estabilidad y la paz, pero en lugar de eso pronuncia un mensaje de intimidación junto a la cúpula militar y policial. ¿Acaso era una declaración de guerra? Era evidente que sí, porque con su actitud, además de proyectar que está fuera de control, se nota que tampoco mide los alcances y el perjuicio que provoca. Las consecuencias de sus desafiantes actos dentro y fuera de Guatemala generan una pésima imagen del país y falta de certeza jurídica.
El mensaje simbólico de su discurso con medio ciento de militares atrás y el despliegue de vehículos de la institución armada en algunos otros puntos de la ciudad fueron escenas que nos transportaron al autoritarismo y fue percibido en el exterior como una amenaza de retroceso a momentos del oscuro pasado que aún le duele a la población. Estas escenas abren heridas y polarizan.
La imagen que está proyectando el presidente Jimmy Morales es que ya no es él quien toma las decisiones del país, que además de ser acciones antidiplomáticas, improvisadas y arbitrarias que generan inestabilidad para la ciudadanía, son una inminente amenaza para el ordenamiento constitucional de Guatemala. Sería terrible, si no se encuentra una ruta de salida pronta a esta crisis, llegar a convertirnos en otra Venezuela o Nicaragua.
Prohibir el ingreso al país del comisionado Iván Velásquez es un acto al estilo Maduro, que deja al presidente muy mal parado ante la Organización de Naciones Unidas. Es clara la desesperación del mandatario por las acusaciones de corrupción que pesan en su contra, situación que lo hace vulnerable ante la justicia y un blanco fácil de manipulación de grupos oscuros y poderosos que están en su misma situación, influenciándolo para que tome este tipo de decisiones que son contradictorias con sus promesas de campaña. Pero finalmente el que da la cara es él y ante la comunidad internacional ha quedado muy mal parado, ya que todas las acciones que ha tomado carecen de peso por sus problemas legales.
El conflicto de intereses de Morales es obvio y cualquier cosa que haga ahora, solo es percibida como un intento de protegerse a sí mismo y a las personas que forman parte del grupo de empresarios, militares y funcionarios que se sienten amenazados por las investigaciones de la Cicig. El grupo G13 sin EE. UU. manifestó que todo esto es un paso atrás en el fortalecimiento institucional y la lucha contra la corrupción e impunidad.
Las redes sociales arden entre usuarios reales y los netcenteros, todos están distraídos con las acciones del Ejecutivo y las excentricidades de Morales, mientras tanto el Congreso muy calladito y listo para modificar leyes en favor de la impunidad, que tendrán consecuencias nefastas para el país. Cuando la población despierte de esta pesadilla ya se habrá consumado el hecho en el Legislativo y entonces quedará claro el panorama y la articulación de ambos poderes que juntos consolidaron un frente procorrupción e impunidad en el país.
Sin duda alguna el pueblo se siente amenazado e intimidado con la demostración de la fuerza pública de Morales y su pandilla. Además, con una sociedad fracturada esta crisis podría agudizarse aún más.
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