Escenario

El Cementerio General es el cuarto camposanto público que ha funcionado en la capital de Guatemala

Los cementerios de El Sagrario, de la parroquia de El Calvario, El San Juan de Dios y el General, han sido las necrópolis, en que desde 1776, han sido sepultados los guatemaltecos capitalinos.

Fachada del Cementerio General de la capital de Guatemala, poco tiempo después de su apertura, en 1882. (Foto Prensa Libre: Cortesía Museo Nacional de Historia de Guatemala).

Fachada del Cementerio General de la capital de Guatemala, poco tiempo después de su apertura, en 1882. (Foto Prensa Libre: Cortesía Museo Nacional de Historia de Guatemala).

“En el cementerio de vivos —la Ciudad de Guatemala— había otro de muertos, el de la parroquia del Sagrario”. Así describe el escritor guatemalteco José Milla (1822-1882), en su libro La historia de un Pepe, el primer camposanto de la capital guatemalteca asentada en el Valle de la Ermita, de Las Vacas o de la Virgen.

Aunque él no vio personalmente ese lugar, si tuvo referencias de personas que lo conocieron. El solar se habilitó para los pobres, en el terreno que ocupa actualmente el Mercado Central, zona 1 capitalina, atrás de la Catedral Metropolitana.

“Era una plazuela rodeada de un muro”, anotó el obispo Juan José de Aycinena, en 1793, que se construyó con fondos de la Catedral, pues el solar pertenecía a ese complejo arquitectónico.

Pocos años después, funcionó otro camposanto, también para personas de escasos recursos, en un predio que originalmente se había destinado para la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios —El Calvario—, y que se convirtió en el parque Las Victorias —después Concordia y ahora llamado Enrique Gómez Carrillo—, en la actual Sexta Avenida, entre 14 y 15 calles, zona 1, explican los historiadores Manuel Morales y Aníbal Chajón.

Por ello, cuando se construyó el nuevo edificio del mencionado mercado y el parqueo subterráneo del parque Concordia, después de 1976, se hallaron osamentas.

El tercero

En 1831, el presidente Mariano Gálvez consideró que era insalubre la ubicación de un cementerio dentro de la ciudad, por lo que habilitó para enterramientos el solar ubicado al poniente del hospital San Juan de Dios.

El viajero John Lloyd Stephens lo describió así: “Un cercado cuadrangular con muros altos y gruesos, bóvedas encima del suelo para la gente rica y sepulturas para la gente del pueblo”.

Una epidemia de cólera hizo que ese cementerio se ampliara hacia el sur. A finales del siglo XIX, su ubicación también fue considerada nociva para la salud e inapropiado para los enfermos del hospital, quienes “podían ver el paso de los cadáveres a la necrópolis”. Fue clausurado el 1 de enero de 1882.

Actual

En 1876, Justo Rufino Barrios decidió construir una necrópolis en la parte occidental de la capital, en el potrero de García o de Los Guayabales, propiedad de Manuel Larrave.
El agrimensor Alejandro Prieto trazó el terreno en forma de damero. El edificio principal fue diseñado por el constructor Luis Monzón, e incluía un elegante salón de duelo —para velatorios— y otro para depósito de cadáveres, que actualmente son usados como capilla y oficinas administrativas, respectivamente.
El primer enterramiento registrado fue el de lgnacio Zamora, de 38 años, originario de Sololá, el 1 de julio de 1881.
El cementerio consta de 24 bloques para sepultura, más el cuadro de Los Cerritos, montículos prehispánicos habitados por grupos mayas del 1000 a. C. al 100 d. C. que mantenían comunicación con Kaminaljuyú.
Se calcula que en ese camposanto están enterradas 200 mil personas, y “aún hay espacio suficiente para atender cualquier emergencia”, según Luis Guevara, asesor jurídico del lugar.

Con información del libro: Historia, arte y tradición oral en el Cementerio General novoguatemalense. Digi, Usac.

(Foto Prensa Libre: Cortesía Museo Nacional de Historia de Guatemala)

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(Foto Prensa Libre: Cortesía Museo Nacional de Historia de Guatemala).

(Foto Prensa Libre: Cortesía Museo Nacional de Historia de Guatemala).

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