Escenario

Cómo Anita Aldana transformó su pasión por la lectura en un propósito de vida y creó la comunidad 30 Libros

“No nací entre libros”, confiesa Anita Aldana, quien empezó a leer a los 28 años. Sin embargo, esa experiencia tardía se convirtió en su superpoder: entender que nunca es tarde para transformar la vida.

Anita Aldana empezó a leer a los 28 años y convirtió la lectura en el centro de su vida. (Foto Prensa Libre: Cortesía Anita Aldana)

Anita Aldana empezó a leer a los 28 años y convirtió la lectura en el centro de su vida. (Foto Prensa Libre: Cortesía Anita Aldana)

Hay historias que rompen todos los moldes. La de Anita Aldana es una de ellas. Una mujer que de joven tuvo poco acercamiento a los libros y la literatura, que creció viendo a su mamá comprar enciclopedias solo para las tareas escolares, y que no abrió su primer libro “de verdad” hasta los 28 años.

Hoy, esa misma mujer ha logrado algo que muchos escritores solo sueñan: ser la primera guatemalteca publicada por Editorial Plataforma, una de las editoriales más importantes de desarrollo personal en España.

Pero la historia de Anita no es solo sobre libros. Es sobre reinventarse, sobre tomar decisiones que parecen locas desde afuera y convertir una crisis personal en el motor de un movimiento que ha tocado miles de vidas. Desde su comunidad 30 Libros, la guatemalteca ha demostrado que nunca es tarde para descubrir su pasión y, más importante, que esa pasión puede convertirse en su propósito de vida. Su fórmula combina algo tan antiguo como los libros con herramientas modernas como el coaching y la neurociencia, creando un espacio donde las personas no solo leen, sino que se transforman.

¿Qué recuerdos de su infancia o juventud marcaron su conexión con los libros?

Como la mayoría de las familias en Guatemala, yo no nací en una familia donde se leyera todo el tiempo. No teníamos el hábito de estar leyendo libros. Sí me recuerdo que llegaban a vender enciclopedias a la puerta de la casa, y mi mamá las compraba para los estudios, para que nosotros nos preparáramos profesionalmente, pero yo realmente empecé a leer libros a los 28 años.
No fue que yo hubiera nacido con la pasión por los libros, por la literatura o por este mundo; realmente, es algo que llegó tarde, lo cual me gusta contarlo.

Pero creo que algo que me ayudó un montón, más que a perseguir mi profesión y lo que hago ahora, era creer en mí, que mis papás siempre me inculcaron creer en mí. El “tú vas a poder”, “tú dale”, “tú inténtalo” y me programaron con ese chip, y me ayudó.

Entonces, creería que el recuerdo que tengo de la infancia es el creer que yo podía, creer que independientemente de si no había ido a esta universidad, si no había estudiado esta carrera, si no tenía este nivel socioeconómico, etcétera, yo iba a poder, y eso venía mucho de mis papás, afortunadamente. Y eso me ayudó después a decir: “Ah, bueno, entonces, ¿por qué no puedo escribir un libro? ¿Por qué no puedo escribir dos? ¿Por qué no puedo crear un festival?”.

Ese creer en mí me ha ayudado ahora a conseguir esos sueños.

La autora guatemalteca es la primera publicada por Editorial Plataforma, en España. (Foto Prensa Libre: Cortesía Anita Aldana)

¿Recuerda cuál fue ese primer libro con el que se introdujo al mundo de la literatura?

Sí, fue un libro de una psicóloga estadounidense, se llamaba Siente miedo y hazlo de igual manera. Recuerdo que ese libro hablaba de cómo interpretamos el fracaso. O sea, a veces creemos que fallamos y creemos que solo tenemos una opción, y a veces se nos olvida que tenemos un montón de opciones, no solo ganar o perder, o ganar o fracasar.

¿En qué momento decidió que la lectura no solo sería un hábito personal, sino también una herramienta para transformar vidas?

Siento que fue cuando empecé con el club de lectura, en el 2021. Cuando ya empecé a compartir más lo que yo leía con otras personas, creo que ahí fue donde más sentí el poder transformador de los libros, cuando lo conversaba con alguien más, cuando reflexionábamos sobre lo que habíamos leído, cuando compartíamos puntos de vista diferentes sobre lo que habíamos leído, cuando escuchaba a otras personas que les pasaba lo mismo que a mí.

