EDITORIAL

Un paso necesario

La consulta popular para decidir si Guatemala lleva a la Corte Internacional de Justicia el centenario reclamo territorial sobre Belice entra en su etapa decisiva, aunque quizá el presidente Jimmy Morales sea la figura menos idónea para promocionar la asistencia a las urnas el próximo domingo.

La duda se fundamenta en los exabruptos en los que ha incurrido sobre un tema de enorme trascendencia y sobre el cual se requiere prudencia y dominio de un tema complejo sobre el cual es indispensable la participación de la ciudadanía en la búsqueda de una solución definitiva a un diferendo cuyo reclamo, además, demanda una erogación millonaria.

De hecho, todavía está en duda la legalidad de esa consulta, pues se habría obviado un paso importante, como la establece la Carta Magna en caso de dirimir diferencias con otros países y por lo cual existen recursos planteados en la Corte de Constitucionalidad.

Al margen de los detalles pintorescos e incluso del trasfondo legal, los guatemaltecos deben dar su aval a la búsqueda de una solución definitiva sobre el reclamo sobre un amplio territorio de lo que hoy es Belice, y eso pasa porque los ciudadanos se pronuncien en las urnas para que la Corte Internacional de Justicia determine lo procedente del reclamo guatemalteco y se pueda zanjar una discusión que lleva demasiado tiempo, al extremo de que ha servido a más de un gobierno como un excusa para desviar la atención sobre otros problemas.

Precisamente uno de estos es que el tema Belice deje de servir como pretexto a los gobernantes de turno cuando desean desviar la atención de la problemática interna, como ya ocurrió con al menos dos gobiernos, que de manera irresponsable llegaron a azuzar los ánimos de la población con una supuesta invasión para la recuperación de ese territorio, la cual habría sido todo un fiasco.

Esa disputa también ha puesto históricamente a Guatemala como un país agresor, porque Belice siempre ha logrado victimizarse como nación pequeña, lo cual es falso, sobre todo porque nuestro país tampoco tiene la capacidad como para encabezar semejante disparate, porque no cuenta con los recursos necesarios y mucho menos con el apoyo de otras naciones que tienen una influencia indiscutible en el concierto internacional.

También debe decirse que Guatemala ni siquiera ha podido implementar un modelo de desarrollo sostenible como para convertirse en un líder regional al que naciones vecinas quieran imitar o emigrar, y uno de sus modelos más efectivos, la lucha contra la corrupción, es uno de los más atacados desde las altas esferas del poder. En todo caso existen al sur del Istmo otras naciones que se han convertido en refugio para miles de centroamericanos.

Argumentos hay suficientes para buscar una solución definitiva sobre el reclamo de más de la mitad del territorio beliceño, lo cual debería servir para llevar a un mejor nivel las relaciones bilaterales, pero sobre todo para bajar la tensión en la zona de adyacencia, donde no existen límites fronterizos claros y sí una conflictividad latente.

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