Se calcula que cada rayo mide unos 5 kilómetros de longitud por solo 1 centímetro de anchura, y descarga entre mil y 10 mil millones de joules (unidad utilizada para medir energía) con una corriente de hasta 200 mil amperios y 100 millones de voltios. El aire circundante puede alcanzar temperaturas de 20 mil ºC, más de tres veces la de la superficie del Sol, que ronda los 6 mil ºC. Por eso los rayos son tan letales.
El proceso de formación de rayos en la atmósfera es complejo. Se trata de una descomunal descarga eléctrica que se produce cuando el movimiento ascendente y descendente del aire dentro de un cumulonimbo –la nube de tormenta– crea dos zonas de potencial eléctrico opuesto: en la parte superior de la nube se acumulan las partículas con carga positiva y en la parte baja, las negativas. Cuando la separación entre unas y otras es muy grande, se produce el rayo en el interior de la nube, entre nubes distintas o entre la nube y la tierra. La mayoría de las descargas eléctricas que se generan en una tormenta no llegan a la superficie terrestre.
Fuente: muyintersante.es