VENTANA

Ver a Guatemala como un camino

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En estas últimas semanas he percibido desánimo en muchos chapines. Se refieren al proceso electoral como: “tendremos más de lo mismo”. Pero… ¿podemos abandonar la lucha por el país que queremos ser? No. Considero que esta etapa es un reto complejo, pero oportuno, para empezar a sentar las bases de la Guatemala que queremos dejarle a las futuras generaciones. Dee W. Hock, el creador y CEO Emeritus de una de las organizaciones más grandes del mundo, VISA, escribió: “Cuando la gente deja de creer que ya no vale la pena construir, destruirá”. ¡ Y Guatemala vale la pena! “Es el momento de acordar un nuevo camino, de construir una nueva historia que nos devuelva la fe para seguir adelante”, recordó el Clarinero. No hemos alcanzado la madurez ni el desarrollo de los países del primer mundo, pero eso no significa que no podamos abrir brecha y empezar a caminar en la historia del mundo moderno.

' “Cuando la gente deja de creer que ya no vale la pena construir, destruirá”.

Rita María Roesch

Nunca antes, que yo recuerde, le habíamos puesto tanta atención y apreciado tanto nuestra Carta Magna. Ello demuestra que queremos caminar por el sendero de la ley. Hoy quiero referirme a Dee W. Hock, uno de los grandes protagonistas de la historia moderna. Nació en una población rural en Utah, Estados Unidos, en 1929. Dee Hock es un visionario con un espíritu integro, digno de emular porque “camina lo que habla”. (Sugiero leer su historia en internet). Al finalizar el año 2000, Visa International tenía más de 1,000 millones de usuarios en todo el mundo. Si Visa fuera un país, habría sido el tercero más grande del mundo, después de China y la India. Después de haber creado Visa, Dee Hock dejó el mundo de los negocios y se dedicó a rehacer su vida. Se refugió en una granja que había sido arrasada por malos manejos agrícolas, para recuperarla. “A través de los años he temido e intentado controlar las cuatro bestias que, inevitablemente, devoran a su guardián: el ego, la envidia, la avaricia y la ambición. En 1984 corté todas las conexiones con el negocio por una vida de aislamiento y anonimato, convencido de que estaba haciendo una gran inversión, cambiando dinero por tiempo, posición por libertad, y ego por satisfacción, y que las bestias estaban enjauladas de forma segura”. El día que Dee Hock vio descender de las montañas de su granja a un maravilloso lince, reconoció que había logrado su propósito. Al final de este período de aislamiento escribió un libro titulado Birth of the Chaordic Age. Ha sido una fuente inagotable de inspiración para quienes sentimos la inclinación por cambiar nuestro pasado y anhelamos construir un futuro vivible para los hijos de los hijos de nuestros nietos.

Este camino hacia el mundo futuro, según Dee Hock, tiene tres grandes retos pero una sola solución. El primero es el ecológico. Es encarar el gran daño que le hemos hecho a la naturaleza. En lugar de ser parte del problema, ahora debemos convertirnos, todos, en parte de su solución. El segundo es el económico y tiene que ver con el desaparecimiento generalizado de las organizaciones empresariales herederas de la era industrial. “Son organizaciones jerárquicas, con fuerte control de todo; sofocan la creatividad y la iniciativa de base”. El tercer reto es que las instituciones públicas siguen organizadas con el modelo de comando y control de las empresas tradicionales. Por eso las universidades están alejadas de lo universal, las escuelas alejadas del aprender, los sistemas de salud enferman, los policías alejados de la ley. La solución común a estos tres problemas consiste en cambiar el viejo sistema. Las organizaciones de la economía, del medio ambiente y las que entregan servicios sociales, en lugar de estar cerradas, deben abrirse, como en el caos, a la participación ciudadana, cuya creatividad puede ser ordenada si compartimos un mismo propósito nacional y acordamos principios básicos que nos ayuden a alcanzarlo.

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