Revista D

El futuro, según Asimov

Hoy, en pleno 1964, Isaac Asimov pronostica cómo será el mundo dentro de 50 años.

Hace cinco décadas, el escritor Isaac Asimov visualizó un mundo similar al actual.

Hace cinco décadas, el escritor Isaac Asimov visualizó un mundo similar al actual.

En el marco de la Feria Mundial de Nueva York de este 1964 —cuyo eslogan es “La paz a través de la comprensión”—, el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov ha hecho una serie de pronósticos sobre el mundo futuro, los cuales ha dejado a muchos perplejos. Incluso, algunos lo tildan de loco. No es para menos. Es que se supone que en tan solo 50 años la humanidad habrá dado pasos agigantados. Asimov cree que en el 2014 habrá paneles lumínicos instalados en las paredes y en los techos que podrían ser controlados por el humano, según sus gustos o estados de ánimo. Será una especie de mundo psicodélico, quizás. “Los colores cambiarán con solo presionar un botón”, escribe Asimov en el diario The New York Times. Continúa así: “Las ventanas estarán polarizadas para protegernos de los dañinos rayos solares”. No se queda ahí, pues piensa que la opacidad del vidrio se alterará automáticamente según la intensidad de la luz que caiga sobre él.

Los aparatos, según Asimov, seguirán desarrollándose en las próximas décadas para que, de esa forma, los seres humanos se liberen de los trabajos tediosos. En la cocina habrá máquinas que calentarán el agua y que la transformarán en café; otras convertirán comidas congeladas en manjares; habrá tostadoras de pan, freidoras y algo que prepare huevos estrellados o revueltos. ¡Fantástico! “Los desayunos podrán ser ordenados una noche antes, y se programarán para que estén listos a una hora determinada”, vaticina.

Agrega que, en el 2014, la humanidad disfrutará de almuerzos y cenas con comida semipreparada que podrá conservarse en congeladores. A ver si es cierto. De momento, cosas de ciencia ficción.

Pero la lista se pone mejor. Asimov afirma que en cinco décadas los robots no serán tan buenos, pero que sí los habrá. Detalla en el periódico estadounidense: “La IBM no exhibió robots en esta Feria, pero se la ha dedicado a las computadoras, las cuales muestran su grandiosa complejidad y su notable tecnología al poder traducir el ruso al inglés. Si las máquinas son inteligentes hoy, ¿que no harán en 50 años?“.

Cree el fantasioso Asimov que las computadoras serán unas miniaturas y que, incluso, podrían ser los verdaderos cerebros de los robots. Por eso concibe un mundo con amas de casa automatizadas, algo torpes y lentas, pero capaces de limpiar.

El escritor también visualiza que para el 2014 habrá películas en tres dimensiones. Se le ocurre que los televisores de hoy emitirán imágenes que “saldrán” de la pantalla, o al menos así lo percibirá el público. Imagínese a Kirk Douglas, protagonista de la cinta Espartaco (1960), lanzándole una espada que, por efectos especiales, se vea como si le fuera a dar en el pecho a usted, estimado lector. ¡De miedo!

Cree también que dichos dispositivos no serán como los actuales, es decir, unos grandes cajones. Asimov los simplifica y los reduce a pantallas planas que podrán verse desde todos los ángulos.

¡Uf!, y Asimov tiene más sorpresas. Cree que muchos aparatos ni siquiera tendrán cables para conectarse, así que se asegura cierta movilidad.

¿Qué hay de los medios de transporte? Bueno, pues habrá buses larguísimos que se moverán en líneas especiales. Claro que en los sesentas tenemos desde hace mucho ferrocarriles y tranvías, pero lo que Asimov ve para el futuro es diferente; especial. Dice que estos aparatos viajarán a grandes velocidades haciendo un contacto mínimo con la superficie. ¿Volarán? Algo así.

Los carros también evolucionarán. Asimov lo ha predicho. Pero, ¿qué más podría venir después del Mustang que recién presentó Ford? ¡Es que este auto es una maravilla! Pero el escritor dice que esa magnífica pieza y su tecnología no podrán compararse con lo que habrá en el 2014.

“Los vehículos tendrán cerebros de robots”, refiere. “Se programarán para que viajen a los puntos deseados sin la intervención de humanos”. ¡Wow!

¡Y qué decir de las telecomunicaciones! “En 50 años, la gente escuchará y verá a su interlocutor a través del teléfono convencional”, asegura. La pequeña pantalla no solo servirá para conversar, sino también para consultar documentos y guardar fotografías. Con la gran cantidad de satélites artificiales en el espacio, además, se podrá llamar a cualquier lugar del mundo. ¡Ja! ¡Ojalá que estuviéramos en el 2014 ya mismo!

El campo educativo también será diferente. Piensa Asimov que los estudiantes de secundaria tendrán cursos básicos de computación. Eso será algo normal, no como ahora, que esos conocimientos solo los obtienen científicos del área.

