SIN FRONTERAS

Retomando agendas

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Por ahí, en 2014, tuve una oportunidad de hacer un aporte personal al país; este aporte es modesto en tamaño, pero cuenta con la valía de la sinceridad. Verán que años de práctica profesional notarial en Guatemala, me llevaron de forma inopinada a chocarme con el abandono en que viven millones de migrantes guatemaltecos, principalmente en EE. UU. En ocasiones anteriores he comentado cómo buscándoles servir para ordenar legalmente sus propiedades en Guatemala —lo que era mi especialidad técnica—, me topé con que prácticamente la totalidad de los migrantes guatemaltecos, y en especial los indígenas, carecían de documentos mínimos de identidad. Allá, demasiada gente no tiene acceso a certificados de registro, cédulas, ni pasaportes, y el gobierno no les atiende. Esos documentos son necesarios para ejercer cualquier derecho o cumplir cualquier obligación legal, no digamos para ordenar sus propiedades a través de compraventas o testamentos. Este descubrimiento lo viví más o menos a partir de 2008, cuando recién empezaba a operar aquél desastroso Renap, corto en recursos, ineficiente en procedimientos, y oscuro en su operación, del que muchos fuimos víctimas. En los años siguientes, tuve oportunidad de ayudar a miles de personas a regularizar sus problemas ante esa institución; pero la verdad es que esa era una tarea de Estado. Cuando caí vencido en mi intento personal por suplir esa carencia nacional, nuevamente, de forma inopinada, recibí la oportunidad de hacer público este problema a través de medios de comunicación. De forma vertiginosa se me abrieron espacios, pues nadie –aparentemente— abordaba estas realidades con precisión.

Mi primera experiencia en comunicar masivamente, la viví gracias a Prensa Libre. Hace tres años, un día fui recibido para dialogar sobre migrantes con algunos de sus directivos; hice una presentación que exponía la realidad, desde la óptica local, de decenas de pueblos en EE. UU. que conocía bien. En esa reunión hicieron eco algunos de los conceptos compartidos, como las Ciudades Espejo y la migración fragmentada en microcomunidades rurales. Prensa Libre me publicó un día domingo en un reportaje intitulado “El Estado los olvidó”, y fui invitado a compartir opinión en forma ocasional. Eventualmente, se abrió espacio para esta columna semanal, que tiene como principal objeto la persona migrante guatemalteca. A partir de ese mismo mes, otros medios de comunicación, escritos, radiales y televisados, me recibieron para exponer, cuando surgía alguno de estos temas en sus agendas periodísticas. Desde el inicio decidí compartir opinión de la manera más sincera, a pesar de conocer el riesgo que implica denunciar las deficiencias de los actos de gobierno.

Como era de esperarse, los funcionarios de turno me recibieron como una amenaza. Claramente, prefirieron esconder sus deficiencias que suceden en otras latitudes, en vez de debatir soluciones. Algunos de ellos, hábilmente, me ofrecieron contratos de asesoría. Creí en uno de estos ofrecimientos, y acepté uno de esos contratos. Pero al no recibir herramientas para realizar cambios, caí en cuenta de que solo se buscaba callar una voz. A los tres meses devolví el contrato. A partir de entonces los funcionarios aludidos me atacan en un plano personal, en vez de debatir objetivamente los problemas que planteo. Supongo que es un problema común para quien busca llegar a la verdad.

Esta situación se agravó en el presente ciclo presidencial. Conforme pasa el tiempo, la agenda migratoria, como otras del país, ha sido abandonada por un gobierno que sustituyó sus responsabilidades, por defenderse de la justicia. Esta columna apoya irrestrictamente la cruzada contra la corrupción e impunidad, pero llega la hora, a un año del próximo ciclo presidencial, de retomar agenda y plantear un curso posible para la siguiente gestión en el ámbito migratorio. He elaborado un plan que compartiré paulatinamente en este espacio, que aborda políticas domésticas, consulares y políticas para este tema de trascendencia nacional.

@pepsol

ESCRITO POR:

Pedro Pablo Solares

Especialista en migración de guatemaltecos en Estados Unidos. Creador de redes de contacto con comunidades migrantes, asesor para proyectos de aplicación pública y privada. Abogado de formación.

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