La pesadilla de los migrantes

Lo cierto es que este es un número demasiado elevado, que además no ha dejado de crecer en los últimos cinco años, ya que en el 2008, cuando empezó la deportación masiva de connacionales se había alcanzado la expatriación de 24 mil 976 guatemaltecos, lo que indica que las deportaciones han mantenido un creciente aumento, hasta alcanzar más del 50 por ciento en este 2012, en comparación con el primer registro de hace cinco años y ese es un signo desalentador por las implicaciones que conlleva que vuelvan al país tantos compatriotas.

Indudablemente hay que contextualizar esos números para comprender el drama, pues el hecho de que tantos miles de personas abandonen el país es porque la pobreza agobia y en ese afán de buscar cambiar sus precarias condiciones, la mayoría, por no decir todos, han contraído fuertes deudas, y al volver con las manos vacías en definitiva afrontarán un panorama mucho más complicado, pues han perdido trabajo, contraído enormes créditos y se encuentran de nuevo en un escenario que en nada les resulta favorable.

El sueño americano se convierte en una pesadilla difícil de superar para miles de compatriotas que abandonan el terruño convencidos de que su situación puede cambiar y con esa certeza venden propiedades o hipotecan lo poco que tienen con tal de huir de la pobreza, pero lamentablemente no todos lo logran y algunos no solo ven truncado ese anhelo, sino que vuelven a un terreno plagado de complicaciones, ya que el nuestro está clasificado entre los países con menos oportunidades de trabajo y mucho menos con programas de reinserción para los deportados.

Para tener alguna idea de lo que podría representar el drama de los deportados, hay que ponerlo en números sencillos. Solo imaginemos que cada guatemalteco que busca llegar a Estados Unidos adquiere una deuda de unos US$2 mil y esto se multiplica por la cantidad de deportados durante este año, esa cifra puede sobrepasar con mucha facilidad los Q600 millones en deudas contraídas por los más de 40 mil connacionales que de manera abrupta se encuentran en un país que incluso algunos ni conocen porque han vivido en suelo estadounidense.

Detrás de cada migrante deportado hay sin duda una historia de dolor, y por eso es que el Gobierno debe hacer sus mejores esfuerzos por que no siga creciendo esa infame estadística. Según los registros del Servicio de Inmigración de Estados Unidos, solo en el 2012 fueron expulsados 409 mil indocumentados, lo que representa para Guatemala la triste cuota de 10 por ciento, algo que definitivamente tiene efectos negativos para el país, pero sobre todo representa un fuerte impacto económico para miles de familias.

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