Revista D

Pediatra cardiovascular guatemalteco destaca en Estados Unidos

El médico Sergio Alejandro Carrillo Meléndez está certificado para efectuar cirugías de corazón abierto en EE. UU.

Una cirugía de corazón abierto es una tarea que pocos médicos en el mundo pueden concretar. Los riesgos son muchísimos. Además, después de graduarse en la universidad, hay que pasar otros 10 o 15 años estudiando y practicando para conseguir esa especialización.
Uno de esos valientes médicos es Sergio Alejandro Carrillo Meléndez, quien es el segundo guatemalteco que la Sociedad de Cirujanos Torácicos ha certificado para efectuar ese tipo de operaciones en Estados Unidos —el primero fue el connotado cirujano pediátrico cardiovascular Aldo Castañeda—. De hecho, el grupo con ese expertise es sumamente reducido, ya que solo 170 están autorizados a hacerlo en EE. UU. y Canadá.
Hoy, Carrillo Meléndez opera en el Hospital Sunrise Children’s, de Las Vegas, Nevada, y su sueño, tal como lo expresó vía Skype para esta entrevista, es ayudar a sus compatriotas que necesiten cirugías de corazón.

¿Qué debe saber la persona que quiere ser médico?

Que tiene que sacrificar muchas cosas, como el tiempo con la familia, la diversión o las vacaciones. En esta carrera, quien de verdad está comprometido, siempre está estudiando y dedicándole los días a sus pacientes.

¿Usted por qué decidió serlo?

Creo que todavía hay una grabación de cuando tenía tres años, donde le decía a una de mis abuelitas que quería ser médico porque la quería ayudar con sus manos —ella padecía artritis—.
Más adelante, definitivamente, fue por ver a mi padre, también médico, que regresaba del trabajo cansado, pero feliz por haber ayudado a personas que necesitaban cirugía. Ahí fue cuando se solidificó mi anhelo por tomar este rumbo.

Su especialización es la cirugía torácica. ¿Qué es?

Básicamente, es el tratamiento quirúrgico de alguna patología localizada en la caja del tórax. Médicamente se divide en tres subespecializaciones. Una de ellas es la cirugía de tórax. Otra es la cirugía cardiovascular, en las que se tratan enfermedades degenerativas, por ejemplo. La tercera es la cirugía de corazón pediátrica, que es a lo que me dedico, y la cual trata de corregir “agujeros” o anomalías en las arterías, por citarle algunos casos.

¿Por qué eligió esta rama?

Me interesé en la cirugía del tórax y del corazón desde que estuve en la Escuela de Medicina, en la Universidad de San Carlos. Asimismo, tuve la oportunidad de conocer y escuchar las pláticas del médico Aldo Castañeda, quien, de hecho, es mi mentor. Toda esa exposición por la cirugía cardiovascular me llamó la atención.

Son pocos quienes eligen esa especialización, ¿por qué?

Porque es muy complicada. Además, luego de que uno se gradúa de médico y cirujano, hay que estudiar y entrenar por otros 10 o 15 años bajo la supervisión de un especialista. Es hasta entonces que uno puede hacerlo de forma independiente. Es un camino largo que no muchos quieren tomar.

Me indica que efectúa cirugías de corazón en niños. ¿Por qué nacen con defectos en ese órgano?

Ciertas patologías se han asociado con enfermedades genéticas, pero la mayoría aún no se han podido explicar. Quizás sean por factores ambientales o hereditarios, pero no hay algo concluyente.

¿Cuántas operaciones ha practicado?

Más de mil.

¿Cuáles son los casos que más atiende?

Hay una gran cantidad de patologías; sus nombres son técnicos, pero entre las más comunes está la transposición de los grandes vasos, que es un defecto cardiaco congénito en el cual la aorta y la arteria pulmonar, que son los dos vasos principales que llevan sangre lejos del corazón, están intercambiados. Para ello se debe hacer un switch arterial, es decir, transferir las arterias a la forma correcta. Otra es la tetralogía de Fallot, que abarca cuatro anomalías del corazón y sus mayores vasos sanguíneos.

