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Coronavirus en municipios: Así se batalla contra el covid-19 lejos de las urbes

Meses atrás era una advertencia, ahora los casos de covid-19 ya no se centralizan en la capital. Con la apertura gradual del país, la enfermedad tiene cada vez mayor incidencia en los municipios, donde los puestos y los centros de salud son el primer eslabón en Salud Pública para contener la propagación, sin embargo, hay debilidades en el sistema que ponen en riesgo la contención del virus a este nivel; pasa por el déficit en la infraestructura sanitaria, pero también es un tema de recurso humano.

Los centros de salud en los municipios continúan atendiendo a pacientes por enfermedad común, y han tenido que reorganizarse para también ocuparse de la emergencia del covid-19. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

Los centros de salud en los municipios continúan atendiendo a pacientes por enfermedad común, y han tenido que reorganizarse para también ocuparse de la emergencia del covid-19. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

En seis meses de pandemia el personal de salud ya está agotado y es insuficiente para atender la emergencia sin descuidar el resto de patologías no covid. Se han tenido que dividir, reorganizar para lograrlo.

 

Silvia Azucena Bal Chonay es una de las enfermeras auxiliares a cargo del puesto de salud de la aldea Panabajal en San Juan Comalapa, Chimaltenango. Antes de la aparición del covid-19 el servicio se centraba en la atención a niños menores de cinco años y a mujeres embarazadas, pero ahora también visitan a los casos positivos de coronavirus y hacen labor de promoción y sensibilización entre la población para que el virus no se propague.

“Es mucha la gente que debemos atender”, dice, pues en el área hay 6 mil habitantes.

Previo a la emergencia recibían apoyo de los epesistas de las universidades, pero dejaron de llegar. Ahora, ella y su compañero tienen que redoblar esfuerzos para no descuidar las consultas y la vigilancia de quienes están aislados y en cuarentana por el contagio. Al momento de la visita de Prensa Libre a la aldea, el pasado 16 de septiembre, en el lugar había dos casos positivos.

Cada día acuden al puesto unas 18 personas, el número descendió debido a que las personas tienen miedo al virus, pero eso obligó a los enfermeros a salir y buscar a los pacientes en sus casas y caminar largas distancias.

 

En el puesto de salud de la aldea Panabajal en San Juan Comalapa, Chimaltenango, hay dos enfermeros auxiliares para atender a la población. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

 

“Para monitorear a los enfermos tenemos que ir a pie, porque no hay buses. Esto del covid vino a complicar más el trabajo, hay que irse todo protegido y con el equipo que nos dieron da mucho calor. Lo que hacemos es que nos vamos vestidos normal y antes de llegar a las casas nos colocamos el overol, bata, careta y demás”, menciona Bal Chonay.

En el puesto de salud están abastecidos con medicamentos y equipo de protección, es recurso humano de lo que padecen, y ante una posible nueva ola de contagios de covid-19 monitorear cada caso será difícil. Cuando la pandemia estuvo en su pico más alto llegaron a tener tres familias en cuarentena, y esto se podría repetir debido a que la población ya relajó las medidas para resguardarse de la enfermedad.

“Cuesta hacerle entender a la gente que esta es una enfermedad seria. Muchos ya no usan mascarilla”, menciona.

Cansados y diezmados

Ante ese descuido y que la población ya no percibe al covid-19 como un peligro los médicos y enfermeros serán los más afectados. El médico José Florencio Simón, director del Centro de Atención Permanente (CAP) de San Juan Comalapa, indica que entre el personal hay muchos con depresión, porque desde que comenzó la pandemia no han tenido descanso. Los períodos de vacaciones fueron suspendidos, y aún el recurso humano en riesgo —mayores de 60 años y quienes padecen enfermedades subyacentes — apoyan en el servicio.

 

El semáforo epidemiológico ubica a San Juan Comalapa, Chimaltenago, en anaranjado, pero ante una nueva ola de contagios podría cambiar, ya que los casos de covid-19 se propagan por todo el territorio. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

 

“No hemos podido tomar un respiro”, dice Simón. Fue hasta el lunes 14 de septiembre que recibieron la orden de las autoridades del área de Salud de Chimaltenango de sacar a los trabajadores de vacaciones. Pero esto diezmará las manos para enfrentar lo que se viene de la pandemia en el municipio, donde la población asciende a 30 mil habitantes.

Carlos Paz, director del área de salud de Chimaltenango, refiere que la fatiga en el personal sanitario es generalizada en los servicios de salud. “Ya tenemos tiempo de estar trabajando día y noche por la pandemia”, menciona, por lo que se contrató a más personal, y se sumaron 130 personas a los puestos y centros de salud. Aún así, no es suficiente.

A una hora de la capital

Hace dos semanas, en Chimaltenango el 62 por ciento de los municipios estaba en alerta roja según el semáforo epidemiológico. Con la última actualización —19 de septiembre — descendió al 37 por ciento. Sin embargo, los encargados de los servicios del primer y del segundo nivel de atención están conscientes de que los casos aumentarán en los próximos días, y que se sentirá con mayor fuerza a nivel municipal.

