Revista D

Intérprete de lengua de señas dice: “Viví entre dos mundos” 

<div> Mauricio Méndez, coordinador de la Asociación de Sordos, cuenta que antes de aprender a hablar aprendió a comunicarse por medio de señas con sus padres. </div>

Cuando una persona domina dos idiomas se dice que es bilingüe. Este calificativo también se le podría dar a Mauricio Ernesto Méndez Jerez (31), pero de manera muy particular, porque se comunica con fluidez en español y con la lengua de señas, desde la cuna. Sus primeros diálogos fueron por medio de señas debido a que sus padres son sordos, y los segundos a través de la palabra, con el exterior. 
En la actualidad es el coordinador general de la Asociación de Sordos de Guatemala (Asorgua), a la cual ingresó en el 2007, e intérprete. Una de sus metas es graduarse de abogado y notario en la facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de San Carlos, para lo cual ya tiene el pénsum cerrado.
 

¿Cómo aprendió la lengua de señas?

En mi casa, porque mis padres son sordos, entonces desde pequeño asimilé este tipo de lenguaje, y al trabajar en la Asorgua y permanecer más de ocho horas conviviendo con personas sordas, fui afianzando esta comunicación.
 

¿Se puede decir que esta fue su lengua materna?

Exacto, porque fue la que me inculcaron mis papás, aunque tenía la estimulación del habla, porque me comunicaba con mi abuela y una tía que sí escuchan. Asistí al colegio a los tres años y no tuve dificultad para incorporarme, porque en mi casa me comunicaba de una manera, y de otra forma en mi vida cotidiana, con las personas que oyen y hablan.
 

¿Sintió algún  cambio al ingresar al colegio?

No, porque los hijos de personas sordas nos movemos entre dos mundos, en el de las señas y en el de los oyentes. En mi casa tuve las dos experiencias.
 

¿Cuáles fueron  las primeras señas que aprendió?

No recuerdo, pero definitivamente lo básico como aprender a pedir agua, pan, comida e ir al baño. También a expresar mamá y papá, que son las cosas que una madre le puede enseñar a un hijo. Lo mismo sucedió con mi hermano y hermana, quienes también hablan y escuchan. Soy el mayor.
 

Durante esos primeros años ¿cómo fue la comunicación con sus hermanos?

Con ellos verbal y con nuestros papás con señas. Recuerdo, por ejemplo, que mi mamá pedía que nos vistiéramos rápido porque era tarde para ir al colegio y, a veces, mi hermana no lo hacía porque no le entendía, entonces yo le servía de interprete para decirle: ‘dice que te apurés’.
 

¿En qué momento tomó consciencia de que manejaba las dos formas de comunicación?

Cuando tenía como 10 años me di cuenta de que también fungía como intérprete de mis papás. En  el colegio, por ejemplo, no fui mal estudiante, entonces me entregaban mis notas, pero no sucedía lo mismo con mi hermano por lo que debía ir mi mamá a recibirlas, y al preguntar las causas del bajo rendimiento, la maestra me explicaba y yo le transmitía los mensajes a mi mamá. Para mí esto sigue siendo un estilo y condición de vida, pero no anormal.
 

Antes su lenguaje era empírico, ahora ha aprendido algo sistemático, ¿qué diferencia hay?

En la actualidad no hay una formación académica acerca de la lengua de señas en Guatemala. Yo entré a trabajar aquí en el 2007 y la diferencia es que nosotros en casa manejamos un lenguaje más coloquial de comunicación básica, pero al venir acá debo conversar sobre  temas de educación, política, justicia, trabajo y convivir con más personas que tienen otros conocimientos.
 

¿Cómo se aprenden esos nuevos conceptos?

Aquí en la Asociación es donde se imparten cursos de esta lengua, que están divididos en niveles básico, intermedio y avanzado, en este último se aprenden las nuevas temáticas, las de actualidad. Cada ciclo consta de nueve meses de estudio, por lo que al final son tres años.
 

¿Cuántas palabras tiene este lenguaje?

