Revista D

Santiago, la tercera capital del reino

La ciudad de Santiago de Guatemala, antigua capital del Reino, tuvo tres traslados antes de establecerse por cuarta y última vez en el Valle de la Ermita con el nombre de Nueva Guatemala de la Asunción.

La primera capital fue fundada cerca de Iximché, en los dominios cakchiqueles, por Pedro de Alvarado, el 27 de julio de 1524. Pero permaneció por poco tiempo en este lugar pues sus habitantes mostraron hostilidad ante la invasión.

En 1527 fue trasladada al Valle de Almolonga, donde estuvo por 14 años hasta su destrucción, el 10 de septiembre de 1541.

La celebración del primer cabildo en Panchoy —lo que hoy se conoce como la Antigua Guatemala—, el 10 de marzo de 1543, oficializó el asentamiento de la tercera urbe en honor al patrono Santiago Apóstol, de acuerdo con el Diccionario Histórico Biográfico de Guatemala.

El Valle de Panchoy, sin embargo, no fue la primera opción para el traslado, pues también se pensó en el Valle del Tianguesillo, Chimaltenango, de acuerdo al historiador estadounidense Christopher Lutz en el libro Santiago de Guatemala, historia social y económica 1541-1773.página afehc.

En muchos libros se da por hecho de que la decisión de optar por Panchoy fue consensuada entre los vecinos y autoridades. “El Cabildo convocó a sesiones abiertas. El 27 de septiembre de 1541 tuvo lugar la primera sesión con la participación de 55 vecinos: 43 votaron por el traslado, 5 a favor de la reconstrucción y hubo 7 indecisos, (Pardo, 1984), cita el documento La arquitectura monumental de la Antigua Guatemala, del arquitecto José María Magaña.

Pero para Lutz esta decisión se debió mas bien a influyentes vecinos. “El 12 de octubre de 1541, la mayoría de habitantes aprobó la migración al Valle del Tianguesillo. Días después, los nuevos gobernadores cambiaron de opinión. Posiblemente miembros del Cabildo que poseían labores y estancias en Panchoy tenían la oportunidad de beneficiarse con la proximidad de la nueva capital”, refiere Lutz.

Durante más de dos siglos, esta ciudad fue el centro de poder político, religioso y cultural de la región y se convirtió en la sede de la Capitanía General de Reino de Guatemala. Durante ese lapso también fue azotada por más de 10 terremotos — el definitivo el de Santa Marta, el 29 de julio de 1773— lo que motivó a las autoridades a trasladarla, por cuarta vez, al Valle de la Ermita, en 1776.

 

La Antigua no es Santiago

“Matías de Gálvez se encargó de dinamitar todos los edificios en pie de la Antigua. Por medio de un edicto ordenó arrancar lo que quedaba: hierro y madera. Se trajeron lo que pudieron, pues intentaron cargar hasta las columnas del Palacio Real”, refiere Sandoval.

El abandono en que quedó puso a los residentes en aprietos, pues Matías de Gálvez lo declaró territorio proscrito y cortó el abasto de agua y carnes.

“Era un pueblo parásito que no producía sino vivía de los gremios de los pueblos de la periferia. De modo que sus habitantes ya no tenían ni que comer. Los que se quedaron se nutrieron con una nueva dieta a base de hierbas, por eso les denominó “panzas verdes”, dice Sandoval.

El 21 de abril de 1786, la Corona española les otorgó el título de Villa y en menos de un año fue elevada a categoría de ciudad. 

Para Sandoval, con el traslado solo quedó el espacio físico, pues la ciudad se reconstruyó y lo que hoy se encuentra son los cánones constructivos del último cuarto del siglo XVIII.

“Antigua Guatemala es una urbe con menos de 250 años de existencia. No tienen nada que ver con Santiago, porque la ciudad se vino al Valle de la Ermita”, sostiene.

Magaña afirma que del siglo XVI solo quedó el trazo original.

La arquitectura de Antigua Guatemala está ligada a los terremotos —principalmente los de 1715, 1751 y 1773—, más que a los movimientos culturales. Con cada terremoto se aprovechó para cambiar el estilo, por lo que la mayoría de edificios pertenecen al siglo XVIII”, afirma el experto.

 

No fue Antonelli

La traza de la capital de Santiago comenzó alrededor de la Plaza Mayor, “con base en una trama en retícula ortogonal, con manzanas de, aproximadamente, 80 metros de lado cada una en lo que constituye el corazón de la ciudad”, indica Magaña.

Durante muchos años se pensó que el trazo fue idea del arquitecto italiano Juan Bautista Antonelli, atribuida a él por una mención del cronista Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán en Recordación Florida.

“Hubo tres personas con ese nombre, todos de la misma familia de origen italiano, quienes estuvieron al servicio de la corona española en su calidad de ingenieros militares, y ninguno de ellos pudo estar en Guatemala en 1541”, cita el Diccionario Biográfico.

Lutz también debate tal atribución, pues según comenta vía correo electrónico, el descubrimiento de dos libros de cabildo en la Hispanic Society of América en Nueva York son las pruebas de que este dato es incorrecto.

“El segundo libro de cabildo cubre los años de 1530 hasta la destrucción de Santiago, en Almolonga, en septiembre de 1541 y el tercero, comienza días después y continúa hasta 1553.

“Tan temprano como el 18 de octubre de 1541, en el libro de cabildo 3º se menciona la “traça nueva” y que muchos vecinos ya han recibido solares dentro de dicha traza sin haberlos registrado en el libro (folio 7). En estos folios ni en los subsecuentes, hay ninguna mención de Antonelli”, afirma Lutz.

Tres etapas arquitectónicas 

Las corrientes  arquitectónicas del viejo continente pronto influyeron  en el estilo  de la nueva ciudad de Santiago. 

 
La  primera  fue el  Renacentista, que comenzó con la traza urbana en 1543 y concluyó con la consagración de Catedral en 1680. San Sebastián, San Agustín y Catedral son claros ejemplos de este estilo, asegura Magaña. 
De la transición  del Renacimiento al Barroco (1680-1715), pertenecen a  los templos de Santa Teresa (1687) y la Compañía de Jesús (1698). 
Del Barroco  (1715-1773)  son las iglesias El Carmen (1728) y Nuestra Señora de las Mercedes (1767).

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