Revista D

Naturaleza en estado puro

Cachemira, a los pies del Himalaya, esconde un paraíso de paz.

 Un nómada fuma un 'Jajeer', una pipa tradicional, en el valle del lago Vishanshar, Cachemira. Foto Prensa Libre: EFE

 Un nómada fuma un 'Jajeer', una pipa tradicional, en el valle del lago Vishanshar, Cachemira. Foto Prensa Libre: EFE

Todo viaje a las montañas de la Cachemira india comienza en la capital de verano de la región, Srinagar, escenario hasta hace poco de disturbios en los que la mayoría musulmana reclamaba la unión a Pakistán o la independencia, y que en el 2010 llegaron a dejar un centenar de muertos.

Desde entonces los brotes de violencia se han limitado, y de manera esporádica, al casco antiguo de la ciudad, una situación que, si se suma a sus agradables temperaturas respecto del resto de país, ha ocasionado que este lugar viva una auténtica avalancha de turistas.

Shravan Bhalla, secretario general de la Asociación de Turoperadores de India y propietario de la agencia de viajes High Flyer, asegura que en estos momentos existe una ocupación hotelera en la región de casi el cien por cien.

El boca a boca de turistas satisfechos que regresan de Cachemira diciendo que no hay motivo por el que preocuparse y que todo es seguro es clave para el incremento del turismo”, comenta Bhalla, quien reconoce que acaba de visitar la región después de 32 años y que ahora se la recomienda a todo el mundo.

Pamela Kachru, encargada de la oficina de Turismo de Cachemira en Nueva Delhi, coincide con Bhalla al afirmar que “hasta hace unos años la primera pregunta que hacía la gente que deseaba viajar a este lugar era sobre la seguridad, algo que no sucede en la actualidad”.

Según datos del Gobierno de Cachemira, en el 2013 viajaron a la región un millón 171 mil 130 turistas, un aumento de casi el 50 por ciento si lo comparamos con los 572 mil cien  que visitaron la región en el 2008.

John —así lo conocen sus amigos— es propietario en Srinagar de una casa de huéspedes homónima, desde donde organiza jornadas de trekking a la ladera del Himalaya en paseos con diferentes niveles de dificultad y que pueden llegar a durar una semana.

Rutas entre montañas, lagos y paisajes

Entre las rutas disponibles, una de las más populares es la conocida como Lagos de Cachemira, que comienza en Sonmarg, a unos 130 kilómetros de Srinagar, y sigue el camino de los Gujjars, una comunidad nómada de pastores de ovejas, hasta Harmukh.

La caminata requiere aclimatación a la altura y una buena condición física, ya que se alcanzan los cinco mil 755 metros en algunos tramos del trayecto, repleto de pintorescos paisajes de lagos enmarcados por montañas o prados a rebosar de coloridas flores silvestres.

Entre los lagos del recorrido que dan nombre a la ruta destaca el Vishansar, desde el que se puede ver el Nanga Parvat, la novena montaña más alta del mundo, o el Gangabal, lugar ideal para practicar la pesca de la trucha, donde el éxito está asegurado si uno se deja aconsejar por los pescadores locales.

Tanta paz, sin embargo, no ha logrado convencer a los gobiernos de países occidentales para que suavicen un poco las recomendaciones a sus ciudadanos a la hora de viajar a Cachemira.

“Se desaconseja viajar tanto a ciudades como a zonas rurales en Cachemira. El riesgo potencial de brotes de violencia existente en la zona provoca una gran presencia de cuerpos de Seguridad del Estado”, afirma el Ministerio de Asuntos  Exteriores de España en su página web, donde pide que se evite especialmente trasladarse a Srinagar.

La misma línea que otros países europeos, a pesar de que el Gobierno de Cachemira se congratule porque Alemania y Reino Unido hayan “iniciado el proceso de retirada de recomendaciones negativas”, una afirmación algo alejada de la realidad.

La Oficina de Exteriores y de la Commonwealth desaconseja todo viaje a Cachemira, con la excepción de Srinagar”, apunta el Gobierno de Reino Unido, mientras que Alemania pide, debido “a la violencia terrorista”, que no se viaje a las zonas rurales de la región y que si se desea ir a la capital sea solo por avión.

John culpa de este tipo de avisos a “las viejas guías turísticas para extranjeros”, lo que genera que el número de viajeros foráneos que visitan Cachemira sea todavía muy bajo, cerca del   25 por ciento. “Que actualicen las guías”, espeta el veterano hostelero.

EFE/Reportajes

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