PLUMA INVITADA

Apuntes científicos sobre el origen del covid

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Saber cómo emergió el SARS-CoV-2 en el año 2019 es indispensable para mitigar el riesgo de futuros brotes. La voluntad científica de lograrlo siempre ha existido, la política internacional, desafortunadamente, la ha frenado. En el mes de mayo del 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS-WHO) organizó un equipo de científicos, el cual viajó a China, y en conjunto con investigadores de ese país presentaron un informe de sus logros, el cual se publicó en noviembre del mismo año. A pesar de los hallazgos, no se encontró evidencia certera para apoyar de una forma concluyente si fue causado por un derrame natural zoonótico o por un accidente de fuga en algún laboratorio. Sin embargo, el grupo de expertos dictaminó a la primera opción como un evento posible.

El presidente Joe Biden solicitó a la comunidad de inteligencia de su país, a finales de mayo del 2021, investigar el posible origen del virus. De nuevo, el informe fue poco concluyente, siendo la conclusión más importante desechar la posibilidad de que el virus hubiese sido desarrollado como un arma biológica. Los murciélagos son reservorio de virus zoonóticos y no presentan enfermedad alguna por ello. Han sido sujetos de estudio por décadas y se ha identificado en ellos un número considerable de virus, los cuales son patógenos hacia los humanos; además, existe evidencia experimental de la transmisión a humanos, generalmente, aunque no siempre empleando un hospedero intermedio; por ejemplo, las civetas, en el caso del primer SARS-CoV. La presencia de coronavirus en murciélagos de países del sudeste de Asia es un descubrimiento reciente, causando asombro de la gran diversidad de virus detectado en ellos. El síndrome respiratorio agudo severo (SARS) fue detectado en el sur de China en los años 2002 y 2003. Varios artículos publicados en revistas científicas relacionaron a virus detectados en murciélagos con SARS. A finales de diciembre del 2019 se reportaron pacientes en Wuhan con síntomas de neumonía viral causada por un agente microbiano desconocido.

' No existe evidencia certera para apoyar de una forma concluyente si la pandemia actual tuvo origen por un derrame natural zoonótico o por un accidente de fuga en algún laboratorio.

Carlos Rolz Asturias

Además se confirmó la transmisión directa entre humanos. El análisis filogenético reveló que el virus nuevo se catalogaba en el subgénero Sarbecovirus. Luego, evidencia experimental realizada, confirmó la existencia y la gran diversidad de BetaCoVs detectados en murciélagos en China, pero de ninguna manera confirmaban el origen del SARS-CoV-2 y del posible animal hospedero, del cual se derivó la infección humana. Es pertinente indicar que no solo en China se han identificado BetaCoVs de murciélagos. En Cambodia y Laos también. Es por eso que el sudeste de Asia debería considerarse como el área geográfica apropiada para confirmar el posible origen del SARS-CoV-2 en murciélagos de dicha región. Como se expresó anteriormente, no existe evidencia certera para apoyar de una forma concluyente si la pandemia actual tuvo origen por un derrame natural zoonótico o por un accidente de fuga en algún laboratorio. Por lo tanto, se considera propio terminar esta nota, en apoyo a un comunicado reciente de un grupo de científicos involucrados, el cual dice: Es importante considerar que la ciencia abarca hipótesis alternativas, argumentos contradictorios, la verificación, la refutabilidad y la controversia. Al apartarse de estos principios se corre el riesgo de establecer dogmas, abandonando la esencia de la ciencia y, aún peor, dando lugar a teorías conspirativas sin fundamento. En lugar de esto, la comunidad científica debe llevar este debate al espacio natural donde pertenece, o sea, a las columnas de las revistas científicas.

Nota del autor: La extensa bibliografía científica consultada está disponible en la versión original del artículo, al cual puede accederse sin costo alguno, en el número 42 de la Revista de la Universidad del Valle, https://www.uvg.edu.gt/servicios/revista-uvg/

ESCRITO POR:

Carlos Rolz Asturias

MSc en Ciencias de la Ingeniería Química de la Universidad de California, Berkeley. Fue fiduciario del Grupo Educativo del Valle y director del Instituto de Investigaciones de la UVG.