IDEAS
Ruleta Rusa
A raíz de mi artículo “Sí es golpe” recibí muchos comentarios argumentando que en la situación actual, un golpe es lo indicado. Yo no estoy de acuerdo. Quienes así argumentan, presumo que hastiados por el sistema actual, ignoran —desconozco si consciente o inconscientemente— las graves consecuencias que un golpe de Estado puede tener para todos.
La idea romántica de que el rompimiento constitucional será un gran triunfo de la ciudadanía y que todos abrazados en la plaza central veremos cómo el sistema se limpia de toda lacra por obra y gracia de la presión ciudadana, no es más que una utopía de quienes desconocen la historia. Por definición, un rompimiento constitucional implica riesgos inimaginables para toda la población. De entrada, las garantías constitucionales que dentro de este sistema —por destartalado que esté— nos garantizan libertad de expresión y de acción, quedan en el aire.
Luego está el punto, muy crucial, de quién o quiénes van a autoproclamarse “salvadores” de Guatemala e imponerse, supuestamente por un tiempo de “transición”. La gente puede creer que surgirá alguien “recto y honesto” que llevará el barco a buen puerto, pero eso no es más que una ilusión. La realidad es que en el río revuelto cualquiera puede hacerse del poder. Y allí las opciones van desde un Pinochet hasta un Fidel, un Hugo Chávez o un Hitler. Quién sea el aprovechado es una ruleta rusa en la que las posibilidades están en contra de los ciudadanos. ¿Qué pasaría si quien aprovecha la situación para tomar el control es Manuel Baldizón o cualquier otro de los actuales candidatos?
Las posibilidades son casi infinitas y la mayoría implica serios costos para todos los guatemaltecos. La posibilidad de llegar al nirvana en donde se resolverán de manera pacífica todos los problemas que hemos ido acumulando durante las últimas décadas es muy remota.
Alternativamente, expongo lo que hemos logrado pacíficamente y dentro del marco constitucional actual. Considero que el mayor logro es el despertar de la ciudadanía que finalmente se percató de las consecuencias nocivas de la corrupción y que ya está dispuesta a combatirla. Este es un paso gigantesco para cambiar el sistema. Como consecuencia, se ha logrado un segundo éxito de resultados inimaginables —aunque todavía imperceptibles— como lo es incrementar la percepción de riesgo para los corruptos. En otras palabras, los corruptos —actuales y futuros— saben que ahora estarán más vigilados. Eso hará que lo piensen muy bien antes de arriesgarse a actuar indebidamente.
Pero creo que todavía podemos avanzar mucho más sin recurrir a la violencia. Ahora hay que utilizar la presión ciudadana, por ejemplo, para forzar a los diputados a hacer los cambios correctos a las leyes, tanto electorales como de transparencia.
Y usted ¿qué opina? ¿Realmente cree que con un golpe de Estado vamos a estar mejor? Espero que reflexione al respecto, pero si luego de hacerlo todavía quiere jugar a la ruleta rusa, después no se vaya a quejar de las consecuencias.
Fb/jjliber