El mundo acuático, asimismo, está en el “Universo Asimov”. Indica que en el siglo XXI habrá casas —tal vez ciudades— submarinas, lo cual incentivará, aún más, la exploración de los océanos.

En el campo de la Medicina, se habrán inventado aparatos para reemplazar corazones o riñones con problemas. “La esperanza de vida al nacer, en algunas partes del mundo, se elevará a 85 años”, vaticina.

¿Qué hay de los viajes al espacio? Nuestro calendario marca 1964 y no hemos aterrizado en la Luna, aunque el programa Apolo, iniciado en 1960 por la Nasa, ha hecho grandes avances para lograrlo. Para Asimov, en el 2014 ya habremos alcanzado Marte, no con humanos, pero sí con aparatos.

Pero no todas son buenas noticias. El planeta tendrá reveses en la medida en que su tecnología avance. El problema principal, asegura Asimov, será la contaminación. Otra cuestión que tendrá en aprietos a la humanidad será su enorme población, que podría llegar a los seis mil 500 millones de personas. “A nivel mundial habrá una fuerte propaganda a favor del control de la natalidad”, escribe Asimov.

Además de eso, “no todos tendrán acceso a la tecnología”, indica. De esa cuenta, la brecha entre ricos y pobres podría ser aún más visible. Países muy desarrollados, con tecnología de punta, con robots que hagan las tareas peligrosas, versus naciones pobres, sin qué comer o beber y, por supuesto, sin máquinas que les ayuden.

En el 2014, vaticina el escritor, la humanidad sufrirá por la enfermedad del aburrimiento. ¿Por qué? Porque el mundo estará muy automatizado. Eso quiere decir que, además de “la flojera”, habrá miles de obesos. También personas que, en lugar de usar su cerebro, empleará alguna calculadora de bolsillo. “Esto causará serias consecuencias mentales, emocionales y sociológicas”, refiere Asimov.

El fantástico escritor termina sus predicciones de esta forma: “La especulación más sombría que puedo hacer acerca del año 2014 d.C. es que, en una sociedad de ocio forzado, la palabra más gloriosa en el vocabulario se habrá convertido en “trabajo'”.

No estaba tan equivocado

Isaac Asimov predijo muchas cosas que hoy tenemos. Vivimos en el “Mundo Asimov”. Hoy, según lo que escribió en 1964 en The New York Times, disponemos de tecnología de iluminación con paredes que cambian de color con solo presionar un botón. Eso es visible en las discotecas, centros comerciales o conciertos. Se le puede conceder, por lo tanto, el acierto sobre la moderna tecnología LED.

También se refirió a ventanas inteligentes capaces de cambiar su opacidad, algo que aún no existe, pero que ya trabajan varios laboratorios de forma experimental.

En robótica, el autor de ciencia ficción anticipó que los robots tendrían mayor participación en estos tiempos, sobre todo en el hogar. Imaginó los microondas, cafeteras más efectivas o aspiradoras robotizadas. También la comida lista para calentar y comer.

Se impresionó con la máquina de IBM que podía traducir del ruso al inglés y vaticinaba mejoras sustanciales. Hoy, Google traduce en menos de un segundo enormes textos en 80 idiomas.

También pensaba que las tareas más peligrosas o que necesitaran de la certeza de una máquina serían efectuadas por robots. En la actualidad, grandes fabricantes emplean robots para sus líneas de ensamblaje, como en la industria automotriz y en la producción de electrónicos.

Aunque en la década de 1960 no era del todo descabellado proyectar películas en 3D, sí que era fantástico imaginar que la tecnología se masificara al punto que los televisores convencionales la incorporaran.

Llama la atención, asimismo, su vaticinio sobre el mundo inalámbrico, hoy visible en las computadoras portátiles y tablets. Impresionante, asimismo, el haber visualizado los teléfonos inteligentes de hoy, que ya pueden hacer videoconferencias, y posibilitan la consulta de documentos, fotografías y un sinfín de aplicaciones más.

Para la época en que Asimov se atrevió a pronosticar el mundo para este año, había mucho entusiasmo para los temas aeroespaciales, sobre todo por la competencia que había entre EE. UU. y la extinta Unión Soviética. En 1969 alunizamos —Julio Verne, a finales del siglo XIX, ya había escrito esa aventura—, y Asimov nos llevó a Marte. Tal como lo predijo, solo se ha llegado a través de máquinas, pero ya se planea una expedición con humanos.

En cuanto a los medios de transporte, visualizó los trenes de alta velocidad sin ruedas y que tienen propulsión a base de levitación magnética. Además se aventuró al decir que habría automóviles inteligentes, como el Google driverless car, el cual, como su nombre en inglés lo indica, es autónomo. Este todavía está en fase de desarrollo, tal como la ciudad submarina SeaOrbiter, un proyecto actual del arquitecto Jacques Rougerie, el oceanógrafo Jacques Piccard —fallecido en el 2008— y el astronauta Jean-Loup Chrétien y que Asimov incluso vaticinó hace 50 años.

Los avances en la medicina también están a la vista. De hecho, hay robots que hoy ayudan a los médicos a efectuar cirugías complejas.

Asimov, de igual manera se refirió a la sobrepoblación mundial. Dijo que seríamos seis mil 500 millones de personas —hoy, somos más siete mil millones—. Es un problema alarmante y en algunos países —sobre todo en los del tercer mundo— se hacen campañas de control natal, al contrario de las naciones desarrolladas, donde se incentiva la natalidad por el envejecimiento de sus habitantes.

Por último, el rusoestadounidense predijo nuevos problemas mentales, emocionales y psicosociales. De ahí, las enfermedades que provoca el estrés o el depender de un teléfono inteligente para comunicarse con los demás.

Sobre el genio

El escritor de ciencia ficción Isaac Asimov nació en Petróvichi, Rusia, en 1920. Cuando solo tenía 3 años, su familia se mudó a Estados Unidos. Empezó a leer ciencia ficción a los 9. Luego, fascinado con esa rama literaria, se hizo escritor y vendió su primera historia a los 18 y su primer libro a los 30.

Su visionaria mente, en la mitad del siglo XX, pronosticó un mundo similar al actual, con computadoras personales y un sistema global de información al alcance de todos —internet—­, así como pantallas planas de televisión, películas en 3D, robots que construyen automóviles, que limpian el mar, que exploran volcanes y planetas, que ayudan al Ejército y que juegan al futbol.

Asimov falleció el 6 de abril de 1992 en Nueva York, EE. UU. En una entrevista a finales de 1980 dejó algunas predicciones que aún superan lo existente: “Veo personas que pasan de forma constante sobre la órbita y que alcanzan, incluso, los asteroides. Pero también veo un mundo contaminado en el que se pierde la calidad de vida; quizás una guerra nuclear y nuestra autodestrucción. Naturalmente me gustaría que la civilización humana continuara y mejorara, pero es que las personas todavía tienden a hacer cosas que dañan“. Pero, como bien dijo el escritor: “El futuro depende de nosotros mismos”.

Entrevista “retro”

Slawek Wojtowicz, un fanático lector de ciencia ficción, entrevistó a Isaac Asimov en 1988. Este es un fragmento editado de aquella conversación.

¿Quién es su escritor favorito de ciencia ficción?

Artur C. Clarke. Me gusta también Fred Pohl, Larry Niven y Harlan Ellison, aunque las historias de este último son muy emocionales. No me considero juez de ciencia ficción, ni siquiera de la mía.

¿Qué piensa sobre las tendencias actuales de esa rama literaria?

Me parecen bien. En mi caso, hace años me planteé una línea simple y nunca me he separado de ella. Lo que quiero decir es que las novelas que escribí a los 19 años se parecen mucho a las posteriores.

¿Le gusta la fantasía, como las historias de J. R. R. Tolkien?

Me gusta Tolkien, pero, honestamente, no leo mucho estos días. Cuando se escribe tanto no queda mucho tiempo para leer. Extrañamente, cuando lo hago, tiendo a buscar novelas de misterio y policiacas, así como libros de ciencia o matemática; eso es lo que me gusta y, además, debo mantenerme actualizado. Soy una persona con gustos pasados de moda.

Si usted pudiera elegir el tiempo y lugar para vivir, ¿dónde se quedaría?

Querría volver aquí, aún con los defectos que existen. Estoy acostumbrado a este mundo y no me gustaría renunciar a ciertas cosas, por ejemplo, a la medicina moderna. Sin ella estaría muerto.

¿Es cierto que no le gusta viajar?

Nunca tomo aviones y no me gusta estar lejos de casa por mucho tiempo. Por eso, devuelvo todas las invitaciones para viajar largas distancias. Me quedo aquí, en mi hogar, con mi máquina de escribir, mis libros y mi vida tranquila.

¿Qué lo motiva a seguir escribiendo?

Bueno, tengo que asegurarme de que mi esposa y mis hijos sean ricos.

¿No encuentra placer en escribir?

Es que disfruto escribiendo más no ficción que ficción. Lo que sucede es que con lo primero consigo menos dinero, mientras que con la ficción gano más. ¿Qué puedo hacer?

Los top 10 de Asimov

Algunas de las obras más aclamadas del escritor rusoestadounidense.

I, Robot (Yo, robot; 1950)

Foundation (Fundación; también conocido como Ciclo de Trántor; 1951).

Foundation and Empire (Fundación e Imperio; 1952).

The End of Eternity (El fin de la eternidad; 1955).

The Naked Sun (El sol desnudo; 1957).

Second Foundation (Segunda Fundación; 1962).

The Gods Themselves (Los propios dioses; 1972).

Robots and Empire (Los robots y el Imperio; 1985).

Foundation and Earth (Fundación y Tierra; 1986).

Prelude to Foundation (Preludio a la Fundación; 1988).

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