¡Habemus Papam!: Fieles celebran la elección del papa León XIV, el nuevo sucesor de San Pedro
Los 133 cardenales han elegido al papa número 267 en una de las elecciones más rápidas de la historia de la Iglesia, y miles de fieles se reúnen alrededor de la Plaza de San Pedro para celebrar el humo blanco.

El nombre escogido por León XIV anuncia la "marca social" de su pontificado. (Foto Prensa Libre: AFP)
Llantos, abrazos, gritos y celebraciones son algunas de las expresiones de alegría de los fieles alrededor del mundo que celebran la elección del nuevo papa.
El humo blanco, seguido del repique de las campanas de la Iglesia, anuncia que los 133 cardenales llegaron a un consenso y escogieron al papa número 267 en una de las elecciones más rápidas en la historia de la Iglesia.
El anuncio desató una ola de alegría entre las miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro del Vaticano, donde se aguardó con entusiasmo la revelación de quién ocuparía el lugar del último papa, el argentino Jorge Bergoglio.
Fue el cardenal estadounidense Robert F. Prevost, bajo el nombre de papa León XIV, el elegido para guiar a la Iglesia católica.
“La paz esté con todos ustedes”, fueron las palabras que el nuevo pontífice pronunció al salir al balcón y las reacciones no se hicieron esperar. En Roma, las calles se llenaron de peregrinos que, entre lágrimas y cánticos, celebraron al nuevo líder espiritual. Familias enteras se abrazaron, algunas ondeando banderas de sus países de origen, mientras otros rezaban en silencio, agradeciendo por el nuevo guía.
La muchedumbre, entre fieles, peregrinos y muchos curiosos y turistas de paso por Roma, se concentra en la plaza vaticana, en un área controlado por un fuerte protocolo de seguridad.
"Dios nos ama a todos incondicionalmente", continuó en su discurso, el nuevo papa quien destacó el legado de su antecesor, Francisco, al que agradeció profundamente. Además pidió a los fieles "construir puentes de paz" con el objetivo también de buscar la justicia e invitó a hacerlo sin miedo y animó a caminar "unidos, de la mano", con la premisa de que "el mal no prevalecerá".