Para los españoles esta costumbre era cosa del pasado, pues habían establecido una moneda que era fabricada con metales preciosos (oro y plata). Por eso el afán de los conquistadores fue acumular estos metales para enriquecerse en lo individual y también a la Corona.
Al principio, obtuvieron la producción que querían, pero en la medida que acumularon excedentes de lo que enviaban a España, optaron por las monedas, por lo que los gobernadores debieron importar las.
Según la página del Banco de Guatemala (banguat.gob.gt), las primeras que circularon en el país fueron traídas de México y Perú. Fue en 1733 cuando la Real Casa de Moneda empezó a fabricar las de ocho reales, denominadas irregulares o macacos, pues no tenían forma circular. Posteriormente, se acuñaron las de cuatro, dos, uno y medio real, pero fue en 1750 cuando salieron las primeras monedas redondas.
De 1794 a 1795 fue acuñada la de un cuarto de real, la cual desató polémica entre los pequeños comerciantes por su baja denominación. Según Ignacio Solís Figueroa (1839-1912) autor de la obra Memorias de la Casa de la Moneda de Guatemala y del Desarrollo del país, los habitantes se quejaban “de que les causaba pérdida, pues muchas veces los comerciantes usaban pedazos de madera o tarjas para anotar, como una forma de vuelto, el monto que le quedaban adeudando a una persona, pero luego desaparecían o simplemente no reconocían la obligación”.
En esos años se pensó en una moneda de cobre como el maravedí, que circulaba en España, pero los indígenas no aceptaban una pieza que no fuera de oro o de plata. En Guatemala se fabricó la moneda colonial hasta 1821.
La Independencia
Después de 1821, y por un período muy corto, se usó un metálico mexicano con el cuño del emperador Agustín de Iturbide. De 1824 hasta 1847 se troquelaron las monedas de la Federación Centroamericana, o de la llamada República Federal de Centroamérica. Estas también fueron fabricadas en Costa Rica y Honduras; con denominaciones de un cuarto, medio, uno dos y ocho reales en plata. Las impresas en oro fueron de medio, uno, dos cuatro y ocho escudos, indica el Banguat.
Con la disolución de la Federación, cada país troqueló su metálico y Guatemala —ya dentro del régimen republicano, establecido por Rafael Carrera— optó por la moneda de Carrera, como se le conoció, la cual circuló de 1859 a 1869 y —con la excepción de la de un cuarto de real— llevaba grabado el busto de este presidente. En ese lapso también se grabaron monedas de plata y de oro: las de plata con valores de un cuarto de real a cuatro reales; y a la de ocho reales se le cambió la denominación de un cuarto de real por un peso, explica la página del Banguat.
Al final del periodo conservador, y ya en el gobierno del presidente Vicente Cerna, se oficializó el sistema métrico decimal; sin embargo, fue abolido en el inicio del régimen de Justo Rufino Barrios. Durante el Gobierno Liberal el sistema monetario siguió basándose en la fabricación de monedas de oro y plata, habiéndose también acuñado en el sistema decimal, que fueron de cinco, 10, 25 y 50 centavos.
De las monedas de cinco y 10 centavos solo se imprimieron en 1881, y la de 50 centavos, en 1870. La de 25 centavos circuló de 1869 a 1893, con algunos años de interrupción. En ese período, específicamente de 1871 a 1881, se empleo la moneda de un centavo en cobre.
Primeros billetes
Durante el régimen Liberal se introdujo el uso del papel moneda con el producto de las expropiaciones a la Iglesia Católica. El gobierno de Barrios fundó el Banco Nacional, y en 1873 se emitieron los primeros billetes de un peso con las efigies de Barrios y de José María Samayoa, ministro de Hacienda del régimen.
La recopilación del Museo Numismático indica que la circulación de estos duró hasta 1876, cuando perdieron la garantía del Estado y su poder liberatorio, pues en noviembre de 1876 el Banco fue liquidado.
A la muerte de Barrios, le sucedió el general Manuel Lisandro Barillas. Durante su gestión, en 1887, a través de la Tesorería Nacional, se emitieron billetes de uno, 5 y 10 pesos, los cuales no fueron aceptados por el público, por la poca capacidad del Gobierno para redimirlos.
Manuel Estrada Cabrera, quien estuvo en el poder por 22 años, continuó la emisión masiva de billetes gracias a los bancos privados; el Gobierno escasamente acuñó, de 1900 a 1911, monedas de níquel de un cuarto de real, medio y un real. Posteriormente, en 1915, fueron emitidas dos monedas provisionales de cobre de 12 centavos, y de medio y 25 centavos.
El desorden económico del país fue corregido con la Reforma Monetaria de 1925, cuando el gobierno del general José María Orellana, impulsado por varios estudios y por sus propios ministros de Hacienda y Economía, aprobaron la Reforma Monetaria, por medio de la cual fue creado el quetzal y se ordenó redimir los pesos que circulaban, a un cambio de 60 pesos por quetzal.