Vida

¡Por Dios… cuánto tormento!

Querida Rina: Con lágrimas en los ojos, quiero contarle la horrible tragedia que sufrí. Un día, me encontraba en el trabajo de niñera. Una señora le pidió a mi mamá que me diera permiso para cuidarle a su bebé y me iba a pagar por ello, y por nuestra necesidad, mi mamá aceptó, sin saber lo que iba a ocurrirme.

Resulta que yo me encontraba sola en mi trabajo, cuando de repente llegó un cuñado de la señora de la casa, y con golpes y maltrato, abusó de mí, dejándome tirada y se fue. Como pude, pedí ayuda para que le avisaran a mi mamá. Ella, enfurecida y con dolor en su corazón se fue al Ministerio Público para poner una demanda. Se le informó a la señora de lo sucedido y se fueron de ese lugar, sin saber a dónde. Solo recibí amenazas de ese individuo para mí y mi familia.

De esa violación quedé embarazada y fui contagiada de una infección venérea llamada papiloma. He sido tratada en la zona 3 y en centros de Salud. He sufrido duras quemaduras, pero gracias a Dios ya estoy bastante bien. Todo esto se lo estoy escribiendo, muy triste, y para que lo vean aquellas madres que dan a sus hijas a trabajar con cualquiera. Gracias a Dios, a psicólogos, a médicos y hermanos de la iglesia, he ido superando lo sucedido, tengo 16 años y solo les pido que me tomen en cuenta. Rina, yo le pido que llame al corazón de sus lectores para que me ayuden a sacar adelante a mi bebé, él no tiene la culpa de nada. Lo que yo les pido son pañales, leche y ropita, y que me ayuden a seguir con mis tratamientos. Es un varoncito de dos meses. Espero que tome en cuenta mi caso, y que Dios la bendiga hoy y siempre.

Estimada amiga:

Por más que uno no quisiera quebrantarse al leer el mensaje de esta joven de apenas 16 años, no se puede ocultar ese amargo sabor que queda en la garganta. Sin siquiera imaginarlo, ella cayó en un trágico drama, de esos que viven tantas familias marginadas por la pobreza, expuestas a las peores miserias.

Las necesidades de un mísero sueldo la llevan a trabajar con una familia que no le da seguridad, y la expone, sí, al más humillante y doloroso ultraje. Como resultado, una enfermedad venérea y un ser inocente que viene al mundo a sufrir y a pasar penas, en las más precarias condiciones. Pienso si en este caso estará actuando con prontitud el Ministerio Público. Porque este individuo salvaje, enfermo y despreciable es un peligro para la sociedad, y no puede andar suelto por las calles.

Pero en medio de todo este tormento, de la angustia, el dolor y el miedo, se vislumbra cierta dosis de paz y valentía en esta joven, que la hace levantarse para enfrentar los retos que la vida le ha puesto. Personas nobles, psicólogos y miembros de su iglesia le han dado apoyo, pero necesita leche Similac Plus, ropita y pañales, y tantas cosas más. Ruego comunicarse al número de teléfono 2412-5600.