Política

|

Suscriptores

Diputados del Parlacén siguen sin ofrecer resultados a la mitad de su gestión

A la mitad del periodo parlamentario, se hace un repaso por el trabajo de la bancada de Guatemala en el Parlacén.

|

Sede del Parlacén

Sede del Parlamento Centroamericano en la ciudad de Guatemala, ente muy cuestionado, pero que sería necesario al formalizarse un proceso de unión del istmo. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

La captura del expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández, el 15 de febrero último, acusado por Estados Unidos de participar en actos de narcotráfico, levantó nuevamente la polémica sobre la funcionalidad del Parlamento Centroamericano (Parlacén), pues dicho exmandatario ya había sido juramentado —en forma virtual— para ocupar una curul, como lo hizo Jimmy Morales, exgobernante de Guatemala, hace dos años.

Aparte de lo productivo o improductivo que sea, o de que se le califique como “guarida o refugio” de exmandatarios que arrastran juicios pendientes, el Parlacén es motivo de discrepancia porque a los guatemaltecos les cuesta Q13 millones al año y nadie percibe sus beneficios. La guinda en el pastel la colocan los candidatos presidenciales durante la campaña electoral, pues muchos prometen que lucharán para clausurarlo. Alejandro Giammattei es uno de ellos.

La misma situación padecen pobladores de los países que integran ese organismo fundado en octubre de 1991, que son Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana, como estados miembros de “pleno derecho”. También participan como “miembros observadores” representantes de los congresos de México, Puerto Rico, Taiwán, Venezuela y del estado mexicano de Chiapas.

Según el Tratado Constitutivo del Parlacén, el trabajo de los parlamentarios consiste en proponer leyes en materia de integración regional, así como armonizar normas que impulsen el avance y fortalecimiento de dicha unión. Así también, servir de foro de deliberación y propuesta para los asuntos políticos, económicos, sociales, culturales, ambientales y de seguridad que sean de interés para la integración de los Estados parte.

Además, debe proponer iniciativas para ampliar o perfeccionar el proceso de integración centroamericana, con las medidas que considere pertinentes, en el marco de sus atribuciones, y en este sentido elaborar proyectos de instrumentos jurídicos en materia de integración centroamericana, por su propia iniciativa o de los jefes de Estado y de Gobierno, entre otras funciones.

Jimmy Morales parlacén
El expresidente de Guatemala Jimmy Morales pasa en medio de un grupo de detractores para poder tomar posesión como diputado del Parlacén, horas después de entregar la presidencia, el 14 de enero del 2020. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Trabajo de la bancada de Guatemala

El vicepresidente del Parlacén por el Estado de Guatemala, Mario Valdeavellano, dice que la bancada de Guatemala ha dado un aporte significativo en favor de la integración, desde la Presidencia (2020-2021) y las comisiones permanentes, proponiendo e impulsando iniciativas para enfrentar la pandemia del covid-19 y la reactivación económica de la región, para lo cual ha convocado a los mandatarios a la conferencia regional sobre la Reactivación de la región Sica en la era poscovid: para profundizar la integración, entre otras acciones.

Como resultado de la Conferencia, según Valdeavellano, se acordó trabajar en la preparación, discusión y aprobación de la propuesta de ley marco de los lineamientos de bioseguridad del transporte, conjuntamente con la Secretaría de Integración Económica Centroamericana, y una ley marco de bioseguridad turística, con la Secretaría de Integración Turística Centroamericana. “Hemos participado en el debate y aprobación de la propuesta de ley marco de salud mental, aprobada por el pleno del Parlacén”, explica.

El parlamentario hace hincapié en el inconveniente de que las propuestas que se presentan en ese foro regional no sean vinculantes. “En tanto lleguemos a contar con facultades vinculantes, hemos estado trabajando directamente con los congresos y asambleas legislativas, y en el caso particular de Guatemala, solicitamos hace pocos días la renovación de una carta de entendimiento con el Congreso de la República”, señala.

Desde su zona de confort

En cuanto a la participación de los parlamentarios en las reuniones que ordena el Tratado Constitutivo, Valdeavellano indica que, en marzo del 2020, cuando comenzó la pandemia, se aprobó un reglamento especial para funcionar de manera virtual, lo que hizo que el Parlacén “fuera el primer parlamento regional en continuar sus funciones de manera ininterrumpida, comenzando con ello un ciclo de modernización digital para hacer un parlamento más abierto y digital, cercano a la población”.

Esta nueva forma de cumplir con la asistencia a las sesiones de comisiones de trabajo, bancada y plenarias trajo consigo varios fenómenos. Por un lado se logró que más diputados participaran en las reuniones, pues bastaba conectarse a la plataforma. Con este hecho lograron que al final de mes se les cancelen los US$4 mil 100, divididos en US$1 mil 200 de sueldo base y US$2 mil 900 por la asistencia a las demás sesiones, cuestión que antes no todos cumplían.

Al respecto, el diputado Amílcar Pop, del partido Winaq, expresa que las reuniones virtuales han permitido grandes oportunidades, pero también “han generado la comodidad de ciertos diputados, quienes simplemente se conectan desde su casa o donde se encuentren, y no opinan, no debaten, no aportan y al terminar la reunión se desconectan. Ellos no tienen agenda, propuestas, interés temático; simplemente es muy cómodo para ellos” ganar el salario.

