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La sorprendente tecnología con la que sientes sabores en tu boca que realmente no están ahí

Nimesha Ranasinghe es como un mago, pero su escenario no está en un teatro sino en un laboratorio. El joven, originario de Sri Lanka, puede hacer que experimentes sabores que no están realmente en lo que estás tomando o comiendo.

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Para ello no usa trucos ilusionistas sino algo mucho más tangible: electricidad… en tu boca.

Si la idea de tener electricidad pasándote por la lengua te horroriza, no te preocupes.

“Es un pulso eléctrico muy débil”, le aseguró a BBC Mundo este experto en ingeniería eléctrica y ciencias de la computación, que es uno de los principales investigadores del mundo en simulación eléctrica del sabor.

“Si lo tocaras con un dedo no lo sentirías, pero la lengua es tan sensible que siente una leve sensación”, aseguró.

Ranasinghe y su equipo en el Laboratorio de medios multisensoriales interactivos de la Universidad de Maine, en Estados Unidos, desarrollan herramientas electrónicas para engañar al cerebro.

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Si imaginas una lengua repleta de electrodos, no es para nada así: se trata de utensilios de uso diario como cucharas, palillos chinos, vasijas, vasos y copas que fueron diseñados especialmente para poder transmitir esta leve electricidad a la boca.

Cómo funciona

Ranasinghe comenzó a interesarse en la simulación eléctrica del sabor cuando realizaba su doctorado en la Universidad Nacional de Singapur.

Su objetivo inicial era buscar la manera de llevar ese sentido a la realidad virtual.

Halló documentos de la década de 1970 que describen el uso de cables de plata para explorar cómo está organizado el sistema de sabor.

Los participantes de aquel estudio reportaron sentir sabor salado o ácido cuando los cables se colocaban en sus lenguas.

Ranasinghe entendió la conexión: sabía que las sensaciones ácidas y saladas se detectan a través de los llamados canales iónicos, unas proteínas que controlan el paso de iones a través de membranas y que varían según el gradiente electroquímico de cada ion.

Al principio utilizó electrodos de plata para reproducir estos sabores pero los voluntarios se mostraban reacios a colocárselos en la boca.

Fue entonces que comenzó a desarrollar los utensilios que cumplen el mismo fin pero de manera más amigable.

Con la cuchara o los palillos chinos puede lograr, por ejemplo, que tu comas un puré de papas sin sal y lo sientas salado.

Y con su bol especial puede hacer que una sopa de miso diluida te sepa bien ácida.

“Vocktails”

El experto sigue buscado la manera de reproducir los otros sabores, que son más complejos de imitar: el dulce, el amargo y uno menos conocido y más difícil de describir que se conoce por su nombre japonés, umami.

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Pero ya descubrió que puede engañar al cerebro para sentir algunos gustos que no están realmente ahí.

Por ejemplo, que un vaso de agua sepa como una limonada o incluso como un cóctel frutal.

Para lograr este “truco” el mago científico apela no solo al sentido del gusto, sino también al olfato y a la vista.

Preparó copas especiales que además de tener electrodos para recrear el gusto a ácido o salado, también se iluminan según el color de la bebida deseada.

El gusto frutal llega a través de la nariz: un dispositivo especial lanza un aroma que puede ser de limón, menta, fresa, chocolate, banana…

La mezcla de las tres cosas hace que el bebedor sienta que realmente está tomando una limonada, una margarita o un refrescante mojito.

Ranasinghe y su equipo los llaman “vocktails” (por “virtual cocktails” o cócteles virtuales) y ya han preparado videos en YouTube donde exhiben la copa especial y muestran cómo funciona la app que crearon para elegir, entre una variedad de opciones, la bebida que se quiere recrear.

Más allá de la realidad virtual

Sin bien el experto comenzó su proyecto con la idea de ampliar la experiencia de la realidad virtual, no tardó en darse cuenta de que sus inventos tienen aplicaciones muy reales.

Por ejemplo, poder sentir que la comida está salada sin que tenga sal podría ser una bendición para todas aquellas personas con presión alta o problemas coronarios que tienen la sal prohibida.

“También pensamos en las personas que tienen los sentidos disminuidos ya sea por una discapacidad o porque, por ejemplo, tienen cáncer y están recibiendo quimioterapia”, señaló Ranasinghe.

“Estamos explorando estas áreas pero aún no tenemos suficientes resultados”, aclaró.

Otro desafío en el que trabaja el experto es poder “teletransportar” una bebida. El concepto es este: estás tomando algo rico mientras chateas por internet con un ser amado. Le ofreces tu misma bebida.

Si acepta, colocas un artefacto en tu vaso que calcula el sabor, el color y el aroma de lo que tomas y envías esa información al vaso electrónico de la otra persona, que solo contiene agua.

¡Y listo! Los electrodos, las luces LED y el dispositivo de aromas se encargará de recrearlo.

Como magia… pero con electricidad.

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