SI ME PERMITE

Sabiendo escoger es como se llega a la meta

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“La ciencia es el alma de la prosperidad y la fuente de vida de todo progreso”. Louis Pasteur

Cuando uno se propone alcanzar una meta no se trata simplemente de localizarla, definirla y salir para alcanzarla, tenemos que hacer nuestra tarea previa, para lo cual debe ser una meta que sea medible y realista para mi persona.

Como no podemos negar nuestra individualidad, debemos ser conscientes de nuestras fortalezas y también de nuestras debilidades, para que al emprender la carrera para alcanzar la meta que nos hemos trazado no quedemos a mitad del camino, frustrados.

La ruta a la meta es como trazar un camino teniendo ante nosotros un mapa y ubicar nuestra actualidad y luego definir el destino para poder escoger los caminos alternos con que contamos para llegar y saber cómo viajaremos para alcanzar nuestro objetivo.

Tristemente algunos se trazan una meta, pero apoyados en los demás para alcanzarla, cuando eso no lo podemos asegurar y mucho menos exigirlo.

Cuando las opciones están claras debemos ser sabios en no perdernos en los atajos porque estos nos sacarán del camino y posiblemente nunca alcancemos las metas que nos hemos trazado.

Una escuela que no se puede despreciar es la que aprendemos de nuestros propios errores, porque si aprendemos de ellos seguramente nos cuidaremos de no repetirlos, pero además la experiencia nos habrá enseñado que algunos senderos fácilmente nos llevarán al mismo estado y preferiremos tomar otras alternativas.

Cada camino que hemos recorrido nosotros en el pasado es como una escuela que nos ha dejado enseñanzas inolvidables, estas no son para publicarlas, sino para atesorarlas y que sobre ellas podamos construir sabiamente.

Lo anterior nos debe llevar un paso más allá, y es que cuando otros han cometido errores, estos no son para que nosotros hagamos comentarios, sino todo lo contrario, en el absoluto silencio y con discreción debemos aprender de ellos de tal modo que cuando tengamos la oportunidad de emprender algo las vivencias de los demás no solo sean una advertencia, sino también entendamos la realidad de que no somos libres de hacer lo mismo.

En la realidad innegable por el camino que escogimos enfrentamos dificultades y contratiempos, porque estos son parte del proceso, pero muchas veces nos acomodamos en una manera irresponsable y simplemente buscamos culpables de lo que no estamos logrando, antes de, con una buena introspección, buscar en nosotros mismos dónde estuvo el descuido que nos llevó a lo que estamos afrontando.

En algunos de los casos, posiblemente cuando nos sentamos para planificar no tomamos en cuenta cuestiones que surgen y no podemos evitar, o aún mucho más grave es cuando se nos aconsejó en algún detalle pero nosotros preferimos hacer caso omiso al consejo porque pensamos que lo sabíamos o que tal vez en nuestro caso no era el que nos planteaban.

En la vida deberíamos entender que muchos de los logros se alcanzan por el simple modo que tenemos de saber escoger, o bien buscar consejo de otros para poder ser guiados en el momento de escoger. Esto es fundamental, porque la vida no permite regresar para retomar otras opciones.

El saber replantear las cosas con la mentalidad de una sabia evaluación nos ayudará a alcanzar nuestras metas con el máximo esfuerzo pero con el mínimo de los sinsabores que la vida tiene.

Y cuando lo logramos dejamos un legado de respeto y una escuela para aquellos que nos rodean y nos están observando.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.

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