A criterio de Pop, el trabajo consciente depende de cada parlamentario, “pues si un diputado no quiere trabajar, nadie lo cuestiona. Me atrevo a decir que a la mitad no le ronca la gana hacer nada. Están presentes en las plenarias, marcan asistencia, pero no los he visto hablar y proponer iniciativas o debatir. Lamentablemente no hay forma de medir el trabajo que hace cada quien”, lamenta.

Propuestas para reformar el Parlacén

Juan Gerardo Guerrero, diputado al Parlacén por el Movimiento Semilla, explica que todos los órganos legislativos a escala nacional, regional e internacional tienen atribuciones de crear, modificar y derogar leyes, pero el Parlacén no cuenta con una atribución legislativa para cumplir con esas tareas porque sus propuestas no son vinculantes, lo cual invisibiliza y deja en el aire cualquier labor.

En la actualidad, la Comisión Extraordinaria, que conoce las reformas al Reglamento Interno del Parlacén, de la cual forma parte Guerrero, analiza su propuesta, que busca que ese organismo tenga facultades vinculantes para “crear leyes comunitarias centroamericanas, tal como funciona el Parlamento Europeo, las cuales van encaminadas únicamente a las áreas de derechos humanos, asuntos migratorios, cambio climático, equidad de género y seguridad regional y democrática, para evitar que se piense que estamos vulnerando la soberanía nacional de los Estados”.

En la misma comisión se analiza otra reforma que busca terminar con las críticas hacia el Parlacén, para lo cual propone que los presidentes y vicepresidentes ya no se incorporen al organismo al concluir su mandato. “En las teorías del Estado y el Derecho no es acorde en una democracia representativa que haya dos personas con estatus de diputados que no fueron electas a través del sufragio universal y secreto”, comenta Guerrero, ponente de la reforma.

Sin embargo, para que estas reformas nazcan a la vida como parte del Tratado Constitutivo del Parlacén deben recorrer un largo camino, pues necesitan el visto bueno del Parlamento y de los presidentes de cada uno de los países miembros, además de ser aprobadas por los congresos o asambleas nacionales de cada nación. Este es el reto en un sistema en el cual cada quien busca sus propios beneficios económicos y de poder político.

A criterio del diputado y contrario a lo que expresan algunos candidatos presidenciales populistas, el Parlacén no puede cerrarse ni Guatemala puede retirarse del organismo, como pregonaba en campaña Alejandro Giammattei, quien, como parte de su campaña, decía: o lo reformamos o lo cerramos. “No ha hecho ni siquiera lo primero. Muestra la ignorancia en materia legislativa internacional de los tratados, el Derecho de Guatemala, la Constitución y la diplomacia”.

Protestas frente al Parlacén
Guatemaltecos protestan frente a la sede del Parlacén en contra de la incorporación del expresidente Jimmy Morales, el 14 de enero del 2020. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Mientras no sean vinculantes no funcionará

A criterio del economista y experto en temas de integración Luis Velásquez, hasta ahora el Parlacén no ha cumplido con el objetivo para el cual fue creado, que es la integración de los países de Centroamérica. “Al igual —que la de ahora—, las bancadas de años anteriores no han estado a la altura de lo que demanda el mundo actual en un tema tan importante como lo es la integración regional y los beneficios se vean reflejados en lo que los guatemaltecos necesitamos”.

El también excandidato presidencial subraya que lo más importante es rescatar al organismo, encausarlo y ponerlo a funcionar para lo que fue concebido, porque “nuestros países tienen grandes fortalezas potenciales, pero somos muy pequeños, por lo que a nivel geopolítico y geoeconómico representamos poco, pero unidos cambiaría la situación.

Le puede interesar: Quiénes son los 20 diputados al Parlacen y cuánto le cuestan a Guatemala

Desde adentro

El expresidente Alejandro Maldonado Aguirre, quien luego de entregar el cargo, el 14 de enero de 2016, asumió una curul en el Parlacén, asevera que para que este funcione es necesario “que los partidos políticos entiendan un poco la agenda internacional, sus beneficios y también sus riesgos”.

¿Qué tanto se puede hacer como diputado al Parlacén en beneficio de los guatemaltecos?

Mucho y nada. Lo primero —se logra— si el diputado es atendido, escuchado y respaldado en la formulación de propuestas coherentes con el esquema y la función del Parlacén como órgano internacional regional.

Esto es muy difícil si el grupo político al que pertenece un diputado no actúa con la coherencia necesaria para respaldar iniciativas reales y realizables.

Menos si el diputado no pertenece a ningún grupo político, y peor aún si los grupos políticos no se han ocupado en conocer y examinar estructuras semejantes que funcionan en otras regiones del mundo como el Parlamento Europeo, Parlamento Asiático, Parlamento Africano y, más cerca, el Parlamento Latinoamericano.

¿Qué puede hacerse para que sea eficiente?

Que los partidos políticos entiendan un poco la agenda internacional, sus beneficios y también sus riesgos. En el caso del Parlacén, se ha desvirtuado e ignorado la importancia de contar con una voz regional legítima y prestigiada, como instrumento de diálogo político y económico.

Es imperdonable que se haya perdido su impacto original, que era ampliar su esfera de interés internacional, elemento que fue sumamente importante para firmar los acuerdos de paz, y se le redujera a un ente productor de resoluciones recomendatorias, nada vinculantes.

Además de que no se haya hecho un esfuerzo para completar la presencia regional con la integración de Costa Rica y Belice.

Estos países saben que, para tener presencia y efectos ante la comunidad internacional, en especial la de los parlamentos de otros continentes, es necesario participar como región o bloque, como lo prefiere el Parlamento Europeo, que no tiene tiempo para diálogos bilaterales país por país.