Después de tantos años de pantalón chinos, camisas oxford y líneas amplias, hoy se demanda sastrería tradicional, elegancia, confort y volúmenes contenidos, así como pantalones ceñidos y chaquetas talladas.
Y a juzgar por lo presentado por más de mil marcas en la Fortezza da Basso, el hombre rompe con los repetitivos cánones del estilo casual y se sube al carro de las líneas clásicas y ejecutivas confeccionadas con materiales ricos y nobles, como la lana, la franela o la cachemira.
Impecables trajes de chaqueta, pantalones de pinzas, chaquetas de dos botones, chalecos, abrigos rectos, sudaderos de pico y camisas con cuello de corbata son las prendas que necesita el hombre para configurar su nuevo armario urbano.
Un armario que acoge prendas ligeras y de calidad que permiten al hombre vestir como un auténtico gentleman. Siguiendo esta estela, la firma Lardini muestra una soberbia sastrería clásica, pero con patrones renovados y más ceñidos, que perfilan y dibujan la anatomía masculina.
Para el hombre que gusta mezclar la elegancia con un guiño más trasgresor e irónico, la firma Piero Guidi propone un nuevo concepto en el que mezcla los estilos business, el boho y el country, una moda pensada para los más jóvenes y modernos.
Más románticas y envueltas en la atmósfera de Sherlock Holmes son algunas piezas con acento británico, entre ellas chaquetas y pantalones de cuadros en tonos verdes y azules o rojos y blancos, modelos que en ocasiones se conjuntan con cálidos chalecos de lana estampados con rombos o formas geométricas.
También urbana es la firma Peuterey, que muestra su lado más cálido con prendas de abrigo de corte más informal y juvenil, realzadas con apuntes de piel y cómodas cremalleras.
Los complementos adquieren un papel secundario pero importante. “Son el sello que marcan la diferencia”, explicó el diseñador de sombreros belga, Geoffroy Moreels, que presentó en la feria una colección de sombreros fabricados en Sevilla, España.
“Son piezas muy especiales, realizadas artesanalmente con piel curtida de conejo o castor”, explicó Moreels, quien adorna las piezas con divertidos piercing y bandas repletas de bolitas y abalorios de cientos de colores.
Los clásicos paraguas se actualizan gracias a originales empuñaduras que recrean calaveras, linces, serpientes, caballos o panteras, realizadas en maderas tan exclusivas como el ébano. La afamada firma Pasotti Ombrelli recurre a los cristales y el marfil para tallar soberbios mangos.
Aunque las corbatas continúan siendo el complemento básico del hombre, las de mariposa, toman los mandos para adornar camisas. De cuadros, rayas o lisas adornadas con tachuelas, estas coquetas lazadas, de la mano de la firma Cor sine labe doli, dan un paso más y se fabrican en cerámica para instalarse en el cuello del hombre a modo de collar.
Junto a estos complementos, también llaman la atención los calcetines, que además de abrigar y evitar rozaduras en los pies, se convierten en una prenda imprescindible para realzar el estilismo, que se logra con pantalones de canutillo muy cortos.
Así, mientras la firma Bresciani recrea el teclado de un piano o unas partituras de música, la empresa Gallo apuesta por medias personalizadas con luces led que recorren la pierna desde la rodilla hasta el tobillo, un divertida forma de iluminar el camino.
Los relojes de bolsillo, los foulares, los pañuelos para la bolsa del pecho del saco y chaqueta, las boinas y los bolsos de mano son el broche de oro de un estilismo urbano y cosmopolita.