Realmente, siento que fue transformador desde que empecé a leer el primer libro, pero siento que cuando lo empecé a compartir con otros fue cuando se explosionó.

Cuando realmente se transformó, pues, en un movimiento, y mi pasión ahora es mi trabajo, mi propósito, y fue esa sensación de comunidad de encontrar a otras personas que también encontraban respuestas en los libros. Ahí fue un cambio, fue un antes y un después.

¿Cuál es el valor y el poder de crear comunidad?

Bueno, como dice un dicho, “si quieres llegar rápido, ve sola; si quieres llegar lejos, ve acompañada”. Entonces, solas podemos hacerlo. Y quizás lo vamos a hacer más rápido. Pero cuando tú tienes gente a tu alrededor, es como que trataras de empujar un carro tú solita. Posiblemente lo muevas, pero si hay 50 personas más contigo, pues ese carro se va a mover y va a llegar lejísimos.

Entonces, igual pasa con los objetivos, a veces queremos hacerlo todo solas y, sobre todo las mujeres, hemos interiorizado un poco tal vez de manera incorrecta el discurso feminista o el empoderamiento así: “Yo puedo sola y, entonces, yo soy la mujer maravilla”.

En la era de la inteligencia artificial, hay un capítulo de mi nuevo libro en que lo hablo. Ahora todo es ChatGPT, pero ChatGPT nunca te va a preguntar de la nada: “Oye, Anita, ¿cómo estás? ¿Cómo vas con tus objetivos?” No tiene la proactividad de un ser humano de preguntarte cómo estás, de velar por tus metas, y eso te lo da una comunidad. Alguien que te apoye a que no abandones tus sueños, que sigas creyendo, que te acompañe emocionalmente, porque aparecen emociones como el miedo, la incertidumbre, la frustración y, a veces, compartirlo con alguien.

Desde su experiencia, ¿qué impacto tiene la lectura en la salud emocional y el bienestar de las personas?

Yo creo que lo que más nos da son dos cosas en las que puedo pensar ahorita. Uno, nos da un pensamiento crítico, sobre todo en un momento donde todo lo que sale en TikTok nos lo creemos como verdadero.

Entonces, para mí, leer nos da un pensamiento crítico para tener juicio para juzgar mejor las situaciones, para tener un criterio propio.

Y eso me lleva a lo segundo: que creo que leer y tener estas experiencias de desarrollo personal nos dan libertad. Libertad de pensamiento, libertad de elegir, libertad de tomar acción, libertad de ser nosotros mismos. y creo que la libertad es un derecho muy importante para todos, y a veces no lo tenemos, porque no somos libres de ser quienes somos, porque nos van a juzgar.
No somos libres de ser quienes somos, porque nos da miedo no encajar en las expectativas de los demás. No somos libres de decir lo que opinamos, porque los demás van a criticar. Entonces, creo que la lectura nos recuerda que tenemos ese derecho de libertad, de pensamiento y de ser, de ser las personas que somos.

"Reprogramándote" se basa en entrenar la mente frente al consumo excesivo de tecnología. (Foto Prensa Libre: Cortesía Anita Aldana)

En un mundo dominado por pantallas y redes sociales, ¿cómo invita a los jóvenes a redescubrir el valor de un libro físico?

Mira, yo creo que todos, a veces, aunque estamos en las redes, estamos también un poco cansados a veces de las redes; hemos visto que a veces se apoderan de nuestro tiempo, porque cuando menos lo sentimos hemos pasado dos, tres horas en redes sociales, y veo que muchas personas están cansadas a veces de esto, pero no saben cómo salir de ahí, porque ya lo explica Marian Rojas, esta psiquiatra muy famosa en España, somos adictos a la dopamina de las redes sociales.

Mi nuevo libro, de hecho, es un paralelismo con la tecnología, quizás porque estamos en esta era tan tecnológica, y yo hablo en Reprogramándote de cómo nuestro cerebro es como una máquina, cómo nuestro cerebro es como una computadora que también necesita actualizarse, necesita revisarse, necesita nuevos programas, necesita desinstalar cosas, necesita espacio mental.

ESCRITO POR:

Belinda S. Martínez

Periodista de Prensa Libre del área de bienestar y cultura.