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En Guatemala se han descubierto más 60 curiosas salamandras

En el pasado se creía que la salamandra vivía del fuego y tenía grandes poderes. Aristóteles, Paracelso y el mismo Da Vinci crearon un mito a su alrededor. Aunque hoy se sabe que no es mágica, sí es una especie sorprendente cuyo gran poder es el de sobrevivir.

La nueva salamandra 
La salamandra “Bolitoglossa Qeqom” fue descubierta en San Cristóbal Verapaz, Alta Verapaz en el 2018.  Se dio a conocer en mayo de 2021.  La nueva especie es una salamandra  con coloración negro púrpura y es distinguida por poseer patas relativamente largas  y una cola  corta.  (Foto Prensa Libre: Daniel Ariano-Sánchez)

La nueva salamandra La salamandra “Bolitoglossa Qeqom” fue descubierta en San Cristóbal Verapaz, Alta Verapaz en el 2018. Se dio a conocer en mayo de 2021. La nueva especie es una salamandra con coloración negro púrpura y es distinguida por poseer patas relativamente largas y una cola corta. (Foto Prensa Libre: Daniel Ariano-Sánchez)

Salamandra
bicho negro y brillante
escalofrío del musgo
devorador de insectos
heraldo diminuto del chubasco
y familiar de la centella
(Fecundación interna
reproducción ovípara
las crías viven en agua
ya adultas nadan con torpeza)”.

Un breve fragmento en el que el escritor mexicano Octavio Paz describe a este anfibio en un poema de 1962. Este poema es un libro surrealista que lleva a describir la salamandra del mito, de la ciencia y de la observación.
Se estima que existen más de 650 especies de salamandras en el mundo y un gran número de ellas están amenazadas.

Al pertenecer a la familia de los anfibios presentan un ciclo de vida singular. Empiezan como larvas en el medio acuático y salen cuando alcanzan el estado adulto para estar en la tierra, aunque siguen dependiendo de la humedad para vivir.

El Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF ha descrito que desde su nacimiento requieren dos tipos de hábitat en buen estado para vivir, se puede decir que son más exigentes que otros animales.

Cuentan con una piel delicada, desprovista de estructuras protectoras como pelos o plumas, altamente permeable a sustancias tóxicas. Son sensibles a la alteración de su hábitat, aunque esta sensibilidad los convierte en perfectos indicadores de la calidad del medio ambiente.

Es importante recordar que los anfibios son animales antiguos que llevan sobre el planeta cerca de 200 millones de años y han sobrevivido a la extinción de los dinosaurios y a diferentes etapas aunque hoy la contaminación y otras factores las están extinguiendo.

Ellos son especies que sirven de alimento a otros animales y también son depredadores que se alimentan de insectos, así que resultan importantes en el control de plagas.

En el Oriente de Guatemala
La especie Bolitoglossa tenebrosa se encuentra en la Sierra de las Minas, Zacapa. Un reporte de Fundación para el Ecodesarrollo y la Conservación, Fundaeco comenta que en zonas de Petén, Izabal, Huehuetenango y algunas otras se encuentra el 56% de las especies de anfibios del país. (Foto Prensa Libre: Manuel Ariano)

Nueva especie

En mayo de este año salió a luz una noticia que dio la vuelta al mundo y era el descubrimiento de una nueva especie de salamandra en Guatemala. El hallazgo fue liderado por un grupo de estudiantes de la Universidad del Valle de Guatemala en 2018 con la coordinación de Daniel Ariano-Sánchez, investigador del Centro de Estudios Ambientales y Biodiversidad y catedrático del departamento de Biología de la misma casa de estudios.

La nueva especie fue dada a conocer en el número más reciente de la revista científica neozelandesa Zootaxa, divulgada en mayo. El nombre científico de la salamandra es Bolitoglossa qeqom, proviene del vocablo q’eqom del idioma maya poqomchi’ y significa oscuro, en alusión a su color negro azulado profundo y a la oscuridad del bosque de Alta Verapaz donde fue encontrada.

La montaña se encuentra en el municipio de San Cristóbal Verapaz, del departamento de Alta Verapaz, unos 120 kilómetros al norte de la Ciudad de Guatemala.

Ariano-Sánchez explica que este era un trabajo del curso Evaluación Ecológica. Cada año se hacen evaluaciones ecológicas rápidas, inventarios de fauna y flora en distintos lugares a nivel nacional. “Por lo regular se trabaja con requerimientos de áreas protegidas, de dueños de fincas que quieren saber las especies que tienen en su territorio”, explica el catedrático.

