MIRADOR
¡Ya queremos pastel…!
De forma periódica pero con mayor descaro, premeditación, alevosía y nocturnidad, el sindicato magisterial liderado por Joviel Acevedo —y no es el único lamentablemente— presiona y consigue un nuevo aumento salarial que ronda los Q1,000 millones para 2019 y puede ampliarse en los años siguientes al infinito y más allá. ¿Se imagina usted cuánto se puede mejorar el país con esa cantidad bien ejecutada? En otras instituciones los sindicatos correspondientes también hacen lo propio: OJ, MP, Congreso, Salud, municipalidades, portuarias y una larga e inimaginable lista de piratas que hacen piñata del presupuesto, sacando de donde no hay, para beneficio de sus dirigentes y afiliados, pero con nulo impacto en el servicio al ciudadano, y ahí está lo más preocupante.
De esa cuenta, el gasto público crece anualmente pero: ¿adónde va ese aumento que pagamos los ciudadanos con nuestros impuestos? Pues al bolsillo de trabajadores del Estado en forma de bonos antiestrés, de Navidad, de vacaciones, de “responsabilidad” de “productividad” y seguramente encontrará otros nombres curiosos inventados para justificar la depredación de los fondos públicos que todas las instituciones hacen, con mayor o menor ruido, y de cuyos montos, por cierto, los receptores no pagan impuestos directos ¿Recuerda aquel ujier que hacía fotocopias en el Congreso por Q45,000 al mes?, pues ahí sigue no se crea que cambiaron las cosas ni declararon lesivos los onerosos pactos.
Por si no fuera suficiente, en esta ocasión, el sindicato magisterial consigue su propósito y el de Salud (médicos y enfermeras) no. La lección que se aprende rápidamente es que quienes más presionan, amenazan, hace ruido o se manifiestan vulnerando derechos ciudadanos, logran su objetivo. Conclusión para la próxima: hagan bochinche, paralicen el país y el político de turno les escuchará. No pierda el tiempo razonando el aumento u observando normas de corrección y legalidad: ¡no sirve para nada!
Los ciudadanos que pagamos impuestos y toleramos que esas cosas ocurran, permanecemos pasivos creyendo que el dinero sale de otra parte que no sea nuestro bolsillo y el político -conocedor de la falta de testosterona nacional- negocia con extorsionistas profesionales de tiempo completo y comete cohecho al aceptar el soborno del sindicato por la tranquilidad que le ofrece de no traer maestros a las calles, suspender clases, dar apoyo electoral con votos o asegurar plazas fantasmas que incrementan los ingresos o amortizan la inversión realizada para ser alcalde o diputado. Delincuentes que se entienden entre ellos, mientras observamos pasivamente, una y otra vez, lo mismo. Y si los sindicatos fallan o no existen, están los “bonos extraordinarios” como modelo sustitutivo. El Ministerio de la Defensa pagaba Q50,000 al Presidente y cantidades significativamente altas a la cúpula militar y la Corte de Constitucionalidad se recetó aquel “bono revolucionario” -así se llamó- por valor superior a los Q87,000 ¿Cree usted que por ello tenemos mejor ejército o la CC ha sido más eficiente y resuelve en menor tiempo los casos?, pregúntele a la minera San Rafael. En los últimos años ha crecido el gasto público sin que absolutamente nada haya mejorado y así no hay presupuesto que llegue.
La salud sigue mal, la educación peor, las carreteras están a la vista y el medio ambiente, la seguridad, la defensa, la agricultura, la seguridad…., todo hecho un desastre por gobiernos terriblemente incompetentes, aunque pagamos mucho más por ello. “Sarna con gusto no pica” o “quien por su gusto muere que lo entierren parado”, son dos refranes chapines que describen nuestra actitud indiferente que hace posible este desmán y encima y con “satisfacción” paguemos el alto costo ¡Inaudito y estúpido, el Estado rehén de sí mismo!
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