¿Cuánto tarda en recuperarse un niño?

Depende de la patología que sufre y de la operación que se la haya practicado, pero, por lo general, va de una a cuatro semanas. Entre más pequeño sea el infante, más tarda su recuperación.

¿Pueden llevar una vida normal?

Sí, siempre y cuando tengan una patología simple, pero entre más complejo sea el asunto, el chico necesitará más cirugías, por lo que sus expectativas de vida son menores.

¿Cuánto llega a costar una operación?

Es difícil responder, pues depende del tipo de cirugía que se va a atender. Pero si se hace una media, una cirugía cardiovascular está entre US$40 mil y US$60 mil.

¿Qué pasa con la gente que no puede pagar eso?

En Guatemala he operado a niños sin seguro o que son de familias de escasos recursos, gracias a la ayuda de la Fundación Aldo Castañeda.

¿Piensa hacer este tipo de operaciones en Guatemala?

Sí, totalmente. Uno de mis objetivos es llevar mis servicios en beneficio de los niños guatemaltecos.

¿Cómo evalúa la preparación de los cardiólogos pediatras de nuestro país?

Son muy capaces tanto en el diagnóstico como en el manejo de las cardiopatías congénitas. Muchos se han entrenado en la Fundación Aldo Castañeda como en el extranjero, así que considero que tienen una experiencia valiosa.

En otro tema, ¿cree que los médicos se han deshumanizado?

Sí, y es una tendencia mundial, pero pasa más en los países del tercer mundo, donde la remuneración económica a esos profesionales no es la adecuada.

¿Las universidades hacen algo al respecto?

Se lo proponen, pero al final del día, cada quien debe ser consciente de que está tratando con la salud de otros y, por lo tanto, debe sensibilizarse y ponerse en su lugar.

¿Qué consejos brinda para que la gente cuide su salud cardiovascular?

Es trillado, pero cierto: hay que comer saludable y hacer ejercicio. Además, se deben eliminar otros factores de riesgo, como el tabaquismo.

¿Cada cuánto hay que efectuarse un examen médico?

No creo que deba hacerse una evaluación rutinaria, a menos que haya síntomas. Pero si hay alguien con un diagnóstico descrito, lo mejor es que un especialista lo examine al menos una vez al año.

Al principio de nuestra conversación dijo que un estudiante de medicina y un médico deben sacrificar muchas cosas, como el tiempo personal. ¿Usted tiene algún pasatiempo?

He practicado tenis y artes marciales. Desde hace dos años hago triatlón —natación, ciclismo y carrera—. Incluso, he participado en los eventos Iron Man.

¿Aún no le reclama la familia?

—Ríe—. Mi esposa practica conmigo triatlón. Pero mire, cuando no estoy en la sala de cirugías o haciendo deporte, estoy con ella y mi niña, que aún es una bebé.

PERFIL

– Sergio Alejandro Carrillo Meléndez nació en la Ciudad de Guatemala el 15 de agosto de 1977.
– Es socio del Children’s Heart Center y efectúa cirugías en el Hospital Sunrise Children’s de Las Vegas, Nevada.
– Se graduó de Médico y Cirujano por la Universidad de San Carlos de Guatemala.
– Ha sido médico residente en el Hospital General San Juan de Dios, en el Centro Médico Monte Sinaí (Miami, Florida) y en la Universidad de Louisville, Kentuky.
– Se especializó en Cirugía cardiotorácica en la Universidad de Ohio (2011) y en Cirugía cardiaca congénita en la Fundación Aldo Castañeda, a través de la Unidad de Cirugía Cardiovascular de Guatemala (2013).
– En el 2014 aprobó su especialización en Cirugía cardiaca congénita en el Hospital Pediátrico Lucile Packard, de la Universidad de Stanford, EE. UU.
– Es miembro de diferentes asociaciones médicas en Guatemala y Estados Unidos.

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