Cada grupo de estudiantes trabaja en grupos. Algunos se dedican a plantas, otros a las aves y en este caso, uno de ellos se orientó a los anfibios y reptiles. En este último estaban Hellen Dahinten, Marcelo J. Serrano, Margarita Alonso, José J. Cruz, Isabella Rosito, Kennedy J. A. Ruíz y Carlos Vásquez.

“Era una montaña que no se había explorado y les comenté que podrían aparecer cosas interesantes, pero no imaginamos que descubriríamos una salamandra nueva”, dice Ariano Sánchez.

Dahinten comenta sobre la experiencia que le ha sorprendido la divulgación de este descubrimiento, en especial porque las personas se están interesando en conocer sobre la especie y en saber más sobre qué es una salamandra.
Para Serrano este proceso de trabajo de campo, el muestreo genético, el análisis de datos y el tratar con la revista internacional fue una aproximación invaluable en la formación como científicos.

En Guatemala existe una única familia de salamandras llamada Plethodontidae, estas no tienen pulmones y solo respiran a través de la piel.

Actualmente en Guatemala existen 68 especies de salamandras, esto coloca al país como uno de los de mayor riqueza y diversidad de especies de salamandra a nivel mundial.

Específicamente la Bolitoglossa qeqom se encuentra en un bosque nuboso, arriba de los 1700 metros sobre el nivel del mar, vive entre un riachuelo, árboles de encino, magnolias, troncos bajos y helechos. Sus dedos son chatos, y sus patas son más largas que otras salamandras.

Investigadores en Alta Verapaz.  El grupo de estudiantes de la UVG durante la exploración que les llevó a descubrir la Bolitoglossa qeqom. Esta región comprende una cresta montañosa en la cual no se han realizado estudios herpetológicos previos. El bosque nuboso donde habita esta especie ha sufrido una severa destrucción y se necesitan acciones urgentes de conservación. (Foto Prensa Libre: Foto: Daniel Ariano)

El área donde se encontró es pequeña, mide cerca de ocho canchas de fútbol y por el momento se ha limitado a este espacio, pero se requiere de más investigaciones para conocer otros detalles de la especie.

Para registrarla se llevaron distintos procesos, entre ellos, Dahinten, tomó los análisis moleculares como su tesis con el apoyo de varios compañeros. También viajó a Estados Unidos para medir ejemplares de especies relacionadas depositadas en museos en dicho país y dar más evidencia de las diferencias entre nuestra nueva especie y las especies conocidas.

Con toda la información recabada se trabajó el manuscrito y se sometió a revisión a la revista científica Zootaxa, que es medio de referencia en taxonomía a nivel mundial.

El artículo en la revista fue dedicado por los estudiantes a la memoria de las personas fallecidas a causa del deslave en la aldea Quejá, del municipio de San Cristóbal Verapaz, ocasionado por el huracán Eta en noviembre pasado, un sitio aledaño al lugar donde se descubrió la salamandra.

En el Norte de Guatemala en noviembre pasado se produjo un deslave con víctimas lamentables en Quejá, Alta Verapaz. Una zona cercana al lugar donde se descubrió la nueva especie de salamandra. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández).

En años anteriores Guatemala también ha aportado más noticias sobre salamandras. Por ejemplo, en 2017 se descubrió un ejemplar de trepadora de Jackson, en montañas de Yal Unin Yulhitz, en Barillas, Huehuetenango, según registros, su último avistamiento fue hace 42 años, por lo que se creía extinta.

Lengua de hongo mexicana.  Esta especie tiene como nombre científico Bolitoglossa mexicana y fue descrita por Duméril, Bibron y Duméril, en 1854. Se considera que existen pocos ejemplares de la misma y se encuentra en distintas zonas de México, Belice y Guatemala. (Foto Prensa Libre: José Javier Cruz)

El anuncio fue hecho a través de un comunicado por Global Wildlife Conservation (GWC), con sede en Texas, EE. UU. y que efectúa investigaciones en reservas de Guatemala en busca de especies desaparecidas.

De acuerdo con GWC, el avistamiento fue hecho por Ramos León, guardia de la Reserva de Anfibios de la Finca San Isidro, quien la fotografió para mostrarla a expertos de la Universidad de San Carlos y de la Fundación para la Conservación y el Ecodesarrollo (Fundaeco).

El ejemplar fue visto 300 metros arriba de donde la especie fue descubierta en 1975 por Jeremy Jackson y Paul Elias, dos estadounidenses que exploraban las selvas de Guatemala.

