Sin embargo, la muerte súbita es un dolor difícil de entender, por lo que, como se explica en este artículo, propuesto por eroskiconsumer.es, hablar con personas que hayan perdido a sus hijos antes ayuda a estos padres y madres. Aun así, deberán atravesar varias de las etapas del duelo por la muerte del bebé, así como comprender que quedarán en ellos secuelas.
La muerte de un hijo es uno de los trances más difíciles por el que una persona puede pasar. Pero cuando esa muerte se produce a causa del síndrome de la muerte súbita del lactante parece aún peor: a la enorme tristeza se añade lo inesperado del hecho y, con ello, la dificultad (o imposibilidad) de entender por qué ha ocurrido.
Aunque la muerte súbita es la principal causa de muerte de bebés sanos entre el segundo mes y el año de vida en los países desarrollados, los científicos no dan con una explicación clara. Hablar con personas que hayan perdido a sus hijos antes
Tras la muerte súbita, ayuda hablar con personas que hayan perdido a sus hijos
Quienes han atravesado este amargo momento aseguran que la mejor ayuda para afrontar una situación tan dolorosa consiste en hablar con otras personas que lo hayan pasado antes. Solo en esos casos, los padres y madres sienten que están ante alguien que entiende (de verdad) el dolor que padecen y que sus palabras no suenan como cáscaras vacías.
“Tras conocer a unas 300 familias que han perdido hijos por la muerte súbita, he aprendido que solo cuando descubren que no están solos se atreven a verbalizar sus sentimientos”, explica Palmira Villegas, presidenta de la Asociación para la Prevención del Síndrome de la Muerte Súbita del Lactante de Madrid en un artículo que forma parte del Libro Blanco sobre el Síndrome de la Muerte Súbita del Lactante, editado por la Asociación Española de Pediatría.
Villegas explica que las familias suelen contactar con la organización en busca de información y de la opinión de algún médico especialista. Pero después, descubren que sus interlocutores han pasado por la misma situación que ellos y “entonces comienzan a interesarse por nuestros sentimientos y con nuestras respuestas van descubriendo los suyos”. Es entonces cuando empiezan a hablar, a llorar; pero sobre todo a comprenderse a sí mismos.
Un estudio publicado por la Asociación contra el Síndrome de Muerte Súbita Infantil de Estados Unidos (SIDS Alliance) describe que los padres que pasan por esta situación “se preguntan si lograrán tolerar tanto dolor, si podrán superarlo”. Muchos, incluso, llegan a creer que perderán el juicio. Pero este profundo dolor puede aliviarse, “en cierta medida, al conocer qué mecanismos ayudaron a otras familias en una tragedia similar”, agrega la SIDS.
Etapas del duelo por la muerte del bebé
Estos padres y madres que pierden a un hijo por el síndrome de la muerte súbita deben experimentar el duelo ante la pérdida. Este duelo, aunque se trata de un tipo particular, consta de las mismas etapas de otros procesos dolorosos, descriptas por la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.
Según la asociación contra la muerte súbita estadounidense, hay cuatro sentimientos que, además, aparecen con mucha intensidad y frecuencia en estas situaciones: tristeza, culpa, enfado y temor. Palmira Villegas enumera esos cuatro y agrega otros: vacío (tanto afectivo como material), soledad, masoquismo y sobreprotección hacia el resto de la familia.
Más allá de estos estudios, es complicado encontrar psicólogos o psiquiatras especializados en el trabajo con familias que deben enfrentarse a una pérdida por muerte súbita del lactante. “Lo habitual es tratar esta muerte como otra pérdida de un hijo o un familiar querido”, lamenta Villegas, ya que, en su opinión, esto no es suficiente.
Secuelas de la muerte súbita en los padres
Lo importante es que cada persona haga lo que crea necesario para superar la angustia de la muerte del bebé
¿Se pueden dar consejos dirigidos a personas que atraviesan una situación de este tipo? Es difícil establecer pautas generales, ya que cada caso es diferente y depende del entorno de los padres que han sufrido la pérdida. También influye si tienen más hijos y de su forma de procesar el dolor. Lo importante es que cada persona haga lo que crea necesario para superar la angustia.
En la Asociación para la Prevención del Síndrome de la Muerte Súbita de Madrid recuerdan el caso de una madre que necesitó situar la cuna de su otro hijo en el pasillo, para poder verla desde su habitación.
Otras mujeres relatan la angustia que sienten por comprobar si sus hijos respiran mientras duermen. Por su parte, Villegas cuenta la suya: “Si me levanto para ir al baño a medianoche, tengo que ir a ver a mis hijos. ¡Y mi hijo mayor ha cumplido ya 18! Pero desde luego, puedo asegurar que, si no lo hago, no me vuelvo a dormir”.