PLUMA INVITADA

Esto es lo que sucede cuando no pensamos más que en la raza

Además de sentirme ofendido, al igual que muchas otras personas, por los comentarios racistas de varios miembros del Ayuntamiento de la ciudad de Los Ángeles, también me sorprendió la perspectiva del mundo que revela la conversación filtrada.

La presidenta del Concejo, Nury Martinez, que ya presentó su renuncia, hablaba con dos colegas y un aliado de una organización sindical sobre varios temas, entre ellos, la redistribución de los distritos electorales. El problema de gran parte de la conversación es que se basa en dos premisas. La primera de ellas es que Estados Unidos está dividido en bloques raciales monolíticos. El mundo que dan por hecho no está formado por personas, sino por categorías raciales rígidas.

En cierto momento, Martinez usó palabras de mal gusto para burlarse de una persona por estar “con los negros”. Si no estás con un ejército racial, estás con el otro.

La segunda premisa es que estos bloques raciales monolíticos libran sin parar una eterna lucha étnica por el poder. El tema central de su conversación fue el nuevo diseño de los distritos del ayuntamiento para beneficiar a los líderes de origen latino.

“Es muy sencillo”, señaló en cierto momento uno de los participantes en la conversación. “Tienes 100 personas, ¿verdad? Cincuenta y dos de ellas son mexicanas. Me parece muy bien. Me parece que eso hace muy probable que logre derrotarte”.

Esas dos premisas no brotaron de la nada. En este país, desde hace tiempo hemos sostenido un debate sobre la percepción de las categorías raciales. Por un lado, tenemos a personas a quienes en general se les asocia con Ibram X. Kendi, entre otros, cuya imagen de la sociedad estadounidense es la de un conflicto entre un grupo opresor y otro oprimido. Para ellas, cuando se habla de la identidad de una persona, los elementos centrales son la raza y la conciencia racial. Habrá justicia cuando el poder del grupo minoritario se aproveche para resistir la supremacía blanca. “El único remedio para la discriminación racista es la discriminación antirracista”, en palabras de Kendi.

Por otro lado, hay otras personas, como Thomas Chatterton Williams, Coleman Hughes y Reihan Salam, que argumentan que la categorización racial en sí misma es el problema. El concepto del racismo sistémico se basa en una categorización racial burda. Según explica Williams, Estados Unidos debería combatir el racismo y, en el largo plazo, deshacerse de “las categorías que surgen del choque de África y Europa en el comercio de esclavos y el Nuevo Mundo”.

' Conforme aumenta la mezcla de razas, las categorías raciales y étnicas se hacen mucho más variables.

David Brooks

Para hacerlo, es necesario enfatizar cuántas cosas tenemos en común los seres humanos y cuán compleja es la identidad de cada persona, que incluye la raza, pero está formada por muchos más factores. Lo último que queremos es movernos en el tipo de categorías raciales esencialistas que tan evidentes se hicieron durante la conversación entre los ediles.

Esa conversación surge cuando las premisas de la antigua escuela de pensamiento se adoptan con toda naturalidad. No es posible sostener una batalla honesta contra la opresión. Hay muchas personas que dan por hecho que la vida pública es una batalla despiadada de un grupo contra otro, por lo que es muy probable que desarrollen perspectivas despectivas de las personas que pertenecen a los grupos rivales.

Los Ángeles es una versión del futuro estadounidense. Estados Unidos experimenta una rápida diversificación, por lo que en poco tiempo no habrá un solo grupo mayoritario. Lo cierto es que los grupos se mezclan y combinan. Aproximadamente 3 de cada 10 asiáticos recién casados contrajeron nupcias con alguien de otra raza o etnia en 2015; esta proporción fue de alrededor de uno de cada cuatro para los hispanos y de casi uno de cada cinco entre los estadounidenses negros. Seis años antes, el 35 por ciento de los estadounidenses afirmaron que uno de sus parientes cercanos tenía un matrimonio interracial.

Conforme aumenta la mezcla de razas, las categorías raciales y étnicas se hacen mucho más variables. En un ensayo para The Atlantic, Richard Alba, Morris Levy y Dowell Myers hicieron notar que, para 2060, el 40 por ciento de los estadounidenses que se presenten como blancos también dirán que tienen otra identidad. El 52 por ciento de las personas clasificadas como de raza distinta de la blanca también se considerarán de raza blanca.

Por desgracia, al mismo tiempo que ocurre este complejo pluralismo, muchos políticos y empresarios del conflicto, como Tucker Carlson, recurren a crudas referencias raciales binarias con el único propósito de justificar su estatus y acumular poder. Tristemente, la historia nos muestra que es de lo más fácil para la gente enardecer hostilidades dentro de un grupo en contra de otro, en especial si pueden divulgar una perspectiva del mundo según la cual la vida, en esencia, solo se trata de una guerra de un grupo contra otro en la que nadie gana.

“El reto esencial que enfrentan los estados en diversificación es la evolución de su identidad”, escribió Justin Gest en su libro de reciente publicación titulado “Majority Minority”. Eso significa que la lucha crucial se da en el ámbito de las ideas y la imaginación. ¿Qué historias contamos o qué retórica empleamos para definir quiénes somos?

Si empleamos retórica y contamos historias capaces de ampliar la definición de “nosotros”, si no dejamos de enfatizar cuán complicadas son las identidades personal y nacional, si enfatizamos las identidades superpuestas e inclusivas, entonces quizá logremos obtener un beneficio especial de toda esta diversidad.

Si utilizamos retórica que dé por hecho que estamos trabados en bloques raciales rígidos y que el conflicto de grupos es el elemento esencial de la vida pública, entonces el conflicto de grupos es lo que obtendremos (una balcanización a escala continental). No se trata solo de los concejales de la ciudad de Los Ángeles. Se trata de un conjunto de ideas y una manera de hablar que aceptamos sin ningún reparo en esta sociedad.

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