En general las salamandras guatemaltecas tienen un promedio de vida corto, entre unos seis o 10 años.
S.O.S. humanos, contaminación y enfermedades

Algunas especies producen sustancias a través de su piel para defenderse de virus, bacterias y hongos. También tienen la capacidad de regenerarse de miembros amputados. (Foto Prensa Libre: José David Cruz)

Los especialistas consultados para este artículo también mencionan que estos pequeños anfibios están en constante peligro. Casi un tercio de las especies en todo el mundo están en peligro de extinción.

Según la Estrategia nacional contra el tráfico ilegal de vida silvestre en Guatemala 2020-2029 esta actividad ilícita constituye una presión constante a la biodiversidad mundial. Guatemala no es la excepción, entre los delitos ambientales, el tráfico ilegal de vida silvestre tipificado en el artículo 82 de la ley de áreas protegidas, se coloca en tercer lugar (769 casos) entre los delitos con más casos en el organismo judicial, solamente detrás de los delitos en contra de los recursos forestales y el atentado contra el patrimonio natural y cultural.

La fauna es de las más afectadas entre ellas especies de loros (la familia Psittacidae), el mono araña, el venado cola blanca, la iguana verde y la tortuga jicotea El documento menciona que las salamandras también están entre el grupo de animales que se comercializan.

Ariano-Sánchez expresa que con los anfibios y reptiles hay un mercado internacional especializado en mascotas exóticas, “mientras más raro y endémico sea una especie más cotizado es y las especies nuevas tienden a ser buscadas, por ello es importante la protección del hábitat, trabajar con las comunidades y el apoyo del gobierno para proteger especies”, dice.

En el caso de las salamandras son un poco menos sujetas a tráfico que los reptiles porque al estar fuera de su ecosistema podrían morir con facilidad y no soportar la manipulación al ir en maletas o bien en otras formas de traslado.

Aunque las principales amenazas son la pérdida de hábitat y la contaminación, las enfermedades parecen desempeñar un papel cada vez más importante.

Durante las últimas décadas, el hongo quítrido Batrachochytrium dendrobatidis se ha relacionado con muchas extinciones de ranas en las Américas, pero también ha atacado a algunas salamandras. Les afecta la piel y al infectarse, no resisten más de una semana.

En 2002 se declaró este hongo en Guatemala, pero es posible que existiera desde años anteriores, quizá desde la década de 1980.

Un estudio internacional dirigido por la Universidad Nacional de Australia (ANU) descubrió que la enfermedad fúngica ha causado una disminución dramática de la población en más de 500 especies de anfibios, incluidas 90 extinciones, en los últimos 50 años.

La enfermedad, que carcome la piel de los anfibios, ha acabado con algunas especies y ha causado más muertes esporádicas entre otras especies. Los anfibios, que viven parte de su vida en el agua y la otra parte en la tierra, consisten principalmente en ranas, sapos y salamandras.

Bolitoglossa odonelli, Cerro San gil, Puerto Barrios, Izabal. (Foto Prensa Libre: Manuel Acevedo).

La enfermedad mortal está presente en más de 60 países; las partes más afectadas del mundo son Australia, América Central y América del Sur. Un artículo de la universidad publicado en 2019, explica que probablemente el hongo vino de Asia y ahí los anfibios parecen tener resistencia a la enfermedad.

Serrano deja un mensaje en el que invita a la población en general a dar su aporte para esta y otras especies y cuidar los cuerpos de agua que nos rodean, no tirar basura en el ambiente y tratar de ser conscientes con la forma en que manejamos los desechos.

Por su parte Dahinten expresa que algunas de las especies viven en troncos podridos, y es importante dejarlos, así como mantener en las áreas hojarasca y broza para que coexistan las salamandras.

Viven también en acumulamiento de musgo, algunas llevan una vida subterránea.

Para finalizar los expertos hacen una reflexión que todos los organismos en un ecosistema son importantes y tienen una función específica dentro del mismo.

Un ecosistema es como un motor, si falta algo, quizá la máquina seguirá funcionando, pero va a presentar problemas y se va alterando el funcionamiento perfecto del motor y si faltan organismos aparece un desequilibrio ecológico.

ESCRITO POR:

Ingrid Reyes

Periodista de Prensa Libre especializada en periodismo de bienestar y cultura, con 18 años de experiencia. Premio Periodista Cultural 2023 por el Seminario de Cultura Mexicana y premio ESET región centroamericana al Periodismo en Seguridad Informática 2021.