Tecpán Guatemala ya comenzó a vivirlo. En la segunda semana de septiembre se identificaron 16 casos positivos, y entre lunes y miércoles de la siguiente iban ocho, para un total 24. De estos, dos personas fallecieron, con lo que van 18 muertos por covid-19 en el municipio.

Debido al alza de infectados, el médico Joel Cujcuj Patal, director del centro de salud, preveía que el municipio estaría en el tablero nuevamente en rojo, sin embargo, aparece en naranja y con menos casos confirmados (15).

El cambio de color implica menos restricciones para el municipio, pero aumenta las probabilidades de contagio entre los pobladores, lo que preocupa al director del centro de salud. Será necesario más personal para el manejo de casos y contactos de covid-19 en las comunidades, donde la población ya perdió el miedo a la enfermedad.

En los municipios de Chimaltenango la gente ya no se cuida como antes, muchos han dejado de usar la mascarilla. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

Son cinco las personas que se ocupan de atender la emergencia de coronavirus en el centro de salud. A lo largo de la pandemia en el municipio se han detectado 132 casos positivos —reporte al 16 de septiembre —. Este grupo se encarga de dar seguimiento a los pacientes con síntomas leves y que están aislados en sus casas, pero también a quienes se encuentran en cuarentena a la espera de manifestar cualquier síntoma.

Cujcuj Patal, quien lidera el equipo de covid-19, señala que hasta ese miércoles en el municipio había 25 casos activos y 120 personas en cuarentena, y sumado al trabajo de monitoreo no deben descuidar la detección de nuevos contagios. Por día se hace alrededor de seis hisopados a personas con sospechas de la enfermedad, pero es probable que el número comience a aumentar en el corto tiempo.

Desde que comenzó la pandemia no han descansado, han tenido que lidiar con el cansancio físico y emocional. La mirada del médico lo delata, y si la mascarilla que lo acompaña dejara ver el resto de su rostro, la fatiga sería más evidente.

“El último mes aumentamos demasiado (casos positivos) y en septiembre entramos mal. Se han contagiado más en el área urbana y en las comunidades que están a orilla de la carretera, porque viajan a la capital”, menciona el director del centro de salud.

 

Tecpán Guatemala en Chimaltenago las calles lucen como si no hubiera pandemia, la población sale a las calles a realizar actividades económicas como siempre. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

 

Que la población haya relajado las medidas de protección es uno de los factores que contribuye a la propagación del covid-19. Las personas han dejado de usar mascarilla y muchos obvian el distanciamiento físico.

“En un velorio se infectaron 15 personas”, dice, esta situación se dio cuando la pandemia estaba en el pico más alto. Los pobladores no acataron las recomendaciones del personal de salud de no aglomerarse, y como resultado varios dieron positivo.

Lo mismo ocurrió hace tres semanas, en una reunión familiar se infectaron siete, y de este grupo es una de las personas que recién murió. El problema se dio porque al estar en su núcleo de confianza se quitaron la mascarilla, sin saber que más de alguno tenía el virus.

Otro factor que aumenta la posibilidad de contagios es que los habitantes de Tecpán viajan a la capital y a la cabecera de Quetzaltenango para vender sus cultivos, sitios que están en alerta roja y donde muchos se han contagiado. Buena parte de los casos también son de personal de salud y agentes de seguridad que laboran fuera del municipio.

Ante el incremento de casos de covid-19 que se esperan, Cujcuj Patal refiere que necesitan más personal para hacer el monitoreo a personas contagiadas y en cuarentena, y no exponer al resto del recurso humano del centro de salud que se ocupa de los demás programas: vacunación, control de peso y talla en niños y la atención prenatal, entre otros.

Al principio de la pandemia la falta de equipo de protección personal era un reclamo general del personal de salud. El director reconoce que tuvieron que sacar de su bolsillo para adquirirlo y protegerse. En las últimas semanas esto cambió, tienen abastecida la bodega, aunque hay insumos como los protectores o pantallas fáciles y botas que reciclan —después de utilizarlos los lavan con cloro —.

Por ahora tienen pruebas de antígeno y de PCR, las necesarias, para hacerlas a los casos sospechosos. Las primeras son las más usadas y son procesadas en el instante para entregar en pocas horas el resultado al paciente, en tanto que las segundas las envían al Laboratorio Nacional y procesarlas puede llevar una semana. Aunque es un tiempo menor al de meses atrás, que era de 20 días o más.

Se espera que el suministro de pruebas se mantenga constante, pues en las últimas semanas ha sido evidente que descendió el ritmo de los tamizajes y a nivel nacional cada vez se hacen menos. En septiembre, hasta el jueves pasado no se superaban las 3 mil pruebas diarias, y los fines de semana no se llegaba a las 800. En una segunda ola de contagios será necesario aumentar la cantidad de test para identificar los casos, aislarlos y ralentizar la propagación del virus.

