CATALEJO
Predecible futuro político del país
DENTRO DE DIEZ DÍAS se cumplirá el primer año del gobierno del partido oficial. Es necesario calificarlo de esa manera porque por primera vez en muchos años la figura de quien encabeza uno de los poderes del Estado dentro de la concepción teórica de la democracia desde hace un poco más de dos siglos, ha pasado en Guatemala a ser un personaje figurativo, casi inexistente, dentro del curioso sistema político del país. No debe causar sorpresa, porque una de las exitosas frases de la campaña era exaltar la característica de no ser político, lo cual implicaba obviamente un desconocimiento casi absoluto de la manera como es la realidad del tema de la política. Este vocablo, debido a tanta corrupción y desvergüenza, se volvió mala palabra.
POCO A POCO, CREO, se ha ido abriendo paso en un número cada vez más grande, aunque no mayoritario todavía, el convencimiento del error de esta idea. No es exclusiva de Guatemala, y se le puede comparar con el caso estadounidense, donde llegó también a la presidencia una persona perfectamente desconocedora de cómo debe ser la política, cómo debe expresarse, y sobre todo tener plena conciencia de la inseparabilidad de la persona individual con la persona/cargo, o por decirlo de otra manera, con el papel de un actor instalado por su voluntad y la de los electores, en el gran teatro de la tragicomedia de la política cuando se le practica y se descubre la enorme diferencia entre la teoría y la práctica, y cuando se deben olvidar los conceptos simplistas.
MUY PRONTO, FUE CLARO el poco respeto de los mandamases del partido oficial, quienes no dudaron un segundo en hacer a un lado al ciudadano Jimmy Morales. Eran necesarias pruebas grotescas, y las primeras fueron la adquisición apresurada de los tránsfugas en el Congreso, las irrespetuosas declaraciones de uno de los jovenzuelos pero mañosos diputojos oficiales, quien afirmó integrar una horda política independiente, pero en el sentido de contraria, a los criterios del presidente. Pocos meses después, el cerebro del partido, colocado al lado del presidente para tenerlo bajo control, expulsó a un diputado oficial con el fin de refugiarse en el parlamento y escapar de acciones judiciales en su contra. Allí terminó de quedar claro todo.
A TODO ESTO SE AGREGARON los inesperados problemas legales del hijo y del hermano. Las varias y diferentes acciones y declaraciones equivocadas y lamentables terminaron de hacer la tarea. Algo similar ocurrió con el vicepresidente, quien de igual forma comenzó a naufragar muy pronto por razones parecidas respecto a su hijo y a la lujosa residencia donde decidió irse a vivir. En estas circunstancias, es conveniente reiterar la acertada sugerencia de no dar declaraciones a la prensa, porque si bien se encuentra prácticamente desaparecido del conocimiento ciudadano, al menos no aumentan las razones para ingeniosos pero innegables “memes” y las publicaciones comprometedoras hechas públicas por los medios de comunicación extranjeros.
ESTAS SON LAS CAUSAS de la facilidad de predecir el futuro cercano, es decir, del 2017. El Congreso, es decir el Poder Legislativo, tendrá pocas probabilidades de disminuir su desprestigio, aunque algunos diputados marquen excepciones, y las leyes seguirán siendo producto de negociaciones opacas. El Poder Judicial se encuentra en una situación muy parecida: existen mínimas probabilidades de convertir a las resoluciones en ejemplos de profesionalismo. Los jueces como Miguel Ángel Gálvez seguirán siendo una excepción. Debido a ello, no se puede confiar en cambios esperanzadores. Dentro de esa realidad, la dolorosa pero necesaria vergüenza de la presencia de la Cicig como un apoyo al MP no puede dejar de ser apoyada.