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Por qué es tan difícil decidir cuándo no ir a trabajar si estás enfermo

Te levantas como si te hubiera pasado un autobús por encima. Te duele el cuerpo y no paras de toser. ¿Vas de todas maneras al trabajo?

Puede que te parezca un pequeño resfriado, pero si vas a la oficina puedes terminar provocando una verdadera epidemia. (THINKSTOCK)

Puede que te parezca un pequeño resfriado, pero si vas a la oficina puedes terminar provocando una verdadera epidemia. (THINKSTOCK)

Conocido como “presentismo laboral”, ir a la oficina cuando estás enfermo puede ser contraproducente en más de un sentido.

Investigaciones recientes señalan que tu desempeño será bajo, es más probable que cometas errores y vas a estar menos alerta.

Además, puede que te conviertas en el enemigo público número uno entre tus colegas: no es nada agradable el sonido de tos seca en el cubículo de al lado, ni las reuniones de equipo con alguien que se sopla la nariz a cada rato.

Por supuesto, también están los que se van al otro extremo, y al menor estornudo llaman a la oficina con voz agónica, para informar su ausencia por enfermedad.

La mayoría de nosotros se encuentra en medio.

Pero cuando hay presión social -como cuando un colega es alabado por trabajar cuando parece que le cayó la plaga o cuando un jefe frunce ligeramente el ceño ante la noticia de que alguien se ausentó por estar enfermo-, además de preocupaciones por la estabilidad laboral, decidir si uno está lo suficientemente mal como para quedarse en casa no es tan fácil.

Entonces, ¿cuándo está bien decir “no voy a la oficina, me siento mal”?

La psicología del “presentismo”

El presentismo laboral ocurre porque la persona se siente obligada a ir a la oficina, sin importar su salud.

Según la Universidad de East Anglia, se produce por una combinación de estrés, trabajos de alto nivel de exigencia y el miedo a perder el empleo.

El sentido común debería indicar cuándo tienes que quedarte en casa, pero cómo informarlo a tu jefe es otra historia.

No existe una manera objetiva de medir cuán enferma debe estar una persona para quedarse en casa, por lo que tomar la decisión de llamar a la oficina es más difícil.

“Hemos detectado que las personas que se encuentran muy involucradas con sus trabajos y muestran tendencias adictivas a sus empleos tienen menos probabilidad de tomar días libres por enfermedad, sin importar lo mal que se sientan”, dice Gail Kinman, profesora de psicología de la salud ocupacional en la Universidad de Bedforshire, en Reino Unido.

En ese sentido, en nuestra decisión también influye el comportamiento de nuestros jefes como modelos a seguir cuando se trata de enfermedades.

“Si tu jefe es un exponente del 'presentismo', es posible que espere esa misma actitud por parte de su equipo, y al mismo tiempo, el equipo puede mostrarse reacio a tomar días libres por enfermedad”, agrega Kinman.

Este tipo de jefe puede parecer poco empático. Y si crees que será poco comprensivo respecto a que has caído con un resfrío, es más probable que no llames al trabajo para reportarte enfermo, aunque debas.

Cabe mencionar que, de acuerdo con otra investigación de la Universidad de East Anglia, las personas que se sienten presionadas o estresadas por la actitud de colegas o jefes, suelen ir enfermas al trabajo en la misma medida que aquellas que se encuentran muy motivadas.

Por otra parte, a los trabajadores que se sienten hostigados o discriminados les provocará más ansiedad pedir permiso para ausentarse.

Regresa a la cama

Es solo un pequeño resfriado, piensas. Después de todo, solo has estornudado un poco y la nariz está levemente tapada, te dices. Así que te levantas y sales a las oficina.

Pero en realidad, si te sientes ligeramente enfermo, es posible que lo mejor sea que te quedes en casa descansando, antes que todo empeore.

Michael Tam, médico especialista en medicina general en el hospital de Sydney, Australia, aconseja descansar cuando el resfriado está en su etapa inicial, especialmente si trabajas en un sector laboral donde se produce contacto con muchas personas, como por ejemplo en hospitales o en hogares de cuidado de niños o ancianos.

La recomendación de Tam también es útil si trabajas en una oficina, dado que si te mantienes fuera de la compañía disminuyes el riesgo de expandir la enfermedad.

En caso de tener un virus estomacal, permanece en tu casa por dos días luego que los vómitos y diarrea paren.

El problema del pago

En muchos países, como en Australia, la ley establece el pago por ausencia laboral debido a problemas de salud en el caso de trabajadores a tiempo completo.

En otros, como Estados Unidos y algunos países asiáticos, hay poca o ninguna garantía de pago.

Por ello, la investigación de Kinman revela que en algunos sectores profesionales donde el pago o la seguridad laboral dependen de asistir al trabajo es más probable que la gente vaya enferma a trabajar, como resulta lógico.

Incluso en muchos países desarrollados, donde hay leyes que protegen los derechos de los trabajadores, como en Singapur, un trabajador no tiene derecho a ausentarse por enfermedad con goce de sueldo hasta que no cumpla tres meses en la empresa.

“Esto se convierte en un problema especialmente cuando los trabajadores no reciben pagos por ausencia laborales al estar enfermos, cuando a las compañías les falta personal, o si trabajan en casas de cuidado”, afirma Kinman.

Tómese por caso el de Nicole, una empleada pública en Australia quien pidió que su apellido no fuese publicado.

Cuando ella tiene un resfriado, se siente capaz de trabajar medio día en casa, pero no un día completo en la oficina.

El trayecto a la oficina, estar en reuniones cuando encuentras difícil mantenerte de pie, puede hacer que la enfermedad te haga sentir peor.

No obstante, su jefe inmediato ha dicho en varias oportunidades que no hay término medio en este tema de las ausencias por enfermedad, afirmando que “el personal o está enfermo en su casa o saludable en la oficina”, según cuenta.

Pero para Nicole, “en la vida no todo siempre es blanco o negro”.

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