CATALEJO

Ruidoso despertar de los “corderizados”

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CUANDO SE ANALIZA EL comportamiento de los guatemaltecos en las últimas cinco semanas, se puede hablar —en sentido figurado, claro— de un despertar muy ruidoso de los corderos. La “corderización” de una sociedad se puede definir como aquella actitud generalizada de desinterés, muchas veces provocada por el miedo convertido en terror a causa de un proceso de desarrollado durante muchos años. Pero de pronto la sociedad se hastía, se cansa, despierta del marasmo y decide actuar, con resultados comprobables. Por ejemplo, la dictadura ubiquista “corderizó” a los ciudadanos, pero se derrumbó cuando los corderos se salieron del corral y en vez de balar, rugieron al unísono en el parque central y acabaron con esa etapa de 14 años.

LUEGO DEL LLAmado movimiento de Liberación, en 1954, comenzó otro proceso de corderización cuya etapa se puede señalar durante 39 años, cuando grupos de ciudadanos tomaron las calles capitalinas en contra del burdo autogolpe del delincuente Serrano Elías. Los rugidos de los corderos provocaron la depuración del Congreso y la elección del presidente Ramiro de León Carpio para terminar los dos años de período del autogolpista, permitir elecciones y entregar al nuevo presidente, convertido luego en miembro destacado de los innombrables. Comenzó otro proceso corderizacionista, aprovechado por los electos gracias a tribus electoreras aquí llamadas partidos políticos. Eso facilitó el aumento de la corrupción hasta el paroxismo.

HASTA HACE SOLO UN mes, los guatemaltecos se mantuvieron en esa actitud. Guardaban silencio ante los robos y demás formas de apropiación de dineros provenientes de los impuestos, como es el caso de los infames fideicomisos para manejar dinero destinado a las municipalidades, de lo cual la comuna capitalina es ejemplo perfecto. Comenzó y se afianzó la burla. La corrupción era admitida e incluso “explicada” con frases absurdas. Cuando hizo su aparición la pócima mágica para sanear el Lago de Amatitlán, comenzó el derrumbe de esa actitud pusilánime tradicional. La gente, en silencio, sin acarreos, convencida, tomó en tres ocasiones el parque central. Los resultados comenzaron pronto a ser vistos y también aplaudidos.

DICHO EN OTRAS PALAbras, los corderos descubrieron su fuerza cuando están unidos. Los politiqueros intentaron montarse en esa ola similar a un tsunami porque es aparentemente lenta pero llega lejos, más allá de las olas tradicionales de gran altura pero con poco alcance. Las aguas se replegaron pero ya están a punto de regresar con la misma o mayor fuerza. Ya llegaron a uno de los poderes del Estado y parecen dirigirse ahora a otro: el Congreso. Si este no realiza cambios profundos en varias leyes, y no se comienza con la ley electoral regidora de las elecciones planificadas para dentro de solo 105 días, el resultado puede dar vida jurídica a un engendro político cuyas primeras víctimas serán las leyes constitucionales.

LA RECIENTE PUBLICAción del Tribunal Supremo Electoral ha provocado preocupación. Trabajar en cambios en la ley electoral para hacerlos realidad hasta las elecciones de 2019 (porque los decidiría el nuevo Congreso), significa no entender la urgente necesidad de devolverle la legitimidad a los procesos derivados del sistema democrático, ahora convertidos en razones para enriquecimiento corrupto y criminal. Los corderos siguen vigilantes. Saltaron las trancas del corral y ahora no entrarán fácilmente porque adquirieron conciencia de su poder verdadero y tangible. Los peores errores consisten en no valorizar las realidades de un hecho y los riesgos de no existir planes de negociación ante la evidente inmediatez de los acontecimientos.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.