EDITORIAL

Nuevo revés a legisladores

En los anales de la historia nacional quedará registrado el nombre de Daniela de la Luz Beltranena Campbell, como la diputada que a solo nueve días de haber asumido su curul recibió una demanda de antejuicio por parte del Ministerio Publico. El órgano investigador la acusa de abuso de autoridad y tráfico de influencias. Además, le atribuye el haber colocado al menos a 12 personas en puestos estatales, pero con la seria probabilidad de que se trate de las llamadas plazas fantasmas.

Antes de este nuevo suceso, había sido polémica la juramentación de la cercana colaboradora de la ex vicepresidenta Roxana Baldetti, el 27 de octubre último, pues se dijo en esa oportunidad que lo haría, pero con la condición de presentar su inmediata renuncia. Esto no solo no ocurrió, sino que ahora lo más probable es que tampoco lo haga, pues en la sesión de ayer volvió a correr la misma versión y lo único que observaron los periodistas que cubren esa fuente fue un amago de la legisladora de pedir la palabra, mas no un gesto elocuente.

Ahora, con un trámite de antejuicio en su contra, será mucho más difícil que renuncie a su inmunidad, pues los cargos que le endilga el MP son los mismos que tienen presos a otros colaboradores cercanos de los exgobernantes. Curiosamente, un caso de defraudación con plazas falsas es lo que tiene tras las rejas a Pedro Muadi, expresidente del Legislativo, quien llegó con el defenestrado Partido Patriota, y a quien Beltranena sustituyó tras su dimisión.

La creación de plazas para que congresistas puedan pagar favores políticos es una de las mayores aberraciones de la función pública, al punto que se ha convertido en un verdadero problema de costos para el Estado, que se ha llenado de toda clase de dependientes, asistentes, secretarias, ujieres, vigilantes y conserjes, que pese a no contar siquiera con estudios universitarios llegan a cobrar salarios estratosféricos debido a leoninos pactos sindicales que, lejos de proteger legítimos derechos, apañan abusos.

De vuelta al caso de Beltranena, cabe resaltar que no solo son serias las acusaciones que pesan en su contra, sino que no le ayuda el haber sido cercana colaboradora de una de las figuras más polémicas de la administración pública durante los últimos años: la exvicepresidenta Roxana Baldetti, vinculada junto con el expresidente Otto Pérez Molina, como parte de la estructura de defraudación aduanera que quedó al descubierto gracias a las investigaciones de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala y el MP.

Por otra parte, la diputada suplente pretendió atribuir a los medios de comunicación independientes su intención de renunciar, debido, según ella, a que la acosaban. Al final, no lo hizo, y difícilmente volverá a tocar el tema, pues es más probable que ahora intente mantener ese privilegio, sobre todo porque en el mismo Congreso, a pesar de ser ella una figura incómoda, prefieren tenerla dentro para que no se convierta en el emblema de la lucha por la depuración.

No obstante, la voz ciudadana ha ganado poder y fuerza, algo que nadie puede ignorar.

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