CATALEJO
Se debe olvidar toda diferencia
EL RESULTADO DE LOS comicios de hace apenas nueve días se convirtió en la posibilidad del inicio de una nueva etapa histórica, basada —en pocas palabras— en el regreso de los ciudadanos, carentes de mala intención, al servicio al país a través de ejercer bien sus funciones. Es decir, en el cumplimiento de cada persona a aquella tarea asignada por sus decisiones personales, por ejemplo en la profesión escogida, o por factores imposibles de prever o de cambiar, como lo es la suerte, la circunstancia, el acaso, el azar. Es posible recordar la frase del Popol Vuh: “que se llame a todos, que vengan todos, que nadie quede atrás de los demás”. Pero para cumplir esa idea de “llamar a todos”, se debe comprender su sentido de inclusión, de unidad.
ESTA TAREA REquiere buscar previamente, con el objeto de olvidarlas, eliminarlas o alejarse de ellas, las razones para dividir a los guatemaltecos. La única división válida es la de mujeres y hombres. Las demás son artificiales, adquiridas, impuestas, y por ello a la hora de hacer ese llamado a todos, deben ser hechas a un lado, para encontrar la característica verdaderamente común. Es simple: constituye el factor de haber nacido en esta tierra, y también de haberla adoptado. Por ello el llamamiento debe ser hecho a los guatemaltecos, porque somos ese “todos” señalado en la frase del libro sagrado quiché. Y porque cuando se hace el esfuerzo de quitar las diferencias, la calidad de guatemalteco no se puede rechazar, aunque algunos lo hagan.
HAY UN PROBLEMA: A los seres humanos nos encanta marcar divisiones entre nosotros, porque en esa forma nos identificamos como miembros de élites (minorías selectas o rectoras, según el Diccionario de la Lengua Española, 2014). Pero cuando una sociedad se enfrenta a enemigos comunes, debe cerrar filas y olvidarse de las diferencias, al menos por el tiempo de duración de la amenaza. Las diferencias penetran en todas las áreas de la vida humana: sociales, de nacimiento, de lugar de residencia, de religión, de situación cultural y económica, de características físicas. Todas las tareas se dificultan cuando la búsqueda de un bien común se realiza utilizando el absurdo criterio de dificultar la posibilidad de éxito al reducir posibles colaboradores.
EL PRESIDENTE ELECTO Morales debe tomar muy en cuenta esta urgencia de “llamar a todos”. Tiene la ventaja de carecer de equipo humano suficiente y calificado, por lo cual puede abrir la puerta a quien llegue con el fin de colaborar. Su fuerza política en el Congreso resulta ser muy modesta y escasa. Pero al ser producto del hastío y de la decepción ciudadana por tantos años de abusos, si no se equivoca al escoger a alguien en base a la pertenencia a alguno de los grupos divisionarios ciudadanos, tiene la oportunidad por un tiempo escaso pero suficiente para integrar y luego encabezar un equipo humano multidisciplinario, basado en los principios de corrección implícitos cuando la propaganda política se basó en no ser corrupto ni ladrón.
ESTE LLAMADO A TODOS los guatemaltecos incluye, y es evidente, mantenerse a prudente distancia de las divisiones. Es el presidente, también, de todos los guatemaltecos, en un estado laico —lo cual no significa antirreligioso—. Una persona no es buen médico, por ejemplo, porque nació en determinado lugar, es católico o no-católico, habla otro idioma, canta bien, le gusta el futbol, es empresario pequeño, mediano o grande. Es buen médico porque tiene vocación, estudió para ello, es responsable. Dentro de los 72 días faltantes para el 14 de enero a las 14 horas, la búsqueda de colaboradores con capacidad en su campo y deseo de servir al país, por decisión personal. El secreto debe radicar en luchar por obtener la unidad dentro de la diversidad.