 

Para optimizar las recursos en el combe el covid-19, en algunos centros de salud reutilizan insumos como caretas, luego de desinfectarlas con cloro. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

 

Déficit histórico

Ante lo que se viene, los centros y puestos de salud son el paso directo al sistema de Salud Pública para atender a las personas contagiadas de covid-19, y que están alejada de las urbes. Pero históricamente hay una brecha en infraestructura a este nivel que no ha sido subsanada, y perjudica la cobertura.

En el segundo nivel de atención se ubica a los centros de salud, y el sistema de salud pública cuenta con 115 distribuidos en el país, y deberían ubicarse en todas las cabeceras departamentales. Sin embargo, el informe Agenda de Desarrollo: Salud y Nutrición 2019, elaborado por el Centro de Investigaciones Económicas y Nacionales (Cien), señala que hay un déficit y se necesitan cerca de 350 para cubrir a la población que usa los servicios públicos, que se calcula son siete de cada 10 guatemaltecos.

Lo mismo sucede con los puestos de salud, los cuales son parte del primer nivel de atención, se tienen 1 mil 152 y hace falta habilitar otros 2 mil 940.

El Ministerio de Salud reporta que en el primer y segundo nivel de atención hay 12 mil 215 auxiliares de enfermería, de este grupo, cerca de 2 mil 304 deben estar asignadas a los puestos de salud, pues lo establecido es que haya dos en cada uno.

Hay 1 mil 605 enfermeros técnicos, 717 enfermeras profesionales y un total de 1 mil 604 médicos.

Pese a ello, no es suficiente. La emergencia sanitaria generada por el covid-19 hizo evidente que la falta de recurso humano es una de las debilidades en los servicios de salud.

 

En el CAP de San Juan Comalapa fue necesario reforzar con más personal. En junio se sumaron dos médicos, dos enfermeras profesionales y seis auxiliares de enfermería para continuar con la atención a los pacientes habituales y con las acciones generadas por la pandemia.

Del equipo, 10 son los que se encargan de atender la emergencia del covid-19. Ellos hacen los hisopados, las visitas a los casos aislados y a los que están en cuarentena.

“No somos suficientes para hacer la búsqueda activa de casos, pero no podemos exponer a más gente para hacerlo, quisiéramos tener más personal para esto”, menciona el director del centro. “Necesitaríamos cinco personas más, para tener cinco equipos de visitas diarias”, agrega.

Hasta el miércoles 16 de septiembre había 23 casos activos en el municipio a los que debían dar seguimiento. El problema son las distancias. Hace unas semanas, el foco de la pandemia estaba en casco urbano, pero los contagios se fueron extendiendo a las aldeas que están dispersas.

En Comalapa hay más de 30 comunidades rurales y en la mitad ya se reportaron personas con covid-19. Las más afectadas son Simajuleu y Panabajal, entre las dos se han confirmado 20 casos.

Qué dice el MSPAS

Ante la situación que viven los centros y puestos de salud, el viceministerio de Atención Primaria en Salud, del Ministerio de Salud, ha contemplado la contratación de aproximadamente 2 mil 700 personas, y algunas áreas de salud han solicitado la modificación de sus presupuestos para reclutar más recurso humano.

Por otro lado, la cartera menciona que parte del personal de salud está suspendido por ser grupo de alto riesgo -mayores de 60 años y con enfermedades crónicas-.

Con relación a la sobrecarga y al estrés con el que lidian día a día el personal sanitario por la emergencia del covid-19, desde el viceministerio se mencionan que han considerado el desgaste físico y mental del recurso humano y que se da seguimiento al tema a través del Programa de Salud Mental.

Hace falta más centros y puestos de salud en el país para dar cobertura a la población que recurre a los servicios de Salud Pública. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

 

Ante la situación que viven los centros y puestos de salud en la provincia, el Viceministerio de Atención Primaria en Salud, del Ministerio de Salud, señala que se ha contemplado la contratación de aproximadamente 2 mil 700 personas, y algunas áreas de salud han solicitado la modificación de sus presupuestos para reclutar más recurso humano.

Por otro lado, la cartera menciona que parte del personal de salud está suspendido por ser grupo de alto riesgo -mayores de 60 años y con enfermedades crónicas-.

Con relación a la sobrecarga y al estrés con el que lidian día a día el personal sanitario por la emergencia del covid-19, desde el viceministerio se menciona que se ha considerado el desgaste físico y mental del recurso humano y se da seguimiento al tema a través del Programa de Salud Mental.

 

ESCRITO POR:

Ana Lucía Ola

Periodista de Prensa Libre especializada en temas comunitarios, con énfasis en Salud y Educación, con 17 años de experiencia. Reconocida con el Premio de Prensa Libre en categoría Reportaje, en 2019. Premio de la UPANA por Informar a la población guatemalteca sobre la realidad en nutrición y desnutrición en el país, en 2019. Diplomado El periodismo en la era digital como agente y líder de la transformación digital impartido por el Tecnológico de Monterrey.