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El movimiento #MeToo rompe la ley del silencio

La ley del silencio sobre el acoso sexual se rompió con el movimiento #MeToo (yo también), que abrió la espita de las denuncias en el mundo del espectáculo, pero también en otros ámbitos.

El movimiento #MeToo nació a raíz de denuncias de acoso sexual, el hashtag es utilizado por miles de mujeres de todo el mundo, y han llenado las redes sociales de relatos y denuncias de los abusos sexuales que han sufrido.(Foto Prensa Libre: AFP)

El movimiento #MeToo nació a raíz de denuncias de acoso sexual, el hashtag es utilizado por miles de mujeres de todo el mundo, y han llenado las redes sociales de relatos y denuncias de los abusos sexuales que han sufrido.(Foto Prensa Libre: AFP)

De la urgencia de acabar con el acoso sexual en el entorno laboral, pero también en la vida en general, se habló en “Alzando la voz contra lo inaceptable”, un debate organizado en la Eurocámara por el Día Internacional de Mujer.


El eurodiputado socialista francés Edouard Martin llegó incluso a pedir una auditoría externa en el Parlamento Europeo (PE), donde este jueves el sindicato de asistentes de los miembros de esta institución europea convocó una concentración para exigir medidas contra el acoso, como formación obligatoria para garantizar la dignidad en el trabajo.
Martin, un sindicalista metalúrgico de origen español, fue uno de los eurodiputados que impulsaron la rápida aprobación de una resolución por el PE el 26 de octubre pasado que instaba a investigar “con urgencia y exahustivamente” los casos de abusos en su seno denunciados por medios de comunicación europeos.

Esa resolución, que salió adelante con 580 votos a favor, 10 en contra y 27 abstenciones, también instaba a la Comisión Europea a elaborar una estrategia integral contra la violencia de género.
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“Hay acoso en el Parlamento Europeo. Somos un reflejo de la sociedad, aquí hay de todo”, dijo Martin, quien abogó por que se castigue “sin miramientos” a los culpables y se apliquen medidas.
La semana que viene se va a debatir en la mesa del PE una propuesta para que haya cursos obligatorios de formación a los eurodiputados, que se incluya a los becarios y que pueda haber agentes externos (psicólogos, médicos y abogados), pero no hay acuerdo, dijo a Efe la actual portavoz de igualdad de los socialistas europeos, la eurodiputada española Iratxe García.
“Pero esto no es algo distinto a lo que pueda ocurrir fuera, en una fábrica, en la universidad o en cualquier departamento de una empresa”, advirtió García, al poner el acento en el abuso de poder.
El acoso sexual era un secreto a voces en la industria cinematográfica hasta que un grupo de actrices decidió romperlo en otoño pasado y nació el poderoso movimiento #MeToo, al que han seguido La Caja de Pandora en España, #denoncetonporc en Francia o #ÃäÇ_ßãÇä (“yo también”) entre las mujeres árabes.
Tras el cine, el escándalo de los abusos salpicó al mundo de la ayuda humanitaria, recordó en el debate en el PE la fundadora de la oenegé alemana “Terre de Femmes”, Inge Bell, que señaló con el dedo a Oxfam, Unicef, Médicos del Mundo o la Cruz Roja.

Ella descubrió esa realidad hace 18 años siendo corresponsal de guerra en los Balcanes con las oenegés y los cascos azules de la ONU, y aunque lo denunció, las autoridades alemanas de la época lo negaron, relató Bell, lo que le llevó a fundar “Terre de Femmes”.
“Depende de cada uno de nosotros identificar, hacer preguntas y denunciar”, instó, al tiempo que reclamó también prestar atención a la violencia doméstica, la brecha salarial y la desigualdad.
Al final todo tiene que ver con las estructuras de poder, apuntó la periodista y fundadora en 2012 de la plataforma holandesa vileine.com, Hadjar Benmiloud, ya que la sociedad está “dominada por hombres mayores y blancos interesados solo por el dinero”.
En su plataforma escriben “mujeres inteligentes” que identifican “estructuras de poder” en todo el mundo y que “permean la sociedad”.
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Tras el #MeToo, Benmiloud sostiene que las mujeres “podemos decidir lo que es aceptable y lo que no” y luchar contra la “masculinidad tóxica”, pero también por la “igualdad económica, sociológica y educativa”.
“El periodismo y feminismo se tienen que redefinir, acelerar el cambio con la perspectiva feminista y crear corriente de opinión fuera de las estructuras de poder”, instó Benmiloud.
Cambiar estereotipos, ofrecer ejemplos inspiradores de mujeres en los medios de comunicación, fomentar la presencia femenina en los empleos científicos y tecnológicos, y dar la batalla por los puestos directivos sin complejos fueron algunas recomendaciones que salieron del seminario en el PE “El empoderamiento de las mujeres y niñas en los medios de comunicación e internet: clave para el futuro”.

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