REGISTRO AKÁSICO

Un ambiente de degradación social

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El sistema penitenciario y los procedimientos judiciales pueden calificarse con los aspectos más oscuros de la conducta humana. La saña de los sicarios más crueles refundidos en las cárceles alcanza a los magistrados integrantes de tribunales que hacen cuentas de años de sentencia, para infligir daños sin sentido.

No se puede defender la corrupción generalizada en el Organismo Legislativo. La mayor parte de diputados buscaban el enriquecimiento indigno a través de asociarse con personas que aceptaban entregar parte de su sueldo. Unos más, otros menos, deformaban la asesoría y apoyo técnico en la elaboración de leyes. Se trata de delitos donde existe un sujeto pasivo y uno activo. La persecución parece limitarse a los sujetos activos, los diputados y exdiputados. ¿Qué sucede con los prestanombres? Nada hasta el momento. Se regatea salarios y bonos, o lo más extremo, retirarlos del supuesto empleo. Más de alguna de las empleadas se cuela hasta los altos puestos del ejecutivo, de donde es expulsada sin motivar escándalo.

Mientras tanto, un juez otorga una medida sustitutiva de la detención, a la vista de los problemas existentes en los centros carcelarios. Los imputados, sin necesidad de cepos electrónicos, se encuentran a disposición del tribunal. La administración de justicia puede continuar su curso. Si hubiere fuga, el trato tendría que ser más riguroso, pero se utiliza una fianza de elevado monto para garantizar la presencia.

Empero, los encargados de la persecución penal, en lugar de concentrarse en lo principal, discuten los incidentes. Tres magistrados se unen a esos criterios y deciden privar de libertad a tres más, a la espera de una decena de diputados que pelean el retardo en el procedimiento de antejuicio, que seguramente también serán enviados al nuevo centro Brigada Militar Mariscal Zavala y Calabozo VIP. Se inauguró un restaurante a la carta, se abrirá una peluquería y así, sucesivamente, se creará un pueblito en chiquito.

El retrato que hizo Mel Gibson en la película Atrapen al gringo se generaliza con el apoyo de los honorables juzgadores. No se trata de dirimir el asunto central de derecho: culpable o no. Se busca eternizar procesos, discutir lo accesorio y dañar lo más posible a los encausados. No a todos, sino a los escogidos como cabezas de turcos.

Cuando se indica que son mezquinos, no se les está insultando. Se califica una manera de concebir el dominio de los poderes que monopolizan al Estado, sobre quienes desea castigar en determinados momentos. Algunos funcionarios encargados de la persecución penal son mezquinos porque son faltos de generosidad y nobleza de espíritu. La palabra es de origen árabe, miskín, el sirviente del palacio. Nadie llama a otro exarico, que era el sirviente de los granjeros árabes. Se quiere indicar que la ruindad procede de las prebendas que recibe el magistrado, el juez o el fiscal.

Se llenan las cárceles sin sentido. Muchos han cumplido la condena o están en prisión preventiva por delitos cuya pena, en caso de ser sentenciados, ya han satisfecho. Pero se sigue enviando detenidos, es como una ballena que traga y traga agua para conseguir seres microscópicos. No en balde, Thomas Hobbes comparó al Estado policial con el Leviatán.

El circo se convierte en macabro cuando, en la cárcel, reos armados asesinan a quien desean. De paso a una muchacha que fue despedida por su madre con un gran rótulo donde la felicitaba por haber obtenido la profesión de técnica en ambiente. No sabía que ingresaría a uno plagado de suciedad, vicio y perversión, donde encontraría la muerte.

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ESCRITO POR:

Antonio Mosquera Aguilar

Doctor en Dinámica Humana por la Universidad Mariano Gálvez. Asesor jurídico de los refugiados guatemaltecos en México durante el enfrentamiento armado. Profesor de Universidad Regional y Universidad Galileo.

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