No sé, pero es como el verbal, que uno nunca termina de aprender. Cada seña es una palabra distinta.
 

¿Esta manera de comunicación es  universal o cada país tiene la propia?

La lengua de señas es cultura propia e identidad de cada  país, incluso la de El Salvador es distinta a la de Guatemala, lo cual no quiere decir que no podamos comunicarnos, pero esas diferencias se deben a los modismos, dichos y costumbres de cada país. En Guatemala, por ejemplo, se dice pajilla, en México popote, lo mismo sucede en señas.
 

Y si se trata de lenguajes muy distintos como el inglés o el  alemán.

Hemos participado en eventos internacionales como campamentos a los cuales asisten niños de Inglaterra, China, Taiwán, Tailandia, Polonia y otros países. Se comunican con señas un tanto lógicas como teléfono, vehículo que todo mundo conoce, entonces la comunicación ha sido buena.
 

¿Qué tan difícil es aprender para una persona que tiene el don de hablar y escuchar?

No es complicado, la dificultad radica en la  frecuencia y la práctica, porque al igual que cualquier idioma, si no se ejercita  se olvida.
 

¿Una persona sorda puede ser bilingüe?

Sí, tenemos casos de compañeros que han viajado a Estados Unidos con beca para estudiar en universidades de sordos, entonces aprenden las señas, pero en inglés, por lo tanto son bilingües.  
La lengua de Guatemala tiene mucha influencia del inglés debido a que los que se van a estudiar a EE.UU. cuando regresan, según he visto, algunos se sienten superiores, porque se comunican en inglés. Las nuevas señas poco a poco se van impregnando en los  grupos y comienzan a hacer las que aprendieron en ese  país.
 

En la  televisión se  está implementando este lenguaje.

Solo lo hace Guatevisión, en los demás canales nacionales únicamente algunos eventos específicos como las elecciones generales o la toma de posesión del Presidente de la República. La Ley de atención a personas con discapacidad (135-96) exige que la TV tenga ese recuadro de la interpretación, pero no se cumple a cabalidad.
 

Las personas que lo hacen en la TV, ¿donde han aprendido el lenguaje?

No hay casos de sordos que sean intérpretes. En Guatevisión la señorita que presta el servicio, Doris Parada, aprendió con sus papás, porque su madre es sorda y su papá es oyente, entonces ella tiene la misma cultura que yo.
Los traductores de otros eventos han pasado por nuestra escuela, cada año se inscriben en promedio de 150 a 160 y se gradúan unos 115.
 

¿Los servicios públicos qué tanto atienden  a esta población?

Los servicios del Gobierno no abarcan a las personas con esta discapacidad. Puede estar vigente el  acuerdo gubernativo que cita que la  educación es inclusiva, pero los maestros, por ejemplo, no están preparados para atender a una persona sorda. En salud, los médicos tampoco están capacitados para conversar con una persona sorda, entonces puede suceder que vaya por un malestar en la tiroides y le receten para otra enfermedad.
 

¿Se sabe cuántas personas sordas hay en el país?

Los últimos datos de discapacidad fueron los de la Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil, pero no habla de personas sordas sino de discapacidad sensorial, que abarca sordos y ciegos.
Nosotros calculamos que en todo el país hay 240 mil.
 

¿Qué sucede  con los niños que nacen sordos en las comunidades remotas del país?

En el interior no hay servicios para esta población y los padres de familia piensan que tener un hijo con sordera es un problema que va a ser una carga, pero para nosotros es simplemente una condición de vida distinta, que no se cura, por lo que hay que buscar herramientas para que pueda ser incluido en la sociedad.
 

Cuando los padres toman conciencia de esta condición, ¿qué es lo que regularmente hacen?

Depende de su escolaridad, porque en comunidades muy alejadas no hay acceso a nada, entonces lo que hacen es hacinar al niño con lo cual le impiden desarrollar las capacidades que puede tener.
Cuando conocemos estos casos les recomendamos que se comuniquen con el Comité Prociegos y Sordos Guatemala, porque ellos desde hace más de 60 años son los pioneros en este tipo de educación.
 

ESCRITO POR: