Revista D

Nuestra Madre, la Virgen de Fátima, nos salvó

Unos dicen que fue una combinación lógica de factores y coincidencias, pero el matrimonio García Calderón está convencido que Ella los libró de un destino fatal.

El accidente que Scarlet Calderón y Noé García tuvieron los unió más como esposos y familia. (Foto Prensa Libre: José Luis Escobar).

El accidente que Scarlet Calderón y Noé García tuvieron los unió más como esposos y familia. (Foto Prensa Libre: José Luis Escobar).

El celular sonó poco después de estacionarse. Noé dejó que Scarlet, su esposa, tomara la llamada y le indicó que buscaría en el baúl la caja de herramientas. Noé ofrece servicio técnico a fotocopiadoras y es común que Scarlet lo acompañe en sus recorridos. Aquel día parquearon sobre la calle que circunvala el campus de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Eran cerca de las 10 de la mañana. Mientras ella hablaba,  él recogía lo que iba a necesitar y comenzó a escuchar un ruido inusual.
Fueron pocos los segundos que transcurrieron desde que salió del auto y se paró frente a la cajuela. No terminaba de recoger sus implementos de trabajo cuando fue embestido por otro vehículo.
Los sonidos peculiares que había advertido eran los del otro carro maniobrando para poder frenar, algo que sucedió  hasta que colisionó, quedando él en medio. La fuerza del impacto desplazó metro y medio el automóvil estacionado, y lanzó a Noé por los aires; cayó a casi siete metros de distancia. Scarlet estaba levantándose del asiento cuando también fue embestida y el golpe lastimó su rostro. Algunos  objetos de su bolso quedaron dispersos en el asfalto, así como los zapatos de su marido. Su instinto fue buscar el rosario que suele llevar y al encontrarlo comenzó a rezar.
Noé yacía en suelo, estaba de espaldas, preocupado por su esposa e impresionado  de ver sus piernas sobre el pecho. Estaban fracturadas, al igual que su cadera; y con los huesos expuestos.
La confusión de una conductora novata fue la que provocó el accidente, la chica confundió el freno con el acelerador. Ella y el instructor que la acompañaba fueron retenidos por los testigos hasta que llegara la atención médica o la policía.
Los bomberos se presentaron después de 10 minutos, pero siendo Noé un trabajador independiente,  no pudieron tras-
ladarlo al Seguro Social, pues carecía de afiliación. Acudió también un agente de la compañía aseguradora con la cual hacía un par de semanas había renovado contrato pero le indicó que, por haber ocurrido todo cuando  estaba afuera  del vehículo, el accidente no podía ser cubierto.
“Llévenme al Hospital Roosevelt”, dijo, pero Scarlet se opuso dando instrucciones a los socorristas de ir a un centro privado, pues había una huelga del personal médico en ese centro nacional.
Todo lo que pudieron administrarle fue un suero. El recorrido en ambulancia fue de 20 minutos, los más largos que haya vivido Noé,  colocado sobre una camilla de madera para mantenerlo inmóvil. A la par iba Scarlet, aferrada a su rosario y con fractura de pómulo, nariz y vértebras.
Al llegar a la recepción, el personal del hospital le informó que no podían ingresarlos debido a que no había quién firmara el formulario de responsabilidad. Él mismo se ofreció pero le indicaron que ante la posibilidad de que falleciera en la operación  debía ser otra persona. Tampoco permitieron que fuera su esposa.
De haberse encontrado en el país, Noé hubiera llamado a su hermano mayor, a quien considera, además, su padre, pero estaba por asuntos laborales en Asia. No quiso avisar a su octogenaria madre, temiendo que no pudiera asimilar la noticia. Fue su cuñado quien, finalmente, y por vía telefónica, dio un nombre y fueron admitidos. Para entonces ya había transcurrido casi una hora desde el accidente.
 “Qué quiere que hagamos”, recuerda Noé que le preguntó el médico que lo operó. “Dios y María lo guiarán para saber lo que debe hacer. Ellos lo iluminarán”, alcanzó a decir antes de que la anestesia hiciera efecto. Volvió en sí después de cinco horas, en la sala de intensivos. En la habitación de la par guardaba reposo Scarlet, a quien le colocaron una placa de metal sobre los huesos del rostro; ella permanecería sedada una semana para que el movimiento no provocara daños irreversibles en el nervio óptico.
El matrimonio se reencontró al día siguiente del accidente, al ser situados en el mismo cuarto. Tornillos y varillas de titanio y carbono atravesaban el cuerpo de Noé desde su abdomen hasta las piernas, en las que no tenía movilidad. En una sufrió tres fracturas, en la otra, dos. Sanar los huesos de la cadera fue la prioridad, razón por la cual los médicos optaron por no enyesar sus extremidades colocándole fijadores externos.
Ese día miembros de los Heraldos del Evangelio, asociación que exalta la devoción a la Virgen de Fátima, y de la cual los esposos son colaboradores activos, llegaron con la imagen peregrina de esta advocación mariana y, después de rezar el rosario, dejaron su figura para que los acompañara.
Noé no pudo conciliar el sueño. Mil pensamientos daban vueltas en su mente. Era evidente que no podría trabajar en varios meses y le preocupaban los gastos del hogar, la alimentación  y estudios de sus tres hijos, aún menores de edad, el destino de su auto, que había sido consignado y, particularmente, la deuda de más de Q90 mil de gastos médicos.
 

Accidente

Así quedó el auto de Noé García luego de que  otro lo chocara, quedando él en medio de ambos vehículos. Se fracturó las piernas y pudo caminar de nuevo después de dos operaciones  y medio año de reposo y terapias. Su esposa resultó con fracturas faciales. Ambos se recuperaron del accidente.
 

La fe obra milagros

El accidente que Noé García y Scarlet Calderón tuvieron ocurrió el 11 noviembre del 2011 y, el hecho, consideran, los unió más como esposos y familia. Tienen 24 años de matrimonio y cada uno 47 de edad.
Los médicos les indicaron que él fue muy afortunado. Las dos abolladuras cilíndricas que quedaron en su vehículo  corresponden a sus extremidades, pero debido a que era un modelo reciente, el frágil material del parachoques ayudó a que las fracturas no fueran peores luego del impacto.
Es usual que en un evento de este tipo las personas pierdan el calzado. Cuando la colisión lanzó a Noé por los aires y cayó sobre el asfalto, su cabeza, en lugar de golpear sobre el suelo, lo hizo sobre uno de sus zapatos, evitando que su cráneo sufriera un golpe mayor.
La inclinación con que impactó el piso fue precisa porque de haber estado en un ángulo un centímetro diferente, habría causado daños en su espina dorsal, dejándolo paralítico.
Llegó, además, al quirófano en el momento justo, antes de que sus niveles de sangre complicaran su cuadro clínico, aunque bajos, no necesitó de transfusiones para restablecerse de la operación.
Esas son las razones lógicas que les explicaron los médicos. Pero Noé y Scarlet consideran que son demasiadas para ser simples coincidencias, y su fe les dice que hay algo más, un elemento sobrenatural, y lo atribuyen a la protección de la Virgen de Fátima, de la cual son devotos.
Incluyen en la cadena de prodigios la llamada que recibió Scarlet y evitó que ella fuera por la caja de herramientas al baúl. También, que el padre de la chica que conducía el otro carro corrió con los gastos del hospital y parte de la rehabilitación, así como los alimentos que de parte de Heraldos del Evangelio recibieron luego del accidente y duraron, coincidentemente, hasta el día que Noé pudo ponerse de nuevo en pie y comenzar a trabajar. Fueron tres meses de reposo total, una segunda operación y otros tres de rehabilitación. Entra en la lista de fortunas, la venta de un bien inmueble que hacía 11 meses no se lograba, pero apareció el comprador minutos antes de que fuera ingresado a la sala de operaciones.
“Yo llevé la peor parte”, dice García, para quien su esposa es parte de la bendición y protección que le brindan Dios y la Virgen de Fátima, porque “estuvo conmigo en todo momento, no solo el día del accidente, sino que me acompañó y cuidó hasta que pude ponerme en pie otra vez”. Cuando frente al altar se jura estar juntos hasta que la muerte nos separe, cuenta el matrimonio, uno no se imagina que un accidente así pueda ocurrir. “La Virgen supo enviarnos las respuestas y abrió los caminos para conseguir lo que necesitábamos en ese momento”, indica Scarlet.
La vida es un suspiro, dicen, por ello siempre hay que estar en armonía con Dios porque aunque se diga que uno siempre tiene tiempo de arrepentirse, a veces no es así.
Los García Calderón continúan apoyando a Heraldos del Evangelio, comenzaron hace 10 años, y ahora elevan sus oraciones a la Virgen de Fátima por el mayor de sus hijos, de 22 años, quien debe ser operado para sanar una hernia cerca del corazón. Es una cirugía complicada debido a que ha tenido tres anteriores, para corregir una presión del ventrículo derecho, 70 por ciento fuera de lo usual. “Ninguno de los especialistas que hemos consultado se atreve a tomar el caso, por lo delicado. Ese es el siguiente milagro que estamos pidiendo a la Virgen y por el cual oramos sin descanso”, concluyen.
 

El secreto revelado

Alrededor del mensaje que la Virgen María entregó el 13 de julio de 1917, en Fátima, Portugal, a los niños pastores Francisco Marto (1908–1919), su hermana Jacinta (1910–1920) y su prima Lucía dos Santos (1907–2005), se han construido versiones apocalípticas que la Iglesia Católica desestimó  en el 2000, cuando hizo público el texto íntegro de la versión que Lucía escribió de su experiencia.
“La conversión del mundo, la consagración de la Rusia Soviética a su Inmaculado Corazón y el rezo del rosario para reparar los pecados cometidos contra el Sagrado Corazón de Jesús, fueron las peticiones puntuales de Nuestra Señora”, indica Renato Recinos, de Heraldos del Evangelio.
La Virgen mostró el 13 de julio de 1917  a los tres pastorcillos el infierno y la muerte de un obispo. En 1944, Lucía describió esas visiones en un texto hecho público íntegramente por el Vaticano hasta en el  2000, aunque con anterioridad se conocieron sus dos primeras partes. La primera corresponde a las imágenes del infierno. La segunda a la amenaza de una nueva guerra mundial que ocurriría durante el pontificado de Pío XI (1922 y 1939) si no se consagraba la Rusia Soviética a María. “El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz”, dijo María a los pastores.
La última parte hace hincapié en las palabras “¡Penitencia, penitencia, penitencia!”, que pronuncia un ángel con una espada de fuego en su mano izquierda. Se describe también, después de atravesar una ciudad con varios cadáveres,  la muerte de un obispo vestido de blanco atacado con balas y flechas al pie de una montaña coronada por una gran cruz, en el incidente murieron los obispos y religiosas que le acompañaban.
Después del atentado que Juan Pablo II sufrió el 13 de mayo de 1981 solicitó al Archivo del Santo Oficio conocer la tercera parte del mensaje y el 7 de junio de 1981 se realizó el acto de consagración que solicitó la Virgen, el cual se repitió el 13 de mayo de 1982 y se rememoró en la Plaza de San Pedro, en 1984, durante un encuentro con todos los obispos del mundo. “El poder de esta consagración dura por siempre, abarca a todos los hombres, pueblos y naciones”, dijo el Papa.
Lucía, quien tomó votos con la orden carmelita, “confirmó que este acto correspondía a los deseos de Nuestra Señora”, como se lee en vatican.va, página donde se puede consultar la documentación del secreto de Fátima.
 

Protección

En 1981 Juan Pablo II se libró de un percance en el que pudo haber muerto. “Una mano materna guió la trayectoria de la bala”, dijo el Papa. Tras el atentado  pidió leer en su totalidad el mensaje de Fátima y, en el 2000,  hizo público su contenido.
 

Los Heraldos

El sábado 13 se celebrará un siglo de que la Virgen María se apareció a tres niños que pastoreaban  en Fátima, un pequeño pueblo de Portugal, confiándoles un mensaje que se divulgó integrante y de manera oficial hasta en el 2000.
Este año en  Fátima llevarán a cabo una agenda que además de eventos religiosos, incluye actividades culturales con exposiciones de arte, música y un certamen de periodismo. 
En Guatemala la asociación Heraldos del Evangelio organizará el próximo sábado, por la mañana, una procesión con la imagen de la Virgen  que saldrá del templo de Santo Domingo hacia la Catedral Metropolitana, donde a mediodía concelebrará una misa el nuncio apostólico. Durante el resto del año esta asociación  hará varias visitas a casas hogar y establecimientos educativos.
Heraldos del Evangelio es una asociación presente en 78 países fundada por el sacerdote brasileño Joao Clá Días. Fue reconocida por el papa Juan Pablo II en el 2001. En en el país tiene presencia desde 1998 y cuenta con una capilla en la zona 10 capitalina, realiza labor de apostolado de asistencia social y forma también a religiosos; unos 40, entre sacerdotes o monjas han tomado los votos.
Cuenta con otra rama, integrada por laicos, que se reúne cada primer sábado de  mes siguiendo las instrucciones  de Fátima para tomar el sacramento de la confesión, la comunión y rezar y meditar los misterios del rosario.

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